El asunto de las pensiones en
Colima es muy complejo. En primer término es necesario plantear la forma tan
desproporcionada en la Ley de Pensiones determina los montos que deben aportar
los ayuntamientos y el poder ejecutivo estatal, por cada uno de sus
trabajadores: el uno por ciento para el poder ejecutivo estatal y el 2.5 para
los ayuntamientos.
¿Cuál es la razón de esta
desproporción, de esta asimétrica situación?
No lo explica la Ley, ni hay
un razonamiento técnico, lógico, jurídico, ni de ninguna especie que lo
explique o justifique siquiera. Simplemente es así y punto. Una imposición de
quien pudo hacer la en su momento: el gobernador en turno.
Así, por disposición legal, lo
que la vuelve obligatoria, cada municipio entrega, o debe hacerlo, cada mes el
2.5 por ciento de su nómina a la Dirección de Pensiones, que es una dependencia
del poder ejecutivo estatal. Esto lo hace durante todo el tiempo que los
trabajadores estén en servicio, activos.
Todo el tiempo.
Cabe destacar que cada
trabajador entera, a su vez, el cinco por ciento de su salario mensual a la
misma Dirección de Pensiones.
¿Qué pasa cuando un trabajador
del ayuntamiento decide pensionarse o jubilarse, según sea el caso?,
simplemente lo informa a su patrón y éste hace los trámites correspondientes,
obtiene el acuerdo del cabildo y pensiona o jubila al trabajador y a partir de
ese momento, ese pago forma parte de la nómina de ese ayuntamiento u organismo
paramunicipal. Todo en orden y paz.
¿Qué pasa con los recursos
aportados por años por los trabajadores y su patrón. Al trabajador, una vez
pensionado o jubilado, le devuelven, eventualmente, lo que tenga en el fondo, menos lo que deba, en su caso, por
algún préstamo recibido y no cubierto en su totalidad al momento de su retiro.
¿Qué pasa con el dinero
aportado por el patrón? Nada, se lo queda el gobierno estatal a través de la
Dirección de Pensiones.
Así, aun cuando parezca
increíble, el poder ejecutivo estatal usa la Ley de Pensiones como si fuera patente
de corso para atracar a los ayuntamientos y quitarles ese 2.5 por ciento
aportado por cada empelado durante sus años de servicio, más el cinco por
ciento enterado por el propio
trabajador.
Los recursos aportados por los
ayuntamientos y los trabajadores, se los queda el poder ejecutivo estatal, lo
que en términos llanos implica que los ayuntamientos financian, subvencionan,
el término es lo de menos, al gobierno estatal en el pago de sus pensionados y
jubilados.
¿Qué han hecho hasta hoy los
ayuntamientos? Callar y aguantar la situación. De cuando en cuando vemos en los
medios declaraciones del director de Pensiones en turno de que tales y cuáles
ayuntamientos “deben” cuotas, aportaciones o como se llamen, pero jamás se ha
dicho hasta hoy, que la Dirección de Pensiones pague la pensión o la jubilación
de algún trabajador.
¿Por qué no se entrega, en su
caso, a los ayuntamientos lo que enteran
como aportación a la Dirección de Pensiones por cada trabajador, ese tan
llevado y traído 2.5 por ciento mensual, más el cinco por ciento aportado por
el trabajador mismo?
¿Por qué ningún diputado ha
hablado de reformar la Ley de Pensiones para terminar con esta expoliación
evidente y lacerante de los ayuntamientos?
Entiendo que los del PRI no lo
hagan, al y fin al cabo, el futuro de sus carreras en la vida pública depende
del gobernador en turno, pero, ¿y los de oposición, particularmente los
panistas?
Hoy, la mira se ha centrado,
tramposamente, en la reducción de los montos a pagar, es decir, en ponerle un
tope a las jubilaciones de los trabajadores que se rigen por la llamada ley
burocrática, que como ya se ha dicho exceptúa a los trabajadores de la Sección
39 del SNTE y a los de salud, por ser federalizados estos últimos y regirse por
la Ley del ISSSTE para todos los efectos legales correspondientes.
Pero no se va a fondo en el
asunto de la reforma a la ley, porque eso implicaría legislar sobre ese 7.5 por
ciento que aportan entre el trabajador y su patrón durante un número
determinado de años y que se lo carrancea el ejecutivo estatal, a través de la
Dirección de Pensiones.
De esta manera, las finanzas
de los municipios terminan siendo expoliadas ruinmente por el poder ejecutivo
estatal, haciendo más crítica y miserable su situación.
Por cierto, el ejecutivo
estatal tiene no menos de 20 años que no entera mes a mes el uno por ciento que
le corresponde poner al fondo por cada trabajador sindicalizado o de confianza
y su argumento es que las pensiones las paga de su nómina, lo que me parece
bien. Sin embargo, e ese mismo sentido, ¿por qué la Dirección de Pensiones, dependiente de la
Secretaría de Administración y Finanzas del poder ejecutivo estatal, exige que
los ayuntamientos pongan su 2.5 por ciento correspondiente, si están en el
mismo caso del ejecutivo estatal?
La respuesta, por sencilla,
directa y clara, se obvia.
Tres Comentarios al Margen
1. Lamento la muerte del
policía en Tecomán, Colima, y que su
compañero haya quedado gravemente herido con tres balazos en el vientre. Sin
embargo, conviene reflexionar sobre este hecho en particular y hacerse algunas
preguntas al respecto: ¿por qué recibió tres balazos e le vientre el segundo
policía?, ¿traía puesto el chaleco o el blindaje de éste fue insuficiente para
contener los disparos?, ¿qué tan cierto es que sólo el 50 por ciento de los policías preventivos estatales
trae arma reglamentaria?
Por otra parte, ¿los policías
de todos los municipios hacen su servicio con el chaleco antibalas puesto?
2. Según Baldomero Díaz
Gaytán, subdirector y editorialista de El Noticiero, el coordinador del PRI
habría estado de acuerdo en que Roberto Regalado e Ignacio Galicia, exdirigente
y dirigente actual de los burócratas manzanillenses, golpearan a Nabor Ochoa López, diputado
federal plurinominal por el Verde y expresidente municipal de Manzanillo. Aquí la cita de lo escrito por el directivo y
editorialista de El Noticiero: “se trataba de un ajuste de cuentas, una
vendetta política de Regalado y Galicia en contra de Nabor Ochoa López.
Bazookazos políticos que obviamente llevaban el visto bueno de Martín Flores,
el actual coordinador de la bancada del tricolor en el Congreso del Estado.”
Fin de la cita.
3.
¿Soy demasiado consciente de la realidad, y los demás viven en un sueño de
idiotas del que no quieren despertar (cosa que no les reprocho), o soy yo el
estúpido que cree ver demasiado, sin ver nada? Emile M Cioran
Twitter: @macosta68
2 comentarios:
El asunto de pensiones es muchísimo más grave de lo que creí
Apreciado Juan K, gracias por comentar la columna y tienes razón. El asunto está muy grave
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