Editorial
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La iniciativa de una policía única en los estados al desaparecer las corporaciones policiacas municipales, se ha convertido en una iniciativa cuestionada, severamente cuestionada por casi todos los actores.
Mire usted: hay un dicho popular que explica buena parte de este asunto. El dicho es: el que paga manda.
Me explico: hoy, en Colima tenemos nueve policías municipales porque el ayuntamiento de Colima carece de esa fuerza. Los ayuntamientos destinan buena parte de los recursos para cubrir los salarios, los combustibles, el mantenimiento de los vehículos, armas, oficinas y un largo etcétera que implica todos los gastos de operación de este cuerpo de seguridad pública.
Ahora bien, si desaparecen las fuerzas policiacas municipales y se crea un solo cuerpo estatal, hay dos opciones: se incorpora a los actuales policías municipales, por lo menos a la mayoría, o se les da de baja con las consiguientes indemnizaciones que dejarían en la ruina a la mayoría de los municipios.
Porque no les pueden quitar a los ayuntamientos los recursos que en la actualidad destinan, precisamente, al sostenimiento de sus fuerzas de seguridad.
Tal vez tendría que hacerse un proceso inverso al realizado por el gobierno del estado cuando trasladó a los municipios las funciones de regular la vialidad y, al mismo tiempo, se comprometió a pagar la parte proporcional de las pensiones o jubilaciones de los trabajadores de esa dependencia.
No hay dinero suficiente para crear un nuevo cuerpo estatal, que requeriría, por lo menos, de mil 500 a dos mil elementos, lo que podría significar entre 250 y 300 millones de pesos, sólo en salarios para los miembros de esta policía estatal única.
Habría que pensar en que podría ser mejor que cada municipio consolide y fortalezca su propia policía en razón de las complejidades y de la dimensión de su territorio.
En fin, la propuesta es polémica y habrá que estar al pendiente de su evolución.
Y usted, amable radioescucha, ¿qué opina al respecto?
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