El presidente de la república tiene problemas serios para concluir su cuatro año de gobierno. Perdido entre tantas decisiones equivocadas, desalentado, rebasado por las circunstancias, muchas de ellas por él mismo creadas, vaga por el país sin saber a dónde lleva a la nación.
Capitán formal de la nave llamada México, sin experiencia en gobernar, ni en administrar, aunque sí en polemizar desde el cómodo reducto de la oposición, Felipe Calderón Hinojosa es el presidente más incapacitado que hemos tenido en los 30 años para el ejercicio efectivo del ejecutivo.
Los hechos cotidianos prueban mi dicho.
Este es un país que se ha ido desmoronando a pedazos y Calderón tiene la triste fama de ser el sepulturero de nuestro sistema político.
Ha hecho todo lo posible, y mucho de lo que se creía que era imposible, para terminar con este sistema político que tanto había durado y tanto había aguantado. Ha terminado con la credibilidad en las instituciones, en los pactos políticos, en el cumplimiento de los compromisos contraídos. Su enorme, asombrosa, capacidad para cometer yerros y hacer desfiguros lo tienen al borde del abismo.
Ante una posición fortalecida del PRI, tras las elecciones de mitad de sexenio, Calderón Hinojosa decidió romper con quien hasta ese momento había sido un excelente aliado en el congreso, lo que le había permitido no sólo sacar algunas de las reformas impulsadas por su gobierno, sino, lo más importante, tomar posesión el uno de diciembre de 2006.
Esta decisión, romper con el PRI, ha sido desastrosa, pero no sólo para el presidente Calderón y su partido, sino para todo el país. Las consecuencias han sido graves, pues, de manera evidente, el actual gobierno federal tendrá serios problemas para pasar cualquier reforma por el poder legislativo, una de cuyas cámaras, la de diputados, es controlada por el PRI.
Ya en alguna ocasión anterior dije que Felipe Calderón Hinojosa, presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, suele ser un tipo “echado pa’delante”, que “enfrenta” los problemas con valor, que es “entrón”, pero que también lo hace sin estrategia, o, peor aún, con la estrategia equivocada.
Pregunto y me pregunto: ¿podría haber habido peor momento para romper, de la manera tan absurda y poco inteligente como lo hizo, su alianza con el PRI? ¿De veras creyó Calderón Hinojosa que su alianza con el PRD en elecciones locales le produciría algo más que cuchufletas?
Felipe Calderón está metido en una dinámica de enfrentamiento y no se ve cómo pueda salir de ella con un mínimo de pérdidas. Hasta hoy, casi nada le ha salido bien, casi nada.
Hasta hoy, juzgados sus casi cuatro años de permanencia como presidente de este país, podemos decir que en lo único que ha tenido un éxito total y absoluto es en conducir la nave llamada México rumbo al carajo.
Las procelosas aguas donde ha navegado, la mayoría de las ocasiones por decisión propia, lo han convertido en un gobernante disminuido, a quien la tensión y el pánico se le notan en el rostro, en el terrible envejecimiento que ha sufrido en menos de cuatro años.
La suya no ha sido una presidencia feliz, que le haya producido a los mexicanos, y a él mismo, más días de alegría que de dolor y pena.
Con Felipe Calderón, hemos vivido en la tensión, en la crispación cotidiana, en el desempleo, la batalla cotidiana contra el narcotráfico –que se ha convertido en la peor pesadilla de Calderón y sus adláteres- que ha mostrado la incapacidad gubernamental para poner de su lado a la población. El rechazo popular es mayor a la aceptación de la lucha y, sobre todo, se ha evidenciado el distanciamiento entre la mayoría de los mexicanos y su presidente.
Más allá de partidos, más allá de filias y fobias, Calderón Hinojosa ha visto que, hasta hoy, su círculo de amigos no le ha servido para gobernar y ni siquiera para tener el control de su propio partido, su propia bancada en el congreso federal.
Este es el triste sino de Felipe Calderón Hinojosa, aunque la verdaderamente triste historia es la del resto de los mexicanos, que debemos esperar a que termine este calamitoso sexenio.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Las encuestas iniciales en Veracruz, dan al PRI una ventaja de casi dos a uno sobre el PAN. Es evidente que Miguel Angel Yunes Linares, candidato del PAN, tiene el rechazo de la población en general y, sobre todo, de los propios panistas.
2. El gobernador Mario Anguiano Moreno fue muy claro al señalar que el nombramiento de Oscar Zurroza Barreda como coordinador general de asesores y del gabinete, se apega de manera puntual a lo señalado en la Ley Orgánica de la Administración Pública.
El decreto emitido el 8 de noviembre del año 2003 por el Gobernador del Estado, y en particular el Artículo 9 de ese decreto, fracción segunda, se precisa que una de las funciones del Coordinador General de Asesores es apoyar en el proceso de toma de decisiones de las distintas dependencias, cuando el titular del Ejecutivo así lo instruya.
Así, esa facultad de coordinar a los secretarios y al gabinete en general, ya está establecida en la Ley Orgánica, lo único que se hizo fue cambiarle el nombre a la dependencia, al agregarle tres palabras: “y de Gabinete”, pero ajustándose a las funciones que se le señalan en el decreto del 8 de noviembre de 2003.
De esta manera, el gobernador del estado desmintió de manera tajante y objetiva a quienes aseguraban que el nombramiento de Oscar Zurroza Barreda como Coordinador General de Asesores y del Gabinete, estaba al margen de la ley y, en consecuencia, sus acciones carecían de sustento legal.
No era una acusación menor, por eso, fue bueno que el gobernador saliera al paso y desmintiera esta información falsa, difundida con el propósito de provocar confusión y daño.
3. Cuando era niño, me dijeron que cualquiera podía llegar a ser presidente; ahora estoy comenzando a creerlo. Clarence Darrow
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