Editorial
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La sociedad es más demandante y más exigente, pero los gobiernos se han vuelto más reticentes a publicar en sus páginas de internet la información acerca de todos estos asuntos.
La credibilidad en los políticos, en los gobiernos, ha sufrido un descenso constante desde hace muchos años. Cada vez son menos los ciudadanos que confían en las autoridades, que les creen lo que dicen.
La opacidad reina en el mundo de la política. Son escasos los gobernantes que entienden a plenitud la obligación de informar a cabalidad a la sociedad de todo cuanto hacen. Son menos los que entienden que mientras más información tenga una sociedad, mejor percepción tendrá de las acciones de gobierno y, también, menor entenderá por qué se llevó a cabo tal o cual obra o, incluso, por qué no puede realizarse ni en el tiempo, ni con el costo deseable.
La transparencia es vista por muchos políticos como una espada de Damocles que puede caer sobre su débil cuello en cualquier momento, pero son incapaces de comprender la gran ventaja que tiene informar oportuna y ampliamente a la sociedad en general de los actos del ayuntamiento, del gobierno del estado o del federal.
Hay políticos que han entendido esto y lo han llevado al nivel, por citar sólo un ejemplo, de hacer pública su declaración patrimonial, lo que les ha valido el reconocimiento de la sociedad.
Saber qué posee un político, un servidor público al tomar una responsabilidad oficial, puede servir para saber cuánto tiene al cumplir el periodo para el que fue electo o, en su caso, cuando sea removido del cargo administrativo que ostenta.
De esta manera, puede saberse si el incremento en su fortuna personal y familiar está en concordancia con los ingresos tenidos durante el tiempo que ocupó cargos públicos.
El gobernador Mario Anguiano lo ha hecho desde hace muchos años. Ha mostrado sus declaraciones públicas y por ello muchos pudimos enterarnos cuánto tiene, cuánto debe y a quiénes.
Transparencia y congruencia son más que dos palabras. Como la democracia, deben ser una forma de vida.
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