PRI, Reflexión y Concordia

Editorial

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El sábado fue presentado el Plan Estatal de Desarrollo a los miembros del consejo político estatal priista.

Como partido en el gobierno, resulta normal que los funcionarios expliquen a los priistas qué se pretende hacer, cómo se pretende hacer, dónde se pretende hacer y cuándo se pretende hacer algo en beneficio de los colimenses.

Este es un momento especial para los priistas de Colima y de todo el país. Según las encuestas conocidas, con excepción de Oaxaca y Tlaxcala, en todos los demás estados donde se elegirá gobernador, el PRI lleva ventaja.

Por eso, el acto del sábado debe enseñar a los priistas que deben escuchar la voz de quienes dejan el aplauso en receso para poner en juego la reflexión.

Lo que allí se dijo en voz alta no hace sino reproducir, en mayor o menor medida, lo que dicen los militantes siempre y en todas partes, en voz baja o a media voz. Ellos esperan que su partido reconozca y asuma sus necesidades y problemas y promueva y lleve a cabo las soluciones requeridas. En fin, esperan que haga lo que debe hacer un partido político con principios claros, compromisos ciertos y voluntad resuelta.

Quienes participan en este género de reuniones, no pueden pretender que sus diagnósticos y propuestas prevalezcan a toda costa. Ni querer que unos dogmas, nuevos o viejos, ocupen el lugar que ocupan otros dogmas, aparentemente nuevos, pero en realidad antiguos. Deben aspirar, en cambio, a que no haya dogmas de ningún género y a que sus puntos de vista se oigan y se escuchen, se analicen y se debatan en la honrada reflexión de sus correligionarios.

La única forma de hacerlo bien es oír, atender, secundar las exigencias del pueblo; hacer de ellas bandera de partido y de gobierno. Si el partido asume esa determinación, desde ahora podría colocarse en el rumbo debido para emprender la dura prueba que afrontará en el 2012.

Finalmente, sólo quiero recordar un hecho real, concreto, los adversarios están fuera, frente a ellos, no dentro del PRI ni a su lado.

Deben cuidarse de echar de su lado, sólo por pensar distinto, a quienes hoy detentan el poder.

No deben cometer nuevamente ese error. El costo sería altísimo.

Y usted, amable radioescucha, ¿Qué opina al respecto?