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martes, enero 29, 2013

Ayuntamientos, Problemas de Fondo



LA función de un buen gobierno es mantener el equilibrio entre los distintos actores sociales. La idea de los gobiernos capaces de hacer todo por sí mismos ha quedado atrás con el agotamiento del Estado de bienestar.
Actualmente, se cuestiona la facultad de cualquier grupo de la sociedad o del gobierno de constituirse en un poder por encima de otros y se demandan cambios en las reglas del juego, es decir, se busca una participación real de la sociedad en la tomas de decisiones.
Por otra parte, las demandas de cambios en las reglas del juego, debemos admitirlo, implican un reparto de las políticas y de las instituciones. Del mismo modo, la forma y el contenido de la participación, de alguna manera delimitan el quiénes deciden y quiénes deben ejecutar o acatar decisiones.
El ejercicio del poder se tergiversó. La burocratización transformó el orden de prioridades; se puso énfasis en las reglas, en la excesiva normatividad, y no en el para qué, para quiénes.
Si se desea una gestión pública capaz de alcanzar los resultados demandados por la sociedad actual, el gobierno debería instrumentar políticas públicas mediante mecanismos multilaterales de decisión. Se dice fácil, pero en la práctica se convierte en un problema serio para los ayuntamientos.
La gestión pública debería ser concebida como un sistema de cooperación social, con mecanismos e instituciones capaces de articular los intereses y la potenciación de capacidades del gobierno y de la sociedad.
Se requiere incrementar la capacidad de gobernar para un mundo cambiante y capacitar, con un contenido ético, a gobernantes y funcionarios públicos.
Lo razonable para la sociedad, el tipo de problemas públicos y la subordinación o preponderancia de la racionalidad a ciertas premisas relevantes para el desarrollo social son conceptos evolutivos en la interacción de las relaciones del Estado y la sociedad, de los gobiernos y la sociedad.
Hoy por hoy, nos encontramos con sociedades y gobiernos con deficientes capacidades para gobernar y se corrobora la ausencia de una teoría general viable para alcanzar un gobierno adecuado.
En esta situación,  mejorar la capacidad y perfil de gobernantes y ciudadanos,  puede contribuir en esta búsqueda de soluciones a los problemas existentes.
El objetivo de mejorar las capacidades de gobierno a partir de las actuales deficiencias para atender las necesidades sociales, permitirá afrontar en mejores condiciones los retos de hoy y del futuro.
Por supuesto, para lograr esto, se requiere tener otra clase de gobernantes y de ciudadanos. Se necesitan ciudadanos dispuestos a participar de verdad en la vida pública de su comunidad, de externar su opinión y de accionar en relación con los problemas de su entorno y esto no va a ocurrir mágicamente de la noche a la mañana.
Es cierto: los habitantes de Lomas Verdes han dado un ejemplo claro, contundente de lo que la construcción de ciudadanía empieza a rendir frutos, pero es un hecho aislado, producto de las circunstancias, no de una acción genérica de la sociedad o del gobierno.
Así, para tener ciudadanos comprometidos con su comunidad, se deben impulsar nuevas formas de participación de la sociedad en la toma de decisiones públicas y en la consulta para el ejercicio de presupuestos participativos. Esta es una acción fundamental: sin ella, sólo habrá los consabidos discursos relativos a la participación social en la planeación del rumbo que una comunidad determinada puede tener.
Este es un camino viable, ya probado una y otra vez en América del Sur, en sitios con peores condiciones a las de Colima. Se puede hacer, se debe hacer. Sin embargo, no sé si los políticos quieran o estén dispuestos realmente no sólo  a propiciar esta participación de la sociedad, sino, en su caso, a respetar su voluntad y a ajustar el ejercicio presupuestal a las decisiones comunitarias.
Pronto veremos qué camino eligen los gobiernos municipales de Colima y que acciones toman las sociedades que habitan esas municipalidades.
Ya veremos.
Tres Comentarios al Margen
1. El puente, se había dicho, estaría en el cruce de Venustiano Carranza con el tercer anillo periférico. Se cambió de lugar y se hace ahora en un lugar donde los usuarios son muy pocos: el dirigente del comité municipal del PRI, Hugo Vázquez Montes, y los escasísimos habitantes de un desarrollo inmobiliario existente donde cierra la Constitución. No hay absolutamente ninguna utilidad social de la obra, ninguna. Es un capricho más  el interés de hacer algún negocio. No hay razón técnica para hacer un puente en esa zona, por lo innecesario que resulta.
En el cruce de Venustiano Carranza el puente es fundamental, no sólo para quienes va al poblado de El Chanal, sino para quienes van al colegio Inglés y a las colonias y asentamientos allí ubicados. Es mucho el tránsito en sentido norte-sur, más el de quienes van a Villa de Alvarez.
El absurdo es que volvieron federal una vía que era intermunicipal. No le demos vuelta. Actuaron, con tal de hacer negocio, a contrario sensu: una vialidad municipal la hicieron carretera federal sin haber una razón técnica que la justificara.
Lo invertido en los puentes y las mil veces que han levantado y destruido la  carpeta asfáltica es dinero echado no a la basura, sino a los bolsillos de corruptos y negligentes funcionarios y constructores. Eso es harto evidente.
Ya se robaron el dinero, porque hacer esa vía federal es un robo en despoblado, y ahora quieren robarle a la gente su derecho a cruzar hacia el norte o hacia la izquierda por la calle Venustiano Carranza, como ha ocurrido desde hace ya muchos años.
En esas andamos.
2. Al parecer, el PAN y el PRI ya negociaron y hoy se elegirá a los magistrados del Tribunal Electoral del Estado de Colima. La negociación es necesaria porque el PRI tiene mayoría relativa, pero dista mucho de los 17 votos necesarios para la aprobación de las propuestas. Esto demuestra que la política sigue siendo de acuerdos, de negociaciones claras, abiertas, legítimas. Eso es bueno.
3. Nuestro futuro no es el regalo de algún redentor ni está en la epopeya de una gran movilización popular. El futuro se escribirá en la discreta activación de sus canales institucionales, en el descubrimiento de un diálogo fructífero, en la eficacia que puede surgir de la negociación. Sólo en las instituciones del pluralismo puede escribirse un futuro de inclusión y de respeto. Jesús Silva Hérzog Márquez
Twitter: @macosta68

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