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viernes, junio 08, 2012

A propósito de la Libertad de Expresión


No hay sociedad democrática sin libertad de expresión y ésta no puede existir si no predomina un marco social de pluralidad y tolerancia, valores democráticos que - es cierto- aún deben consolidarse en nuestro país.   
El acto de informar a través de la palabra oral y escrita es un hecho social inherente al ser humano. El desarrollo de las sociedades está directamente vinculado al desarrollo de su cultura y la cultura no se puede concebir sin la comunicación. La libertad de expresión debe garantizarse en una sociedad que aspira a transitar por el camino de la democracia.
Aquella es un derecho ganado, pero también es una responsabilidad social con la verdad. Es fuente de la palabra, de las ideas, de la razón y del sentido común. La palabra y su manifestación constituyen la forma clara de lo que nosotros somos y de lo que estamos formados.
Han sido los medios de información los depositarios de este imprescindible derecho universal. Su tarea es consubstancial a la libertad de expresión, ellos se han convertido en el vehículo para la manifestación de los diversos sectores sociales. Pero también es verdad que la libertad de expresarse no es patrimonio exclusivo de los periodistas. A través de ellos, el ciudadano busca conocer la verdad de lo que acontece en su entorno, para tener los elementos que le permitan intervenir en los asuntos que le conciernen a la comunidad.
La información es una herramienta útil para la toma de decisiones dentro de un ambiente de democracia. En una sociedad plural y tolerante, sus diferentes elementos se retroalimentan constantemente para ir construyendo o modificando sus estructuras. En tal contexto, los protagonistas son los medios, el gobierno y la sociedad misma.
Los medios de comunicación en México han cumplido un papel central en los tiempos que ahora nos definen, es decir, en la transición a la democracia. El periodismo ha adquirido una importancia creciente para la conformación de una cultura ciudadana. Y, por su parte, los medios se plantean nuevos problemas éticos respecta a su propio quehacer.
En los momentos de cambio y nuevas definiciones políticas, como las que ahora vivimos, la sociedad necesita, más que en otras circunstancias, de la verdad como valor en el periodismo. Así, los medios deben ser interlocutores, no subordinados al poder, en concreto, al poder político.
Los medios de información deben ser un contrapeso, no un espejo o un coro laudatorio del poder.
Hoy, el principal problema ético al cual se enfrenta el periodista es el de impedir que la noticia se vuelva una mercancía, en ponerle freno a lo que alguien llamó el mercantilismo de la información.
La objetividad, la veracidad, la oportunidad y la pluralidad, asociada con el análisis de las causas que originan la información, son la base de un periodismo que abona al terreno de la noticia y el análisis reflexivo, y no, por contraparte, al del escándalo. Es fundamental seguir impulsando una nueva cultura política, en la que prevalezca la confrontación de las ideas y no la guerra de los dicterios. 
La importancia social que tienen hoy los medios de comunicación, ha propiciado intensas discusiones en varios países. En los principales diarios de Estados Unidos, hace tiempo existen instrumentos para una búsqueda de valores éticos como los códigos de la redacción, o los ombusdmen.
En la Comunidad Europea hay una Comisión sobre Políticas de Información y Comunicación, que tiene a la ética periodística entre sus temas de evaluación permanente. En América del Sur comienzan a proliferar instrumentos legales para que, sin demérito de la Libertad de Expresión -así, con mayúsculas-,  los ciudadanos tengan recursos ante los medios.
La sociedad mexicana evoluciona y frente a esos cambios, exige participar en las decisiones de gobierno. Aquí es donde su libertad de expresarse, de debatir, adquiere un valor fundamental en la construcción de una nueva cultura ciudadana.

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