Editorial
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Ayer nos referimos a la propuesta hecha por el autodenominado Frente Opositor para que se modifique la manera como son elegidos los miembros del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de Colima.
Uno de los promotores de esta iniciativa es el dirigente estatal del Partido verde Ecologista de México en Colima, Mariano Trillo Quiroz, quien en su vida política ha andado del tingo al tango y lo ha hecho sin importarle color, ideología, estatutos, congruencia o tan siquiera un poco de decencia en su actuar político.
Mariano Trillo no es hombre de trabajo, sino de grilla. Ha encontrado en la política la forma de medrar y lo ha hecho con base en la declaración tremendista, en busca más del efecto mediático de su dicho, que de la veracidad de los mismos.
Ha hecho acusaciones sin ton ni son. Son muchas las ocasiones en que ha traicionado a sus socios, sus compañeros, sus aliados.
Alejado de la democracia, cuando necesitó los votos ciudadanos para alcanzar una posición de elección popular, sus traiciones y falacias, le fueron cobradas en las urnas.
Mariano Trillo es un merolico contumaz, un gamberro apoderado de la dirigencia del Verde en Colima, acostumbrado a imponer su voluntad y no a debatir, pues carece de convicción y voluntad de tolerancia.
Por tipos como él, los ciudadanos pierden la credibilidad en los políticos. Mariano Trillo no es un hombre de ideas, sino de ocurrencias y choradas y es un político que siempre anda en busca de ser comprado. La prueba de ello es que en el anterior gobierno lo nombraron director del Conalep de Manzanillo, cargo por el que pasó con más pena que gloria.
Mariano Trillo es un hombre que no acepta sus errores y que busca siempre a quien echarle la culpa de los mismos.
Culpó al PRI y al entonces gobernador Silverio Cavazos, de no haber accedido a una diputación plurinominal, pues pretendía que el Instituto y el Tribunal Electoral del Estado le asignaran una, aunque su partido no tenía derecho a ella, por no haber alcanzado los votos suficientes para lograrlo.
Mariano Trillo pretende hacer de sus impertinencias y caprichos, normas obligatorias para los demás.
Como a sus compañeros de partido consta, Mariano Trillo es un lobo con piel de oveja; esta piel suele ser una oferta moral, que se agota en el mismo discurso que la proclama. Tras ella, se esconde la tiranía.
¿Y usted, amable radioescucha, qué opina al respecto?
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