El seis de marzo de 2001, escribí la siguiente colaboración en un diario local. Considero que hoy, precisamente hoy, su vigencia y pertinencia son aún mayores.
“Estoy total y absolutamente de acuerdo con usted, señor Presidente Vicente Fox Quezada. Lo estoy, vale aclararlo, con lo que dijo durante la reunión sostenida con sectores productivos oaxaqueños y el gobernador de aquella entidad. Lo estoy, simple y llanamente, porque tiene usted, señor Presidente, total y absoluta razón. Por primera vez fue Usted, desde que empecé a leer acerca de sus andanzas e intenciones, un hombre honesto, diciendo verdades, hablando con el corazón en la mano, sin pensar en el efecto que sus palabras, sus estúpidos chistes o sus vanos intentos de alburear –lo que francamente lo hace ver ridículo, Señor Presidente– puedan tener en la opinión popular devenida encuesta.
Ahora, espero que sea Usted, también por primera vez, congruente con sus dichos, Señor Presidente. Espero que sea capaz de evitar hacer todo lo que usted critica con tanto afán. Pero, ¿por qué estoy de acuerdo con Usted, Señor Presidente Vicente Fox Quezada? Por, reitero, algo de lo afirmado por Usted en la reunión llevada a cabo en Oaxaca: “...Tenemos que poner los pies en la tierra, el gobierno Federal no tiene los recursos que todo mundo piensa que tiene; se cometieron muchos errores en el pasado y la mitad del presupuesto disponible es para pagar deuda y los errores del pasado: rescates carreteros, rescates bancarios, rescates de los sistemas de seguridad social...”. Fin de la cita.
¿Ve Usted, Señor Presidente Vicente Fox Quezada por qué estoy de acuerdo con Usted? Porque una y otra vez hemos insistido millones de mexicanos que esas acciones llevadas a cabo por presidentes priístas. Esos tan criticados por Usted, Señor Presidente Vicente Fox Quezada. Ahora deseo, como millones de mexicanos, que me expliqué con palabras sencillas, objetivas, claras, sin adjetivos, de ser posible, por qué Usted, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, es exactamente igual de farsante, demagogo y ahora hasta payaso, como los presidentes priístas, sus antecesores, a los que Usted tanto critica.
¿Puede usted explicarme, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, por qué comete tantos actos al margen de la ley y la Constitución? ¿ Por qué metió a sus amigotes al Consejo de Administración de PEMEX, a pesar de que algunos de ellos tienen conflictos de intereses al tener a la paraestatal como uno de sus principales clientes?
¿Le puedo decir algo en confianza, Señor Presidente Vicente Fox Quezada? Usted jamás me ha decepcionado y jamás lo hará. ¿Quiere saber por qué? Por una razón sencilla y elemental: Usted, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, jamás me ilusionó, jamás me hizo pensar que es honesto, sincero y cabal. Por el contrario, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, dije antes, y lo reitero ahora, que Usted es igual que un producto cualquiera de la publicidad, sus dichos, sus palabras, sus actitudes, son desechables y olvidables a la primera.
En este sentido, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, deseo hacer una aclaración, si bien una doble negación nos da una verdad, eso no significa que Usted no sea tan deshonesto como todos los demás presidentes que hemos padecido.
Fíjese bien, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, desde el día que tomó posesión de la presidencia ha convertido a al poder ejecutivo federal en un verdadero desgarriate. Su promesa de reducir la burocracia se fue por la borda desde el momento mismo de rediseñar su gabinete. Mejor dicho, desde antes, cuando designó al gabinete de transición, aquellos que tenían mucho amor a México, sabían inglés, computación y que, maravilla de maravillas, no iban a cobrar ni siquiera un peso por su trabajo. Bull shit, diría nuestro canciller. Mentira, demagogia, farsa, llámele como quiera, Señor Presidente Vicente Fox Quezada, pero nada bueno ha ocurrido para los mexicanos desde que tomó Usted posesión de la presidencia de la república. Así, con minúsculas ambas, como el águila foxisahagunista.
¿Sabe cuál es el verdadero problema, Señor Presidente Vicente Fox Quezada? Con los priístas ya sabíamos a qué le podíamos tirar, sabíamos que los últimos fueron tecnócratas que buscaron, y lo consiguieron, terminar con la clase política que construyó este país. Entonces, primero tuvieron el poder los políticos, luego los economistas devenidos en viles tecnócratas, pero ahora llegamos a la etapa de la degradación de la política: los bufones arribaron al poder.
Esto es lo terrible, Señor Presidente Vicente Fox Quezada. La mayoría de los mexicanos que emitieron su voto el dos de julio le depositaron su confianza. Querían un cambio en su beneficio. Querían a una persona que trabajara para ellos, que los ayudara a salir de las condiciones en que viven. Esa fue la ilusión. Ese fue el sueño. Pero al despertar –con el debido respeto a Tito Monterroso– el subcomediante Fox estaba ahí.”.
Tal vez usted, amable lector, coincida conmigo en la pertinencia de retraer este comentario publicado hace más de ocho años y medio.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Mañana concluye el periodo para el que fue electo Silverio Cavazos. Sus hechos serán juzgados por sus conciudadanos y, como suele ocurrir, recibirá más puyas y golpes por parte de quienes más ayudó e impulsó. Los más acérrimos silveristas de hoy, hoy, hoy, serán los primeros en arrojar piedras mañana. Así ha ocurrido antes y no hay razones para pensar que podría ocurrir, precisamente, lo contrario. Ya lo constataremos y daremos cuenta de ello.
2. Sergio Bravo Sandoval cometió una grave falta ética en el ejercicio de su cargo: empleó a su padre para dar fe de un acto comercial entre particulares y el gobierno que él representaba. Tal vez no fue al margen de la ley, pero sí de la ética. Ello mancha su actuación como secretario de Turismo del gobierno estatal.
3. Hay personas que toda su vida guardan rencor a un mendigo por no haberle dado nada. Karl Kraus.
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