Tal como le informé a usted el
viernes pasado, estimado lector, el sábado por la mañana el gobernador de Colima se
reunió con los 10 aspirantes a candidato a gobernador del estado, lista que él
confeccionó a su gusto. Lo hizo junto con el presidente y la secretaria general
del partido, Francisco Anzar y Leonor de la Mora, respectivamente, con el delegado
general del CEN, Agustín Trujillo y con el coordinador de los diputados locales,
Martín Flores.
Los diez aspirantes convocados
por el gobernador Mario Anguiano Moreno son: Nabor Ochoa y Arnoldo Ochoa,
diputados federales plurinominales por el Verde y el PRI, respetivamente; los
presidentes municipales Federico Rangel y Enrique Rojas, de Colima y Villa de
Alvarez, respectivamente; las senadoras Mely Romero y Laura Ríos, Rogelio
Humberto Rueda, Secretario General de Gobierno, Rafael Gutiérrez, Secretario de
Fomento Económico, Carlos Cruz, delegado de SEDESOL en Colima, y José Ignacio Peralta, Subsecretario de
Telecomunicaciones dela SCT.
La reunión fue a puerta
cerrada en las oficinas del PRI estatal y al término hubo entrevistas con el
gobernador y con los propios aspirantes.
Según la información
publicada, el gobernador aseveró que el objetivo de la reunión fue invitar a los
aspirantes para promuevan sus aspiraciones entre la sociedad colimenses a
través de su trabajo y para invitarlos a abstenerse de hacer guerra sucia a sus
rivales e este proceso sucesorio.
También se dijo que habrá más
de estas reuniones, que podrían servir, entre otras cosas, para definir el
método para elegir al candidato.
Los estatutos del PRI son
claros en este sentido, muy claros. Nadie puede señalar más métodos de
selección de candidatos que los establecidos en los propios estatutos: por
convención de delegados, por consulta a la base o por usos y costumbres.
La presencia del gobernador en
la reunión protocolaria fue un mensaje, un aviso a la militancia de que, fieles
a la regla no escrita, “nada se mueve sin la voluntad del señor”. Es un notable
esfuerzo el que realizó el gobernador Mario Anguiano, sobre todo porque está consciente de que las
circunstancias han cambiado y de que en este proceso hay un comité nacional
priista robustecido y, sobre todo, hay un líder nacional y se llama Enrique Peña
Nieto, que es ahora EL factor de decisión final.
Este gobierno federal es
pragmático y la ideología la ha echado al cesto de los recuerdos. Lo dijo el
Propio Enrique Peña Nieto en entrevista,
casi al inicio de su mandato. Se ha visto ya en estados donde no hay gobernador priista y que han
tenido elecciones locales. La encuesta es el medio preferido para ver y medir. Todo
es medible, todo. Se han equivocado con ellas, pero las consultan a diario, de
manera preferente.
Por eso es más que entendible
la necesidad del gobernador de Colima por
hacer ver que es él quien tiene el control de proceso y dicta reglas. Es una
lucha para mantener las reglas y formas prevalecientes entre el año 2001 y el
2012, cuando los gobernadores en el poder eligieron a su sucesor.
También por eso es entendible
el acto del sábado. En la forma y en el fondo.
En mi opinión, el PRI se va a
ajustar cabalmente a lo señalado por los estatutos y elegirá a su candidato a
gobernador por uno de los tres métodos allí
enlistados: el de usos y costumbres. No es broma; por el contrario, lo
digo con toda la seriedad necesaria.
Estoy convencido de que las
circunstancias políticas de Colima son las más propicias para volver a este
método, el de usos y costumbres.
Con el buen gobierno de Mario
Anguiano Moreno, sus buenos resultados, resulta harto evidente que no hay problema
con el candidato, porque el PRI tiene una estructura capaz de hacer ganar a cualquiera,
aun en las condiciones más complejas, como lo fue cuando el PRD de Jesús Orozco
Alfaro se alió al PAN en las elecciones extraordinarias para gobernador del 7
de diciembre de 2003 y a pesar de ello, el PRI logró la victoria electoral.
Por eso, volver al método de
usos y costumbres es, apenas, un paso lógico, esperable, en este proceso
sucesorio.
Por eso es, también, la necesidad
de Mario Anguiano Moreno de convencer a la militancia de su partido, a la
sociedad en su conjunto, de que él, y nadie más, es quien tiene el control del
proceso de elección del candidato a gobernador del PRI en Colima.
Sin embargo, en término
reales, a quienes el gobernador Mario Anguiano Moreno debe convencer de ello es
al Presidente del Comité Ejecutivo Nacional de su partido y sobre todo, a
Enrique Peña Nieto.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Federico Rangel, alcalde Colima,
ha demostrado que puede hacer muy bien el trabajo que le encomendaron los
ciudadanos. La respuesta inmediata para paliar los daños provocados por las lluvias,
ha sido sello de su administración. También la construcción de vialidades, la sustitución
de empedrados por concreto hidráulico, ha permitido disminuir los daños a las
vialidades de la ciudad. Las obras cercanas a la gente, las que le resuelven
sus problemas cotidianos, esas son las que la gente recuerda, porque su calidad
de vida mejora. Bien por el alcalde, mejor por los colimotes.
2. Le fui a Argentina en la
final y con gusto pagaré la apuesta pactada con José Luis Estrada García,
cuando mi amigo venga de vacaciones al puerto, en diciembre de este año.
3. El que expresa opiniones no
debe dejarse sorprender en flagrante delito de contradicción. El que tiene
pensamientos piensa también entre contradicciones. Karl Kraus e
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