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martes, noviembre 13, 2012

Pensiones en Colima, IV parte



En los últimos meses,  muchos hemos opinado sobre las pensiones en Colima,  pero nadie hace algo concreto. Decir que los diputados pondrán límite a las pensiones otorgadas por el gobierno del estado es demagogia, sólo muestra la ineficiencia gubernamental en el manejo de este asunto.
La declaración del diputado Arturo García Arias de que pondrán un alto a las pensiones "injustas" es otro desaguisado. Yo le preguntaría si una persona que trabajó toda su vida activa, al  llegar el día de su jubilación, tranquilamente el diputado le dice: ¿sabes qué vale?, a partir de mañana, como serás jubilado, tu modo de vida se reducirá a la mitad; comunícaselo a tu familia.
Así, tranquilamente, sólo porque a los diputados y funcionarios encargados de las finanzas del estado se les ocurrió como solución al "problema" de las pensiones. 
Hay quienes hablan de desaparecer la Dirección de Pensiones Civiles del Estado, porque no cumple para lo que fue creada. Otro error: la Dirección de Pensiones no debe desaparecer, sino, por el contrario, debe ser fortalecida para que cumpla cabalmente su propósito.
Es como decir: como el IVECOL no ha cumplido con su función principal, entonces desaparezcámoslo y creemos en su lugar un organismo que sí cumpla. En vez de haber hecho un verdadero análisis del por qué no cumplió IVECOL con su función y obrar en consecuencia. 
Lo que se requiere es una reforma de la Ley de Pensiones Civiles del Estado.
Hace algunos años, la SHCP otorgaba dinero a fondo perdido a quienes reformaran su ley para sanear los organismos estatales de seguridad social. Muchos estados aprovecharon esta oferta.
Colima, no se sabe a ciencia cierta por qué razones, no ha podido o querido hacer el esfuerzo de reformar su ley. Se han hecho estudios actuariales que demuestran la necesidad de hacerlo ante la amenaza de sufrir serios descalabros en las finanzas, tanto estatales como municipales. Pero de ahí no ha pasado la cosa.
La legislatura pasada tuvo como diputados a dos de los líderes más fuertes de los trabajadores del gobierno estatal: los burócratas y los magisteriales. Además, el entonces presidente del PRI, partido con mayoría en el congreso, es el líder moral de los sindicatos de burócratas.
Hubiera sido una magnífica oportunidad para emprender una reforma consensada, que satisficiera a la mayoría, que con una gran voluntad y pensando en el bienestar del gobierno estatal y municipal, garantizare las pensiones para las futuras generaciones. 
La Ley de Pensiones Civiles del Estado crea la Dirección de Pensiones, organismo descentralizado del propio gobierno estatal, es decir, no es una dependencia de la Secretaría de Administración y Finanzas, como se cree erróneamente y fue creada para diversos fines, entre ellos, otorgar las pensiones y jubilaciones al personal sindicalizado o no sindicalizado que pertenezca al sistema.
También dice que, "podrán" pertenecer al mencionado sistema los municipios y demás organismos de la administración paraestatal o paramunicipal. Aquí empieza el primer error, pues no debe ser optativo si se quiere pertenecer o no, sino que debe ser obligatorio.
También es un error considerar a la Dirección de Pensiones y al propio sistema, como caja de ahorros. En realidad, lo que el trabajador y su patrón, ya sea el gobierno estatal o los municipios y organismos adheridos al sistema hacen, es una aportación al patrimonio de la Dirección.
Se trata, pues, de constituir, entre todos, una gran bolsa de donde se paguen las pensiones y jubilaciones. Si en la actualidad no es así, es porque dicha bolsa no se ha consolidado lo suficiente para poder cumplir con su función.
Se debería hacer un estudio de por qué no se ha logrado tal propósito:  ¿acaso las aportaciones del 1% del gobierno del estado, del 2.5% de los municipios y organismos y del 5% de los trabajadores resultan insuficientes?
En otros estados, la aportación del patrón es del 8%, mínimo,  y otro tanto del trabajador.  Esos montos sólo podrán determinarse como resultado de estudios actuariales.
Se dice que la Dirección de Pensiones se queda con el dinero que el trabajador "ahorró" durante su vida activa, y que si esa Dirección no jubila, debería regresar ese dinero.
El artículo 56 de dicha Ley dice lo siguiente: “.- El trabajador que optare por el beneficio de la pensión no tendrá derecho a la devolución del fondo constituido por sus descuentos quincenales.”. Fin de la cita.  
En cambio, si el trabajador es despedido o renuncia antes de cumplir los requisitos para su jubilación, podrá solicitar se le regresen esas cantidades, es decir, el trabajador decide: pensión o dinero aportado. Pero no ambas cosas, pues de otra manera jamás se consolidaría el fondo creado exprofeso.
También se pregunta dónde está el dinero de las aportaciones. Eso lo debe responder quien administra esos recursos, el Director de Pensiones. Que diga, también, cuánto aportan realmente el gobierno del estado, los municipios y los organismos paraestatales y paramunicipales, al sistema de pensiones, pues se dice que estos "pagos" son los que tienen quebrados a los ayuntamientos, principalmente. Es cosa de números, más que de declaraciones. 
Lo que verdaderamente se requiere es hacer un análisis profundo de la Ley de Pensiones, pues cuando se expidió esa ley, hace ya medio siglo, la burocracia no había crecido tanto,  porque en el, había menos secretarías, menos organismos descentralizados. Los diputados eran 7, ahora son 25. Lo mismo el poder judicial, pocos jueces y magistrados.
Pero esa reforma de la ley, debe ser integral, con base en estudios actuariales y en las experiencias exitosas de otros estados.
Una reforma que vea por una solución a largo plazo, que garantice las futuras jubilaciones, que sea justa y equitativa y sobre todo, que éstas sean dignas.
¿Podrán los diputados y el gobierno estatal con estas tareas?
Eso lo veremos usted y yo y lo comentaremos.
Tres Comentarios al Margen
1. He dicho lo que pienso, tal vez no de la mejor manera; seguramente he sido políticamente incorrecto en muchos momentos de mi vida, en la mayoría de ellos.
Así soy. Digo y escribo en los medios lo que pienso, no lo que creo o siento.
Así lo he hecho desde 1982, cuando empecé a escribir en El Correo de Manzanillo.
Por cierto, agradezco a tres amigos que ya no están con nosotros: José Campos Blanco, Miguel de la Mora Anguiano y Marcelino Núñez Alvarez, todo lo que me enseñaron sobre Manzanillo, sobre cómo escribir y sobre la historia de Manzanillo y su gente. Muchas gracias a mis primeros maestros en el oficio de escribir, de participar en los medios de comunicación.
2. Hace muchos años dejé de echarle la culpa a otros -entre ellos y principalísimo, a Dios- y asumí mis responsabilidades por lo hecho y dejado de hacer. No le busquen, si alguien se ha sentido ofendido por algo que dije o hice, lo lamento, pero piensen que, tal vez, mis palabras y mis actos tenían esa intención y por ello llevaban tal tensión.
A veces, sólo a veces, he herido a personas sin desearlo, sin proponérmelo. Eso sí lo lamento. 
Así es la vida. Así la he vivido y así he vivido. De todo lo hecho o dicho,  me asumo como responsable.
3. Que cada quien se contente con lo que es: ¿no es acaso tener predilección por la tortura y la desgracia, querer ser mejor a toda costa? Emile M Cioran
Twitter: @macosta68

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