Editorial
Nuestras Noticias
Los procesos electorales que hay en 15 entidades son los más violentos que haya habido en la historia moderna de este país. Así lo prueban los asesinatos de candidatos a presidentes municipales, a diputados y ahora, del candidato priista a la gubernatura en Tamaulipas.
El presidente ha logrado un rechazo mayoritario de la sociedad a la manera como ha conducido la guerra contra el narcotráfico. Sin una visión de largo alcance, sin estrategia y con tácticas que sólo logran atemorizar a la población y crear un clima de inseguridad e intranquilidad social.
Al insistir en ganar la guerra contra el narcotráfico a balazo limpio, Calderón Hinojosa mostró su cortedad de miras y tuvo que ser el gobierno de Estados Unidos quien lo viniera a sacar de su error y fue a partir de allí cuando se cambio la guerra contra el narcotráfico como tal y se reconvirtió en la lucha por la seguridad pública y nacional.
En narcotráfico ha pasado de ser un asunto policíaco y se inscribe ahora en el marco de la seguridad nacional. El de Felipe Calderón Hinojosa es un gobierno fallido. Total y absolutamente fallido.
Calderón mismo sabe que ha fracasado en sus responsabilidades públicas y ahora, en su más reciente entrevista con dirigentes empresariales, se asumió como un presidente en franco declive y en un tono melodramático, que suena más a farsa que a otra cosa, dijo que él pronto ya no estará en la presidencia, pero que la violencia seguirá.
Mayor descaro y planteamiento de un fracaso rotundo de su actuación no se puede pedir. Tal declaración de Felipe Calderón Hinojosa nos dice exactamente cuál es el balance de su gobierno. Es igual que en el cuento de Tito Monterroso: al concluir su gobierno, la violencia seguía allí.
Con un presidente en declive franco, el peligro es que se olvide por completo de sus responsabilidades oficiales y se dedique, como lo hace ahora, a hacer ganar a su partido en las elecciones locales, a cualquier costo.
Ante su nulidad como presidente de la república, Calderón Hinojosa se asume como el dirigente de su partido, buscando revertir su evidente declive.
Y usted, amable radioescucha, ¿qué opina al respecto?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario