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martes, septiembre 19, 2000

Ernesto Zedillo y el Control del PRI, ¿lo Dejarán los Priístas?

Cayó Fujimori. Su anunció de que habrá nuevas elecciones en su país y él no se presentará como candidato es un anuncio claro de las presiones que recibió y de los apoyos que dejó de tener, particularmente el del ejército, lo que lo orilló a dejar el poder en breve tiempo.

Su salida era previsible. Era una dictadura real y ejerció el poder en términos absolutos. Disolvió el parlamento, como Hugo Chávez en Venezuela, hasta lograr sus propósitos absolutistas; utilizó en todo momento su evidente popularidad para satanizar a a sus enemigos. Los medios de comunicación fueron importantes en hacer que este “chino” ganase la presidencia a Mario vargas Llosa, un representante de la minoría blanca y rica de Perú.

En México avanzamos en una vía distinta pero no lejana de la peruana. Fox Quezada y los panistas han demostrado ser buenos para el manejo y control mediático. Esta fue la base de su triunfo electoral. Uno de sus grandes méritos fue convertir en éxitos las torpezas y tropiezos de Fox. Su necedad e incapacidad para dar respuestas lógicas y coherentes fue convertida en la famosa frase: hoy, hoy, hoy. Donde se mostraba incapacidad, los asesores señalaban vehemencia; donde estupidez, genialidad; donde irrespeto, coraje para decir las cosas. En fin, cuestiones de manejo de imagen.

Pero un político es mucho más que su imagen. Parafraseando a Borges diríamos que un hombre es algo más que sus palabras, sus hechos... y las imágenes que de él nos muestren sus hacedores.

Vicente Fox Quezada va a recibir la presidencia de la república de manos de un hombre que no sabía que iba a ser presidente...en 1994 , o por lo menos eso pienso. La va a recibir de un tecnócrata, dicho esto con el debido respeto, pero con claridad: la recibirá de un hombre no acostumbrado al ejercicio del poder, ni a la conciliación de intereses, ni a coordinar el trabajo de los demás; un hombre que impuso su voluntad y que su máximo orgullo es haber impuesto a los mexicanos medidas, más que draconianas, duras, injustas, inequitativas. Un hombre que sufrió al ser presidente. Su rostro lo dijo siempre. En suma, un hombre cuyo mayor mérito es su tozudez sín límite. Se dedicó a empobrecernos y lo logró su cometido.

Durante el zedillato hubo un profundo endurecimiento político. De nada valieron los gritos y sombrerazos de algunos. Se impuso la fuerza. A pesar de la declaración de sana distancia con el PRI, ejerció su poder metaconstitucional y mandó llamar a los diputados y senadores priístas para exigirles que aprobaran sin chistar el incremento del 50 por ciento al IVA, que aprobaran el Fobaproa, el rescate carretero y la cancelación de políticas destinadas a apoyar a quienes menos tienen. No había posibilidad de negociar, de llegar a acuerdos, simple y llanamente exigió la sumisión de los priístas, sus presuntos compañeros de partido, y los obligó a mostrar en el congreso federal la capacidad de ignominia de que podían hacer gala los legisladores priístas.

Zedillo forma parte de un grupo que tomó el control de este país en 1982, con Miguel de la Madrid Hurtado y bajo cuyo desempeño el país sde ha caracterizado por tener una anémica actividad económica, fundamentalmente especulativa y una alta concentración de ingresos. Las clases medias han sido reducidas a la pobreza y la desesperanza. La inseguridad pública es una asunto cotidiano en la mayoría de las ciudades de este país.

Si usted lee la ley de Ciclos Sociales del Doctor Sarkar, podría concluir que México se encuentra en una época de transición entre la era de los mercaderes y la de los peones, porque el método predominante para alcanzar metas y objetivos es la acumulación de riquezas y el valor de los individuos se mide por el grosor de sus carteras. NO tiene valor el trabajo para obtener dinero, es más rentable la burla, la estafa y la especulación, mientras profesores y de más intelectuales reciben sueldos muy pobres y tienen condiciones generales de trabajo deprimentes.

En estas condiciones, estamos ante la probabilidad de un shock político de grandes y graves consecuencias para el país. Como a cualquiera le consta, hay una ingobernabilidad creciente, porque el actual gobierno es incapaz de enfrentar y resolver exitosamente los problemas, algunos de los cuales han sido provocados por él mismo.

Tenemos también amenazas graves a la soberanía nacional, pues cada vez vemos con mayor preocupación como desde el extranjero somos presionados porque, ahora que hemos dejado de ser un país antidemocrático por la transición de terciopelo, nos hemos convertido en un país corrupto, violador de los derechos humanos y donde el narcotráfico se has infiltrado hasta los más recónditos cuerpos y organismos de seguridad nacional.

Finalmente, tenemos encima la evidentísima rebelión priísta encabezada –no conducida– por Roberto Madrazo Pintado y sus adláteres, quienes lograron su propósito inicial de posponer la elección de los nuevos dirigentes priístas hasta el uno de diciembre... o después.

Todo lo anterior forma una mezcla explosiva a carta cabal y Zedillo quiere conseguir lo que ningún otro presidente ha tenido jamás: el control total y absoluto del PRI aún después de haber concluido su periodo presidencia y todo para que nada enturbie el sexenio foxista.

Allá los priístas si se dejan.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- . Un lector me envió un e–mail donde establece –medio en chunga, medio en serio– una analogía entre lo que Carlos Vázquez Oldenbourg dice de sí mismo, como representante de la sociedad civil y a quien este columnista ha denominado “Gerente General de la Sociedad Civil de S.A. de C.V.O” y los periodistas, quienes seríamos Comisarios de la Inteligencia, así, con mayúsculas.

No hay tal, los periodistas no somos, lo he dicho antes y lo reitero hoy, poseedores de la verdad, ni absoluta, ni relativa. Algunos, particularmente columnistas y articulistas, expresamos nuestras opiniones a riesgo de que cualquiera nos enmiende la plana si decimos falsedades. A ello estamos expuestos. Reitero: podemos equivocarnos en nuestras afirmaciones, por lo tanto serían falsas, pero lo que no se vale, ni se valdrá, es mentir, es decir, soltar falsedades a sabiendas de que lo son.

En fin, la respuesta ya fue enviada por el mismo medio. Gracias por el envío.

2.- “¿Por qué temen tanto a la palabra abierta?”. Bertolt Brecht

3.- “Prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”.Séneca

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