Editorial
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Las delegaciones estatales de las dependencias federales fueron concebidas para facilitar los servicios que dichas dependencias prestan a la población y para facilitar que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan.
De esta manera, como parte de una desconcentración y descentralización administrativa, iniciada en la década de los 70, las entidades vieron crecer oficinas y más oficinas, principalmente en las capitales de los estados y algunas en las zonas portuarias, debido a sus funciones específicas.
Una de las más importantes Secretarías es la de Comunicaciones y Transportes y lo es por lo amplio de sus funciones y porque abarca todo el territorio estatal en varios aspectos.
El delegado de la SCT tiene una enorme responsabilidad al frente y está obligado a cumplir sus funciones en beneficio de los habitantes del estado y, por supuesto, de México.
Como es de conocimiento público, la corrupción es uno de los grandes males que aquejan a nuestro país y, por desgracia, no se ve cómo pueda ser erradicada si quienes tienen responsabilidades públicas son los primeros en aprovecharse de ella para enriquecerse de manera ilícita.
En Colima hay evidencias de que el delegado de la SCT, o director del Centro SCT en Colima, Rogelio Sahagún Ontiveros, ha dejado de cumplir a cabalidad con su responsabilidad como servidor público y ello ha devenido no sólo en el incumplimiento de sus obligaciones públicas, sino que, para desgracia de muchas familias, ha ocasionado la pérdida de vidas humanas y de bienes patrimoniales de los usuarios del tramo de la autopista que va de la caseta de Cuyutlán a Manzanillo.
Los remedos de entronque que existen en este tramo carretero, así como los que a ciencia y paciencia del señor Sahagún Ontiveros funcionan desde hace tiempo en el libramiento de Manzanillo y en la zona del aeropuerto Playa de Oro, son una muestra clara de ello.
Todo esto ocurre a ciencia y paciencia del responsable en la entidad del Centro SCT en Colima, el señor Rogelio Sahagún Ontiveros, quien no se ha ocupado de solucionar estos y otros asuntos de su competencia.
Por ello, en Grupo Radiorama nos preguntamos: ¿a qué se debe la actitud del Director del Centro SCT Colima, a la indolencia, a la complicidad o, lo que sería peor, a la ignorancia de lo que ocurre en la dependencia a su cargo?
¿Usted qué opina, amable auditorio?
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