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jueves, enero 24, 2013

Violencia, Trascender los Discursos





La violencia se ha recrudecido y ha pasado a ser asunto de todos los días. Más allá de las buenas intenciones, más allá de los buenos deseos de que la situación mejore, la verdad es que cada día es peor la situación.
Si bien es en los municipios de Tecomán y Armería donde la violencia ha llegado a límites inconcebibles, el asalto al restaurante Las Brasas, el domingo por la noche, es un hecho que muestra con claridad que actualmente  vivimos en nuestra entidad la peor etapa de la narcoviolencia y la delincuencia organizada, de que tengamos memoria.
Atacar a los parroquianos de determinados negocios parece no tener sentido, pero la verdad es que forma parte de las acciones con los delincuentes demuestran hasta dónde están dispuestos a llegar.
Ya ha ocurrido en otras ciudades del país y ahora, por desgracia, esos actos violentos, criminales, ocurren en la capital de nuestro estado.
La verdad es que no hay policía que pueda impedir que estos actos ocurran, porque ocurren de improviso y nada pueden hacer las fuerzas de seguridad, excepto exacerbar las medidas de seguridad.
También, obvio, resulta necesaria mayor presencia de la autoridad. Es decir, se requiere que haya una percepción social de que las fuerzas de  seguridad están haciendo su trabajo y para ello se requiere verlos, precisamente, trabajando, circulando por las calles.
Asimismo, resulta vital mejorar los tiempos de reacción para que no vuelva a ocurrir que transcurran varios minutos antes de que las fuerzas de seguridad y las de auxilio médico acudan al lugar que se les solicita, sobre todo cuando los hechos ocurrieron a unas pocas cuadras del hospital regional y del complejo administrativo, donde hay presencia policiaca.
Si bien, por fortuna, no hubo muertos producto de la acción criminal en el restaurante Las Brasas, eso no implica que tales hechos no vuelvan a ocurrir y que las consecuencias sean de suma gravedad.
La población necesita ver que sus autoridades se ocupan del problema y que la tarea de preocuparse por la seguridad pública se la dejan, precisamente, a la población.
No bastan los discursos halagando a las autoridades o los desplegados donde ciertos abajofirmantes digan que todo está bien en materia de seguridad. Tampoco bastan los buenos deseos, ni “echarle ganas”.
Por eso, es tiempo de que las  autoridades hagan a un lado los discursos y lleven a cabo acciones que permitan devolver esa tranquilidad que durante tiempo caracterizó a Colima.
Es muy bueno, sobresaliente, que Colima tenga un gobierno que ha logrado llevar a la entidad a planos internaciones en materia de desregulación y simplificación administrativa, que incluso pueda aportar software para que dichos programas puedan implantarse en otros estados, agencias federales y países.
Sin embargo, mejor que eso es que Colima vuelva a tener la paz y la tranquilidad social que hoy por hoy está trastocada.
Trascender los discursos, volver realidad las promesas, eso es algo que muchos queremos.
Tres Comentarios al Margen
1. El asunto de los aspirantes a magistrados del Tribunal Electoral del Estado empieza a llegar a su clímax. El diputado perredista Francisco Rodríguez ha hecho una acusación que a primera vista parece temeraria: la de que uno de los aspirantes, Enoc Morán, habría logrado una calificación perfecta e el examen porque éste le fue entregado previamente por quien lo elaboró: Angel Méndez Rivera, quien, según el diputado perredista Rodríguez, es compañero de trabajo en la Facultad de Derecho, donde  Enoc Morán es subdirector, y además socio del aspirante a magistrado.
Digo que es una acusación temeraria porque no puede probar su dicho el diputado perredista Francisco Rodríguez. Puede especular al respecto, pero no puede probar que su afirmación sea cierta.
Pero el asunto se complica porque el PRI y el PANAL juntos apenas completan 13 votos y se requieren 17, es decir, mayoría calificada, para aprobar los nombramientos en el Congreso local.
Por desgracia, el diputado no aporta ningún elemento para sostener sus dichos, todos sus argumentos son verbales. Por ello, sus acusaciones se diluyen y quedan como muestra de la libertad que ejercen los diputados locales cotidianamente para sacar de su ronco pecho cuanta tontería se les ocurra.  
Como alguna vez dicen que dijo Carlos Fuentes de su tocayo Monsiváis: él no es un hombre de ideas, sino de ocurrencias.
En esas andamos.
2. “En el caso Cassez, las evidencias comprobaron los errores en los procedimientos, independientemente de su culpabilidad o no en el delito de secuestro por el que estaba sentenciada a 60 años.” Esto dijo ayer el titular de la PGR sobre el asunto de la francesa excarcelada por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Eso ocurre en todos los niveles. No le demos vueltas: los encarcelan hoy y los jueces deben liberarlos mañana porque no se siguió el procedimiento debido.  
3. Me pregunto por qué los que quieren tocar la flauta, montar a caballo, etcétera, deben trabajar sin cesar para lograrlo, mientras que otros se improvisan como políticos, sin ninguna preparación. Ikram Antaki
Twitter: @macosta68

1 comentario:

Anónimo dijo...

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