La violencia se ha recrudecido
y ha pasado a ser asunto de todos los días. Más allá de las buenas intenciones,
más allá de los buenos deseos de que la situación mejore, la verdad es que cada
día es peor la situación.
Si bien es en los municipios
de Tecomán y Armería donde la violencia ha llegado a límites inconcebibles, el
asalto al restaurante Las Brasas, el domingo por la noche, es un hecho que
muestra con claridad que actualmente vivimos
en nuestra entidad la peor etapa de la narcoviolencia y la delincuencia organizada,
de que tengamos memoria.
Atacar a los parroquianos de
determinados negocios parece no tener sentido, pero la verdad es que forma
parte de las acciones con los delincuentes demuestran hasta dónde están
dispuestos a llegar.
Ya ha ocurrido en otras
ciudades del país y ahora, por desgracia, esos actos violentos, criminales,
ocurren en la capital de nuestro estado.
La verdad es que no hay
policía que pueda impedir que estos actos ocurran, porque ocurren de improviso
y nada pueden hacer las fuerzas de seguridad, excepto exacerbar las medidas de
seguridad.
También, obvio, resulta
necesaria mayor presencia de la autoridad. Es decir, se requiere que haya una
percepción social de que las fuerzas de
seguridad están haciendo su trabajo y para ello se requiere verlos,
precisamente, trabajando, circulando por las calles.
Asimismo, resulta vital
mejorar los tiempos de reacción para que no vuelva a ocurrir que transcurran varios
minutos antes de que las fuerzas de seguridad y las de auxilio médico acudan al
lugar que se les solicita, sobre todo cuando los hechos ocurrieron a unas pocas
cuadras del hospital regional y del complejo administrativo, donde hay presencia
policiaca.
Si bien, por fortuna, no hubo
muertos producto de la acción criminal en el restaurante Las Brasas, eso no
implica que tales hechos no vuelvan a ocurrir y que las consecuencias sean de
suma gravedad.
La población necesita ver que
sus autoridades se ocupan del problema y que la tarea de preocuparse por la
seguridad pública se la dejan, precisamente, a la población.
No bastan los discursos halagando
a las autoridades o los desplegados donde ciertos abajofirmantes digan que todo
está bien en materia de seguridad. Tampoco bastan los buenos deseos, ni “echarle
ganas”.
Por eso, es tiempo de que las autoridades hagan a un lado los discursos y lleven
a cabo acciones que permitan devolver esa tranquilidad que durante tiempo
caracterizó a Colima.
Es muy bueno, sobresaliente,
que Colima tenga un gobierno que ha logrado llevar a la entidad a planos
internaciones en materia de desregulación y simplificación administrativa, que
incluso pueda aportar software para que dichos programas puedan implantarse en
otros estados, agencias federales y países.
Sin embargo, mejor que eso es
que Colima vuelva a tener la paz y la tranquilidad social que hoy por hoy está
trastocada.
Trascender los discursos,
volver realidad las promesas, eso es algo que muchos queremos.
Tres Comentarios al Margen
1. El asunto de los aspirantes
a magistrados del Tribunal Electoral del Estado empieza a llegar a su clímax.
El diputado perredista Francisco Rodríguez ha hecho una acusación que a primera
vista parece temeraria: la de que uno de los aspirantes, Enoc Morán, habría logrado
una calificación perfecta e el examen porque éste le fue entregado previamente
por quien lo elaboró: Angel Méndez Rivera, quien, según el diputado perredista
Rodríguez, es compañero de trabajo en la Facultad de Derecho, donde Enoc Morán es subdirector, y además socio del
aspirante a magistrado.
Digo que es una acusación
temeraria porque no puede probar su dicho el diputado perredista Francisco Rodríguez.
Puede especular al respecto, pero no puede probar que su afirmación sea cierta.
Pero el asunto se complica
porque el PRI y el PANAL juntos apenas completan 13 votos y se requieren 17, es
decir, mayoría calificada, para aprobar los nombramientos en el Congreso local.
Por desgracia, el diputado no
aporta ningún elemento para sostener sus dichos, todos sus argumentos son
verbales. Por ello, sus acusaciones se diluyen y quedan como muestra de la
libertad que ejercen los diputados locales cotidianamente para sacar de su
ronco pecho cuanta tontería se les ocurra.
Como alguna vez dicen que dijo
Carlos Fuentes de su tocayo Monsiváis: él no es un hombre de ideas, sino de
ocurrencias.
En esas andamos.
2. “En el caso Cassez, las
evidencias comprobaron los errores en los procedimientos, independientemente de
su culpabilidad o no en el delito de secuestro por el que estaba sentenciada a
60 años.” Esto dijo ayer el titular de la PGR sobre el asunto de la francesa
excarcelada por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Eso ocurre
en todos los niveles. No le demos vueltas: los encarcelan hoy y los jueces
deben liberarlos mañana porque no se siguió el procedimiento debido.
3. Me pregunto por qué los que quieren tocar la flauta,
montar a caballo, etcétera, deben trabajar sin cesar para lograrlo, mientras
que otros se improvisan como políticos, sin ninguna preparación. Ikram Antaki
Twitter: @macosta68
1 comentario:
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