Los números mostrados en el
Programa de Resultados Electorales Preliminares son contundentes: Enrique Peña
Nieto ganó la elección presidencial. Más de tres millones de votos sobre el
segundo lugar, Andrés Manuel López Obrador, muestran la enorme distancia entre
uno y otro. De entrada, es casi 12 veces mayor la ventaja del priista sobre el
candidato de las izquierdas, que la lograda en 2006 por Felipe Calderón
Hinojosa sobre el mismo AMLO.
Más allá de si AMLO decide
reconocer su triunfo o no, resulta muy importante que la diferencia entre el primero y el
segundo lugar sea de más de tres millones de votos. Es un triunfo contundente,
que da certidumbre, que contribuye a fortalecer la decisión tomada por más de
18 millones y medio de mexicanos de mexicanos.
El discurso de la candidata
del PAN, la señora Josefina Vázquez Mota, donde reconoció su derrota y la que
el propio presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa, hizo un par de
horas después, ayudaron a distender la tensión que existía en el ambiente.
Las redes sociales, los sitios
en línea de los medios de comunicación y los propios de los organismos
electorales, estuvieron siempre abiertos y aunque el proceso de carga del PREP
fue lento, permitió ir siguiendo los resultados. La tendencia fue evidente casi
de inmediato. Es cierto: AMLO ganó en varias entidades, pero fue e el DF donde
tuvo dos a uno a EPN, quien no pudo hacer lo mismo en EDOMEX.
Es evidente que hay quienes
aún intentarán hablar de fraude, de manipulación del proceso electoral, de la
compra de votos, de todo lo imaginable y de todo lo que se ha acusado antes.
Han sido tan recurrentes, tan obvios, tan sin sentido los insultos, los mitos y
las leyendas urbanas creadas acerca de los resultados.
Pero hay un hecho en le que
muchos hemos insistido, e incluso, trabajado un poco sobre ello: las encuestas.
Es evidente que las empresas encuestadoras, en términos generales, sufrieron un
serio revés con le proceso electoral de este año. La diferencia entre la última
encuestada publicada y los resultados oficiales es enorme. ¿Qué pasó?
Desde mi punto de vista, el
problema reside en la fórmula aplicada hasta hoy para la asignación de los
indecisos a cada uno de los participantes. Insisto: éste es uno de los puntos
que más dolor de cabeza dan a los encuestadores. Es la principal razón por la
que sus estudios suelen distanciarse tanto de los resultados oficiales: la
distribución de los indecisos.
Este es un hecho que se hizo
evidente en Michoacán en noviembre de 2011, cuando una encuestadora regional,
Proyecta, en su último trabajo publicado aseveró que el candidato del PRI,
Fausto Vallejo, tenía una ventaja de 2.5 puntos porcentuales sobre el segundo
lugar, la señora Luisa María Calderón Hinojosa, la famosa Cocoa.
Sin excepción, todas las
encuestadoras “de renombre” daban entre
3 y cinco puntos porcentuales de ventaja a la candidata del PAN, Cocoa
Calderón. El resultado oficial fue de 2.7 de ventaja para el candidato del PRI
a la gubernatura.
Pero, más allá de los detalles
técnicos, hay un hecho incontrovertible: Enrique Peña Nieto es el ganador de
las elecciones para presidente de la república y ahora a él, le corresponde
cumplir sus promesas y a los mexicanos
nos corresponde vigilar que lo haga.
En esas vamos a andar.
Tres Comentarios al Margen
1. El gobernador del Estado,
Mario Anguiano Moreno, líder del PRI en la entidad, según los usos y costumbres
de ese partido, tuvo un enorme acierto al designar a Oscar Zurroza Barreda como
el responsable estratégico de todas las campañas del PRI en la entidad. Los
resultados hablan por sí mismos: desde 1994, hace ya 18 años, no se ganaban
todas las posiciones federales en disputa, todas. Presidencia de la república,
senadurías y diputaciones federales quedaron en manos del PRI.
Más aún, a pesar de haber
perdido siete diputaciones locales, su partido mantendrá la mayoría en el
congreso local, al ser el partido con mayor número de votos y en consecuencia
con el mayor porcentaje de votación efectiva, podrá tener hasta cuatro
diputados plurinominales y quedarse con un total de 11 diputados en total y que, sumados a los dos de mayoría y
uno plurinominal del PANAL, tendrá la mayoría absoluta en la siguiente
legislatura.
De las nueve diputaciones de
mayoría ganadas por la coalición PRI-PANAL, dos, los distritos VII y XIII,
fueron asignados al PANAL.
Ahora bien, de acuerdo con la
nueva ley electoral, los partidos Acción Nacional, Revolucionario
Institucional, de la Revolución Democrática, del Trabajo y Verde Ecologista de
México, tendrán una diputación plurinominal cada uno por haber obtenido 2.5 por
ciento o más de la votación efectiva y el resto, cuatro, serán asignados, en
primer lugar, al partido que haya
obtenido la mayor votación efectiva, el PRI, que tendría 37.99 por ciento y su
tope de diputados sería de hasta 10 puntos más, a cuatro puntos por cada uno,
lo que equivaldría a 11 diputados.
Así, el congreso quedaría conformado de esta
manera: PRI, 11 diputados; PAN, 7; PANAL, 3; PRD dos y el PT y Verde, con un diputado
cada uno.
Así, el gobernador Mario
Anguiano tendría un congreso con mayoría absoluta, al reunir 14 diputados entre
los de su partido y el PANAL, lo que le daría una mayor tranquilidad a la segunda
parte de su sexenio.
2. Comala, Coquimatlán,
Cuauhtémoc y Manzanillo. Cuatro ayuntamientos perdidos. Cuatro donde las
mediciones de Eficaz Marketing resultaron disparatadas, por decir lo menos. No
se diga de las siete diputaciones perdidas. Las mediciones previas, las domingo
24 de junio, daban el triunfo absoluto al PRI, 10 de 10 ayuntamientos y 16 de
16 distritos electorales de mayoría. La encuesta de salida ya “sólo” daba al
PRI nueve de 10 ayuntamientos y 15 de 16 distritos. ¿Qué pasó? En teoría, la
empresa no tiene la obligación legal de dar explicaciones al público. Si acaso,
deberá darlos a sus clientes. Pero en el ámbito de lo ético y de la
responsabilidad profesional, más le
valdría hacerlo. Su descrédito va como el dólar: a las nubes. Si hablamos de
eficacia, ésta anda por los suelos, pues fue de apenas 60 por ciento en
ayuntamientos y de 56 por ciento en diputados locales. Casi lo mismo que un
volado, donde las probabilidades son del 50 por ciento.
¡Ah, cuánta ayuda y que poco
eficaz resultó ser Eficaz Marketing!
3. La oposición social al PRI
que se organizó en las últimas semanas de la campaña debe ser tomada con
seriedad. Con cierta arrogancia podría decirse que las movilizaciones no
tuvieron impacto electoral: que fueron visibles, ruidosas e intrascendentes.
Pero ningunear la discrepancia por no haber podido descarrilar a Peña Nieto
sería un costoso error de la soberbia. El PRI está obligado a demostrar que
gobernará democráticamente, como se lo exigen las voces más críticas. Debería
admitir las fuentes de esa desconfianza profunda y terca que es, a fin de
cuentas, saludable y necesaria. Para el PRI debe actuar como vacuna, un
recordatorio de que no puede haber vuelta atrás. Jesús Silva Hérzog Márquez
Twitter: @macosta68
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