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jueves, febrero 10, 2011

Aristegui: Presiones Normales

La situación por la que pasó la periodista Carmen Aristegui es sintomática de lo que acontece en este país. Desde siempre ha habido una relación perversa entre medios y políticos. Hay medios de comunicación que han hecho pública su militancia partidista y otros donde sus directivos o propietarios han ocupado cargos de elección popular o en la administración pública.

Esto pasa tanto a nivel nacional, es decir, con los medios defeños, llamados nacionales, como a nivel local. No son pocas las ocasiones en que hemos sabido que tal o cuál articulista ha dejado un medio determinado no por discrepancia del medio donde colaboraba, sino como resultado de una presión ejercida por un político, un empresario o hasta por un amigo del dueño, que se sintió ofendido porque habrían insultado, lastimado u ofendido a alguien cercano a él.

En mi caso, hace ya muchos años, en 1992, precisamente, tras escribir una columna donde hablaba de los evidentes errores de un alcalde, el director del medio donde entonces colaboraba me dijo que hasta allí llegaba el asunto. No más colaboraciones porque, precisamente, había “lastimado” a un político con el que el dueño del medio se identificaba. Cabe aclarar que el asunto fue planteado de manera clara, rotunda y tajante: no más colaboraciones en mi periódico. Punto.

Por lo demás, me fueron cuestionadas mis amistades, que son las mismas de ahora. Me dio risa el asunto y respondí que si bien él era dueño del medio diario donde escribía, yo era igualmente libre de escoger a mis amigos y de decidir con quién me relaciono.

Terminamos en buenos términos. Cada uno defendió a sus amigos de entonces. Sin embargo, también debo reconocer que mi caso no es el único, ni tampoco fue el primero, en los medios locales.

En este sentido, que alguien de presidencia de la república haya presionado a los gerentes o propietarios de MVS no me resulta algo extraño ni novedoso. Siempre hay estúpidos a quienes les crecen los enanos. Siempre hay un colaborador que de manera oficiosa, y catastrófica, pretende resolver de tajo situaciones como éstas y terminan por convertirlas en graves problemas políticos para su jefe en turno.

Los jefes de prensa suelen ser especialistas en estas tareas. Aquí y en medio mundo se sabe de acciones de esta naturaleza cometidos por jefes de prensa de los tres niveles de gobierno. Desde exigir la nota de ocho columnas, hasta pretender que se suspenda o se despida a alguien incómodo. Antes y ahora.

Pero como no se trata de rasgarse la ropa, ni de ponerse ceniza en el cabello, pregunto y me pregunto: ¿hay quien piense, fundadamente, que crea siquiera, que el cese fue una decisión tomada por la libre y espontánea libertad de los dueños de MVS?, ¿hay quien acepte que nadie, absolutamente nadie del equipo cercano al presidente FECAL tuvo que ver en el asunto?

La respuesta estas interrogantes no importa, porque, de cualquier modo, ya perdieron el presidente y la empresa. Por su parte, Carmen Aristegui ejerció los dos derechos fundamentales del ser humano: el derecho a equivocarse y el derecho a largarse.

Tres Comentarios al Margen

1. El director del Centro SCT, Alfonso Sahagún, sigue en el mismo plan. Su capacidad como hacer las cosas mal está más que probada. No hay un asunto donde intervenga que tenga feliz término o que se resuelva de manera eficiente. Basta ver la larga hilera de cruces que tiene en su agenda profesional.

2. Gonzalo Castañeda volvió a hacer declaraciones a los medios, asunto en le que tiene larga experiencia. El tema es los desalojos de que han sido víctimas presuntos miembros de la Unión Cívica Colimense, dirigida, desde luego, por Chalo Castañeda. Exige, cómo no, solución inmediata para los deudores que representa. Según su propio dicho, las empresas que están quitando su patrimonio a sus representados son: Pendulum, Mueblería Ruiz, Elektra, Coppel, el INFONAVIT y el IVECOL.

Si entiendo, los ahora deudores dejaron de pagar por diversos artículos adquiridos y, en su caso, por las casas que compraron. No pagaron y los acreedores exigieron el pago por los medios legales a su alcance.

Ahora, Chalo Castañeda, fiel a su estilo, pretende que con dinero público, el de nuestros impuestos, se paguen esas deudas.

Como decía mi abuela Doña Salus: así cualquiera compra.

3. Hablar claro es la mejor manera para demostrar que se piensa claro. Ikram Antaki

Macosta68@gmail.com

agendapolitica.blogspot.com

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