La sucesión gubernamental, en
todos los niveles, siempre despierta pasiones, enciende imaginaciones y concita
rebeliones. Ello ha ocurrido antes y no hay razones para considerar que puede
ser diferente hoy, cuando está en plena marcha el proceso de sucesión
gubernamental en Colima.
La situación ha llegado a tal
grado, que los diversos grupos políticos, algunos opinadores profesionales y
los ocasionales que suelen surgir por estas fechas, han exigido ya que tales y
cuáles aspirantes deben ser llamados al orden o, por lo menos, a una reunión
donde se les deban señalar las reglas que regirán este proceso sucesorio.
También han señalado quiénes podrán ser los aspirantes a la candidatura a
gobernador del Estado de Colima y quiénes serán los responsables de arbitrar
este proceso.
En este sentido, en la columna
“Colima, candidatos del gobernador”, http://t.co/rOn9I3X5Hp
, aseveré que el gobernador Mario Anguiano ha decidido jugar con cuatro
aspirantes: Nabor Ochoa, Federico Rangel, Rogelio Humberto Rueda e Ignacio
Peralta, en ese orden.
También dije que los
promotores de esas candidaturas eran Jesús Orozco de Nabor Ochoa, Rafael Gutiérrez de Rogelio Humberto Rueda y
Oscar Zurroza de Federico Rangel e Ignacio Peralta.
En este sentido, debe
destacarse que la candidatura de Federico Rangel también tiene el apoyo claro
del secretario particular del gobernador, Guillermo Adame y del coordinador
general de comunicación social, René González.
Es decir, el gobernador opera
con sus colaboradores, dentro y fuera del gobierno estatal, para lograr que
“su” candidato, Nabor Ochoa, sea nominado por el CEN del PRI. Eso es un hecho.
El gobernador tiene la
esperanza de que el Verde logre convencer a EPN de que en este proceso
sucesorio el entregue otra candidatura a un gobierno estatal, como ya lo hizo
en 2012 con Chiapas, pero ahora pedirían Colima, donde, en teoría, el PRI no tiene problemas para
ganar prácticamente con cualquier
candidato.
El asunto tiene ribetes
interesantes, sobre todo porque es la primera ocasión en que el gobernador
jugaría con tantos aspirantes, promovidos por sus colaboradores con la
autorización expresa o consentimiento del propio gobernador.
Es evidente que con el triunfo
del PRI en las elecciones presidenciales del 2012, las reglas sucesorias
cambiaron, aunque es importante saber
cuan diferentes son esas reglas, porque en los 12 años que gobernador los
panistas, los gobernadores priistas
hicieron cuanto quisieron en materia de candidaturas y donde no había
gobernadores priistas, el CEN del PRI trató de convertirse en mediador de los
grupos locales y nacionales que se disputaban esas candidaturas. Esa fue la
razón de que Manlio Fabio Beltrones tuviera el dudoso honor de imponer a varios
candidatos a gobernador que terminaron derrotados en las urnas.
Por eso ahora, con el
presidente de la república formando parte formal del máximo órgano de gobierno
del PRI, se ve imposible que no opine acerca de este proceso. Más aún, no sólo
que no opine, sino que no tome una decisión al respecto.
Por supuesto, según lo ha
dicho el propio EPN, él va más allá de las ideologías y en materia política es
un hombre pragmático. Ello implica que la nominación será para quien garantice
plenamente no sólo el triunfo electoral,
son una identificación plena con el gobierno federal.
Por eso, las encuestas se
vuelven el mecanismo preferido para saber
quién debe ser el candidato. También es evidente que los tiempos son
marcados por el código electoral local, pero administrados por el CEN priista.
Así, con el manejo de las
encuestas y con la administración de los tiempos electorales, EPN tiene, a través del CEN priista, el control pleno
del proceso sucesorio en Colima. Esto no es bueno ni malo por sí solo, pero
debe ser tomado en cuenta a la hora de hacer análisis acerca de la selección de
candidatos.
Tampoco esto le da ventaja a
nadie. La única ventaja posible es salir el más alto en las encuestas levantadas por orden del CEN priista.
Nos leemos la próxima semana.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Hoy no circula en la Ciudad
de México y Ley Chaleco en Colima, tienen similitudes en cuanto a rechazo de
grupos y aprovechamiento del tema para moverse en medios y aprovechar para
promoverse electoralmente. Una iniciativa aprobada por los diputados, un
decreto listo al que “sólo” falta el pequeño detalle de ser publicado en el
Periódico Oficial del Estado de Colima y en el correspondiente al DF, para que
ambas tengan plena vigencia. En ese lapso, el gobernador de Colima y el Jefe de
Gobierno de la Ciudad de México tienen la oportunidad de regresarlo al poder
legislativo con las observaciones correspondientes, aunque desconozco si para
poder ser aprobado basta la mayoría absoluta o deba ser la calificada. Es
asunto de revisar lo que dicen los respectivos reglamentos.
2. Manzanillo es,
indudablemente, el motor económico del estado.
Por eso es tan importante todo lo que allá acontece. Manzanillo necesita
miles de millones de pesos para mejorar la calidad de vida de quienes allí
viven o trabajan. Manzanillo ha tenido buenos gobernantes, aunque también ha
tenido otros que dan grima. Hoy, el municipio tiene un buen alcalde. Ha logrado
su propósito de mejorar lo hecho en el primer trienio que gobernó. Bien por
Virgilio, mejor por Manzanillo.
3. Hay quien se pasa la vida
entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados
a la página, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando
la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra
margen, la otra margen es lo que importa. José Saramago
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