El 21 de diciembre de 2004, escribí la primera versión de esta colaboración y aun cuando segundas versiones no sirven, según se afirma, intento ver si el asunto mantiene plena vigencia hoy.
HOY deseo hablar de las mujeres y a las mujeres y con las mujeres. Es materia discursiva, aunque esto no sea un discurso político, sino sólo un comentario sobre su actuar en este país.
En todos los ámbitos de la vida nacional, las mujeres han sabido ganar a pulso una creciente y destacada participación que mucho debemos valorar.
No es éste un logro gratuito; por el contrario, lo han conquistado con talento, constancia, capacidad y firmeza de propósitos.
Gracias a su esfuerzo y perseverancia, las mujeres han ganado, en ocasiones incluso contra la voluntad del hombre, el acceso a la educación en todos sus niveles; han logrado incorporar su ímpetu y visión al mundo del trabajo y han podido embona la planeación y formación de la familia, con la aportación de su energía creadora al progreso del país.
En cada avance, las mujeres mexicanas han necesitado batallar y vencer obstáculos, así como avanzar a pesar de encontrar a su paso actitudes de exclusión y aún de agresión.
Los políticos suelen dedicar muchas horas para hablar de las mujeres, no con las mujeres. ¿Hay quien lo dude?
Cuando los políticos quieran realmente ayudar a las mujeres deberán expresar, con entera convicción y con toda determinación, su firme compromiso con ella, pero este compromiso debe estar basado en el reconocimiento a su contribución en la edificación de la grandeza de nuestro municipio, de Colima y de México.
También debe ser un compromiso fundado en la conciencia compartida de los derechos y oportunidades de las mujeres y para ellas; un compromiso inquebrantable, sustentado en el respeto al ejemplo de trabajo, esmero y constancia dado por las mujeres de manera cotidiana.
Para ello, se deben reforzar los programas de capacitación para el trabajo, especialmente diseñados para la mujer, y se debe tener especial cuidado en atender las características particulares de su ubicación geográfica y su condición social.
Asimismo, se debe activar un programa especial de alfabetización orientado a las mujeres campesinas, a las trabajadoras y a las mujeres en condiciones de pobreza y marginalidad.
Un punto prioritario debe ser el mejoramiento de los sistemas de seguridad social para la mujer trabajadora, particularmente en cuanto a la adecuación de los servicios, a su condición femenina y a su entorno laboral y familiar.
De veras, debemos unir esfuerzos para asegurar a las mujeres un trato justo: igualdad de oportunidades de educación, capacitación y empleo, plena equidad en el ejercicio de sus derechos sociales y políticos, aprecio y respaldo efectivo a su papel fundamental en la integración familiar y la formación de los hijos.
Todos hablamos de querer vivir en un México mejor, pero si realmente queremos hacerlo, nuestra obligación es empezar a construirlo desde ahora. Ello sólo puede significar un México donde la mujer tenga un espacio seguro, una oportunidad genuina en la fábrica y el taller, en trabajos dignos en el campo, en la educación de las nuevas generaciones, en la vida pública del país, en el ejercicio profesional y, por supuesto, en la formación de los hijos.
Una clara responsabilidad de nuestra generación consiste en asegurarle a la mujer las oportunidades, el respeto, el aliento y el trato digno, porque les corresponden en justicia, aunque a muchos disguste esta expresión.
Estos esfuerzos deben sentar las bases para, unidos, avanzar hacia un futuro más justo para las mujeres, para avanzar a la consecución de un México más equitativo y más justo para todos.
Ahora, hoy mismo, México necesita, como nunca antes en su historia, de la energía creadora, del talento y la sensibilidad de sus mujeres.
¿Qué podemos hacer para lograrlo, cómo podemos alcanzar este objetivo?
Hoy por hoy, entre todos, sin remilgos, sin demagogia, sin patanerías, es hora de empezar a construir ese México más justo y equitativo para las mujeres, por al hacerlo, al trabajar en busca de ese horizonte, construiremos un país más justo para todos.
¿Es un sueño posible?, ¿es una quimera?
Júzguelo usted, amable lector.
Tres Comentarios al Margen
1. A mi correo electrónico llegó este mensaje a propósito de lo escrito aquí la seman anterior sobre las “calzas” puestas a una de las columnas del Arco Sur, en Colima. Lo transcribo tal cual: “Lo sucedido en el arco sur, no es que las columnas hayan quedado cortas. Lo que pasó, según algunos expertos, es que falló la cimentación. Todo mundo sabe que esa zona es donde confluyen todas las aguas del subsuelo de Colima. Por lo tanto, es un subsuelo totalmente inestable, cosa que los de la SCT no previeron. Por eso, cuando sentaron la trabe, el piso cedió y hubo necesidad de "calzarla". Si eso pasó solamente con colocar la trabe, imagínate lo que pasará cuando pase un tráiler, de esos de doble remolque. El puente, como la catedral de México, se va a ir hundiendo.”. Sin comentarios.
2. El asunto de las parotas tiradas por la empresa Ardica indica cuánta falta hace endurecer las leyes y reglamentos federales, estatales y municipales al respecto. El ayuntamiento de Colima ya hizo su parte, pero la empresa podría librar el asunto con menos de un millón de pesos. El daño ecológico es otro asunto y según parece, las dependencias federales SEMARNAT y PROFEPA no tienen competencia en el asunto, por desgracia.
Dañar el ambiente es un acto criminal. ¿Qué hará el ayuntamiento de Colima? Su límite es la ley, nada más, pero nada menos.
3. Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo. Voltaire
4 comentarios:
Me habría gustado que agregaras algunas notas específicas sobre el apoyo que necesitamos las mujer. Interesante y motivador que fomentes el respeto.
Aqui mas que educar a la mujer, me parece que se le debe de educar al hombre, por que mientras existan machos,no habrá mucho cambio al respecto. Y si, urgen orientaciones donde la mujer sea el blanco, para poder elevar su autoestima, ya que eso es lo que provoca por mucho que una mujer salga adelante. Gracias por compartir tus ideales. Un abrazo.
Felicitaciones.
Me gusta muchísimo que fomentes el respeto por la mas hermosa de la aldea, nada es posible en la actualidad sin la participación colectiva, inclusiva y femenina, los resultados son obvios, los hombres tenemos el mundo de cabeza, mucha fuerza y demasiados títulos, poca delicadeza y cariño, resultante; caos total en todas partes a toda hora, Arriba las mujeres su hora ha llegado.
Martha y Virgilio, agradezco sus comentarios. hablar de las mujeres es fácil. Hablar con mujeres es más complicado. necesitamos cambiar mucho de lo que se hace y, sobre todo, como se hace en relación con las mujeres.
hemos confundido acciones positivas con cuotas en espacios en la administración pública o los cargos de elección popular.
Esto es parte grave del problema y ese nudo debemos desenredar.
Gracias por comentar y un abrazo solidario y afectuoso
Qué bonito pensamiento, si pensamiento porque para que llegue a materializarse se requieren otros años luz. No es que sea pesimista pero dadas las condiciones socioculturales que imperan en el país, donde ya no es posible la educación coordinada entre los docentes y padres de familia del educando. Actualmente dado el deterioro del poder adquisitivo de las familias -excluyendo a las de grandes empresarios por supuesto- la orientación y educación de los jóvenes -gracias a dios no de todos- mexicanos se va dando casi como una causalidad, por eso la consideración a los derechos de la mujer casi no avanza: también es cierto que a pesar de ello, quienes quieran aportarán ese esfuerzo para erradicar ese vicio milenario.
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