Editorial
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Mucho escándalo mediático han causado las acciones y las declaraciones del diputado Nicolás Contreras Cortez, miembro de la fracción legislativa del Partido Nueva Alianza en el congreso local.
Desde el inicio de su gestión mostró su inconformidad por no haber ocupado la presidencia de una de las 15 comisiones que había entonces. Ahora, tras la reforma hecha a la ley correspondiente y a su reglamento, Nicolás preside la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación Gubernamental y es secretario de las comisiones de Trabajo y Previsión Social, y de la de Derechos Humanos y Atención al Migrante.
Su posición ha sido la de criticar mucho de lo hecho en el gobierno de quien fue su principal impulsor político, Silverio Cavazos Cevallos. Lo hizo desde el momento mismo de su toma de posesión y lo ha seguido haciendo durante los siete meses y medio que lleva en su ejercicio como legislador.
Algunas de sus propuestas de reforma han sido francamente triviales, como la de regular el asunto de los préstamos económicos realizados y que, en caso de que le deudor no pagara, dejaran de hacerse efectivas las garantías inmobiliarias entregadas para obtener el préstamo.
Pero en la mayoría de las ocasiones sus posiciones han respondido a la coyuntura para aprovechar el impulso y posicionarse en los medios electrónicos.
Nicolás Contreras sabe que cuando fue secretario general de la Sección 39 del SNTE y regidor del ayuntamiento de Colima, violó flagrantemente los estatutos de ese sindicato que expresamente prohíben que un dirigente sindical pueda ocupar, de manera simultánea, un cargo de elección popular.
Esta marca una gran distancia entre las palabras y los hechos del diputado Nicolás Contreras Cortez.
Solicitar que los actos de los funcionarios se ajusten a la ley es una responsabilidad de todos los ciudadanos, se ocupe o no una posición de elección popular o se tenga un cargo en la administración pública.
Como diputado, está obligado a cumplir y hacer cumplir las leyes que rigen nuestra vida en sociedad. La incongruencia está entre lo que dice, lo que pregona y lo que en realidad hace.
Nicolás Contreras Cortez es el ejemplo claro del político que busca más el lucimiento personal, que beneficios reales para sus representados.
Y usted, amable radioescucha, ¿qué opina al respecto?
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