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lunes, agosto 16, 2010

Violencia, Trascender los Discursos

Editorial

Nuestras Noticias

La violencia se ha recrudecido y ha pasado a ser asunto de todos los días. Más allá de las buenas intenciones, más allá de los buenos deseos de que la situación mejore, la verdad es que cada día es peor.

Los jóvenes baleados la madrugada del domingo en la capital del estado, al salir de una discoteca, es un hecho que muestra con claridad que, actualmente, se vive en nuestra entidad la peor etapa de la narcoviolencia.

Atacar a los parroquianos de determinados negocios parece no tener sentido, pero la verdad es que forma parte de las acciones con los delincuentes atacan a sus enemigos, a quienes disputan el control de venta de drogas en la plaza.

Ya ha ocurrido en otras ciudades del país y ahora, por desgracia, esos actos violentos, criminales, ocurren en la capital de nuestro estado.

La verdad es que no hay policía que pueda impedir que estos actos ocurran, porque ocurren de improviso y nada pueden hacer las fuerzas de seguridad, excepto exacerbar las medidas de seguridad, particularmente la revisión y control de todos los vehículos que traigan polarizados los cristales delanteros. Hacerlo sin excepción podría ayudar.

También resulta necesaria mayor presencia de la autoridad. Es decir, se requiere que haya una percepción social de que las fuerzas de seguridad están haciendo su trabajo y para ello se requiere verlos, precisamente, trabajando, circulando por las calles.

Asimismo, resulta vital mejorar los tiempos de reacción para que no vuelva a ocurrir que transcurran más de 15 minutos antes de que las fuerzas de seguridad y las de auxilio médico acudan al lugar que se les solicita.

Si bien, por fortuna, no hubo muertos producto de la acción criminal en la disco Nuite Lounge, eso no implica que tales hechos no vuelvan a ocurrir y que las consecuencias sean de suma gravedad.

La población necesita ver que sus autoridades se ocupan y que la tarea de preocuparse por la seguridad pública se la dejan, precisamente, a la población.

Por eso pedimos a las autoridades que hagan a un lado los discursos y que lleven a cabo acciones que permitan devolver esa tranquilidad que durante tiempo caracterizó a Colima.

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