Los tiempos actuales demandan el
ejercicio de una política respetuosa, de altura, que deje atrás los
descalificativos y pase a la etapa de las propuestas constructivas en beneficio
de México. Eso es un hecho. Hemos invertido –gastado es la palabra correcta-
mucho tiempo en dividirnos, en desgastarnos.
Todos estamos obligados a
dignificar el ejercicio de la función pública, todos. Los políticos, los
servidores públicos y los ciudadanos. Todos estamos obligados a hacerlo. No
podemos poner excusas o decir que nosotros no somos políticos, porque esa
actitud es la que ha permitido que unos pocos, los llamados políticos
profesionales, hagan lo que nos corresponde a todos: dar rumbo cierto a este
país.
También
hemos aprendido que la democracia es un proceso dinámico, que se construye día
tras día; un camino en ascenso, difícil, que se debe recorrer una y otra vez y
sólo se puede avanzar grandes tramos cuando las libertades se ejercen a
plenitud. Por eso los ciudadanos debemos ejercer nuestros derechos todos los
días, en todo lugar, en todo momento.
La
democracia y la paz social no sólo tienen como soporte el libre ejercicio de
las libertades, sino también una obra material que contribuya a generar
empleos, actividad económica, comodidad, y satisfacción a la sociedad y respeto
a la ley.
Este apartado es donde la
obligación de la autoridad pública empieza. Donde sus obligaciones deben ser
cumplidas. Este es el espacio donde debemos ver que el funcionario público cumpla
su labor, su tarea cotidiana.
No le demos vuelta, crecimiento
económico y justicia social están íntimamente ligados al valor de la libertad y
a la ampliación de la vida democrática.
El compromiso primordial de todo
gobierno que aspire a ser democrático va más allá de construir un clima de paz
y tranquilidad social, sino, lo más importante, mantenerlo y darle continuidad.
Las libertades políticas deben
poderse ejercer a plenitud y ser respetadas por todas las autoridades, pues es
preferible el abuso de las libertades, a su restricción.
Debemos
recordar que quienes tienen una responsabilidad pública deben hacer una contribución determinante a la
soberanía interior y exterior del pueblo, como condición primigenia para la
existencia de libertad y de justicia.
Esto
significa que a la sociedad corresponde el manejo informado y soberano de sus
asuntos políticos, sociales, económicos y culturales.
Esto
mismo implica que en las decisiones que se adopten, prevalezca el supremo
interés de aquella sobre todos los otros, inclusive sobre las pretensiones
derivadas del carácter global de la economía, en cuanto menoscaben o pongan en
riesgo el bien de todos.
Debemos
recordar que la democracia es una forma de vida, de organización social, que se
alcanza gradualmente, mediante un proceso concordante con el desarrollo de una
sociedad determinada; en la medida que
ésta alcanza más altos índices de cultura, educación política y bienestar
económico, en suma, de igualdad y justicia social, podemos hablar de una
sociedad con un alto contenido democrático, más justa, más participativa, más
plena y más vital y, por lo tanto, más soberana.
La mera alternancia en el poder, no es
garantía de evolución democrática, como algunos nos quieren hacer creer, si no
va acompañada de un mejoramiento real y constante en el nivel de vida de la
población.
La democracia es para cumplirle al pueblo,
para responder a sus demandas, para lograr la satisfacción de sus necesidades.
Por estas razones, estamos
obligados a avanzar en el camino de la modernización de la administración
pública, pero hacerlo de veras, sin mentiras, ni ambages.
En un ámbito más amplio, en un
entorno en el que tanto se habla de modernización y globalización, es oportuno
señalar que las prioridades de la modernización las define nuestra historia: el
interés general por encima de los intereses particulares, dar más a quienes
menos tienen, fundar la unidad en el acuerdo razonado, en el ejercicio de la
ley y de la libertad.
Esta es la estrategia del cambio
para perdurar y para ser más fuertes. Así es y así deberá de ser la estrategia
de la modernización.
Es
tiempo de actuar.
Tres
Comentarios al Margen
1. La senadora
Mely Romero tiene una enorme ventaja: su juventud, aunada a su capacidad para
ajustarse a nuevas circunstancias. Hay quienes pretenden hacerla parte de la
fauna de acompañamiento de quienes serán desechados en el siguiente proceso electoral
local. Ella sabe qué debe hacer. Lo mejor está por venir. No hay ninguna prisa.
2. En Colima,
el presidente municipal ha salido a atajar versiones encontradas y hasta
disparatadas respecto del cierre de la calle Venustiano Carranza. Mientras, ha
concluido el mejoramiento de vialidades en esa zona, sobre todo en la primera
sección de Las Palmas, en el límite con Santa Bárbara, donde hicieron dos
vialidades con pavimento de concreto hidráulico, una para cada sentido de la
calle que divide ambas colonias.
3. ¡Qué importa que yo tenga razón! Tengo sobrada razón. Y quien ríe más, es
el que ríe el último.
La
fórmula de mi felicidad: un sí, un no, una recta, una meta. Friedrich
Nietzsche
Twitter:
@macosta68
1 comentario:
SIN DUDA ANTE LAS ADVERSIDADES DE LOS TIEMPOS ACTUALES ES IMPORTANTE DEPOSITAR LA CONFIANZA A QUIEN NOS GOBIERNA,PERO SIN DEJAR DE RECLAMAR LO QUE ES LA DIGNIDAD HUMANA,CLARO CON RESPETO Y CON ESPERANZA, TODOS TENEMOS RESPONSABILIDADES QUE HAY QUE CUMPLIRLAS CON ÁNIMO Y RESPONSABILIDAD.NUESTROS HIJOS Y NIETOS SON EL PRESENTE Y EL FUTURO DE MEXICO.DÉSMOLE LAS BASES DEL DESARROLLO DE SU EXISTENCIA.
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