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sábado, septiembre 16, 2000

Regidor y Secuestrador, Solidaridad con Perredistas

La captura y liberación del regidor perredista Jorge Humberto Arellano Amezcua, presunto secuestrador del niño Gilberto Hernández Marías, vecino de Quesería, desató una tormenta tropical donde los compañeros de partido del ahora regidor sin fuero, trataron de batir el agua para llenar de sedimentos a todos. Desde el señalamiento de una campaña de desprestigio en su contra, desde la no menos paranoica tesis de un linchamiento político, hasta la de que la corrupción somos todos, fueron parte de las invocaciones, imprecaciones y exhaltaciones perredistas, tras de haber sido secuestrado y liberado el niño. Un diputado priísta hizo una observación al respecto: los perredistas empiezan a padecer el desprestigio connatural al ejercicio del poder.

El tratamiento en general del asunto en los medios fue en el sentido de repudiar los actos cometidos por un servidor público. Tal reacción fue por la naturaleza de los delitos presuntamente cometidos por el ya regidor sin fuero, quien tal vez ahora ande huyendo en forma desaforada. Pocos, muy pocos, hicieron extensivo a los perredistas o al PRD mismo, la conducta delictiva de uno de sus connotados miembros en el otrora bastión de Arnoldo Vizcaíno: Cuauhtémoc.

Más aún, coincido totalmente con lo escrito por Angel Carrillo Rodríguez en su columna Vertebral, publicada ayer en Diario de Colima, cuando dice lo siguiente: " Que situación tan incómoda para el Partido de la Revolución Democrática; qué terrible que vinculen a una persona con la institución política a la que pertenece; no debería ser así, pero en el juego político hay reglas sucias, cualquier indicio sirve para dar palazos, y palazo dado ni Dios lo quita."

Y el siguiente párrafo también lo comparto: " Un error de nuestra parte sería generalizar y señalar al PRD como una bola de deshonestos; válido sería para el PRI. No es posible pensar que todos los que militan en el PRI o en el PRD son deshonestos porque en sus filas han desfilado delincuentes."

Total y absolutamente de acuerdo con lo expresado con las líneas citas con anterioridad. Sin embargo, para desgracia de millones de priístas, no ha sido ésta la manera de comportarse con muchos de quienes escribimos en los periódicos y revistas. Por el contrario, hemos hecho del PRI sinónimo de corrupción, latrocinio, bajeza, desfachatez y deshonestidad, es decir, hemos juzgado al todo por la parte, para desgracia de los millones y millones de priístas honrados, trabajadores, honestos, con gran capacidad y vocación de servicio, sensibles ante los problemas de la población y sobre todo, dispuestos trabajar para mejorar día con día esta maldita situación tan difícil que vivimos.

No conozco al autodenominado secuestrador, Jorge Arellano Amezcua; sin embargo, entre lo declarado por él se encuentra el hecho de que habría delinquido porque fue amenazado y porque no ganaba lo suficiente. Esto me lleva a preguntar qué es para él lo suficiente, o mejor dicho, suficiente para qué.

De esto démosle el crédito correspondiente al Procurador Antonio Sam López. Nos guste o no su forma de ser, de comportarse o de responder a las preguntas de los periodistas. Estemos o no de acuerdo con su forma de enfrentar las relaciones públicas, digamos sin ambages que en este caso particular, ganó la baza de calle. Más allá de su presunta prepotencia, hubo eficiencia. En la vida, no importan las palabras, porque son los hechos los que cuentan.

Pero la historia no acaba aquí. Si bien ayer se aprobó en el Congreso local el desafuero del regidor perredista, ello no necesariamente significa que ya puede ser reaprehendido, porque aún falta llenar algunos puntos del procedimiento respectivo.

En fin, sólo me resta expresarles a Arnoldo Vizcaíno y al doctor Armando de la Mora, mi solidaridad con ellos en estos momentos de rabia, frustración y vergüenza por las acciones de uno de sus hombres preclaros en Cuauhtémoc.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- Hace 16 años se publicó mi primera colaboración en El Correo de Manzanillo. Escribí entonces acerca de los que, desde mi perspectiva, eran los tres más grandes problemas que padecían los porteños: el servicio de recolección de basura, el abasto de agua potable y el transporte público.

Si hoy escribiera de esos asuntos, la situación sería no sólo similar, sino, incluso, más grave. Hay problemas con el abasto de agua; ello sin hablar de la su calidad. Hay un deficiente servicio de recolección de basura y del transporte público mejor ni hablemos.

2.- Gracias a Dios, terminó el mundial. Terminó bien, con la victoria de Francia.

3.- Un mi amigo formaba parte de la RETA ( Reserva Estatal de Talentos ). Felizmente, hoy parece ver el horizonte con un nuevo ánimo. En esta época de transición, vale la pena recordar esta magnífica estrofa de Guillermina Cuevas:

(…) ¡Ah! cuánto va a cambiar mi vida.

Otra vez recibo un sueldo llano,

Un dinerito para el pan, el azúcar y el café

Y, con un poco de discreción, hasta el tabaco. (…)" Guillermina Cuevas.

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