Las primeras semanas del año han sido sumamente agitadas en el mundo de la política. A lo largo de este mes se han confirmado lo que parecía casi imposible: que el PAN y el PRD hicieran alianza electoral para tratar de vencer, juntos, al PRI en varios estados de la república.
Por supuesto, las declaraciones en uno y otro sentido han sido la nota del día en materia política y ello ha hecho que los actores políticos de unos y otros partidos salgan y suelten de sus roncos pechos sus opiniones.
En principio, debe verse este asunto más allá de filias y fobias y sólo desde el ámbito de la corrección política. En términos formales, el PAN y el PRD hicieron uso de sus derechos y privilegios como partidos políticos nacionales y decidieron establecer alianza con quienes menos se habría pensado que lo hicieran. Las alianzas, los frentes, las coaliciones, son formas de asociación permitidas por las leyes electorales, tanto federales como locales y son recursos políticos válidos. No le demos vuelta.
De igual modo, el PRI tiene todo el derecho del mundo a expresar su insatisfacción por este hecho, sobre todo porque había sido el soporte en el congreso del presidente panista, FECAL. Por eso, poco debe sorprendernos que el PRI diga que no puede haber alianza con el PAN, y el presidente FECAL, en el congreso, si en el territorio, es decir, en los estados, el PAN establece alianza con quien en el congreso es su principal detractor.
¿Van juntos PRD y PAN en las elecciones estatales? Perfecto; entonces, vayan juntos en el congreso y saquen como puedan las reformas que envíe FECAL. Así parece ser la respuesta del PRI a las actitudes asumidas por los panistas.
Debo decir que muchos panistas han salido a decir que no están de acuerdo con que su partido haga alianza con el PRD. Muchos.
Por su parte, uno de los principales operadores, y justificadores, de la estrategia aliancista, Manuel Camacho Solís, devenido en coordinador de un organismo creado para coordinar a los partidos Convergencia, PT y PRD, y nada es de extrañar de él, porque los hombres cambian, según cambian sus circunstancias.
En 1994, justo ates del asesinato de Colosio, Manuel Camacho Solís salió a dar una conferencia de prensa para decir que le interesaba ser el candidato del PRI, sí, pero no a cualquier precio. En cambio hoy, Camacho Solís justifica su acción con el hecho de que si no llevan a cabo esta unión, si permiten que el PRI gane en el 2010, nada tendrán que hacer en el 2012, excepto hacerse a un lado.
Así, tenemos a un Manuel Camacho Solís que dice ahora querer ganarle al PRI a cualquier precio, a cualquiera. Esta es política pragmática pura. No hay ideología, no hay lealtades, no hay principios. Nada. Sólo el deseo de ganar. A cualquier precio, a cualquiera.
En Colima ya vivimos una situación de éstas. Fue desde 1997 en el congreso local, donde el PRD y el PAN sumaron sus fuerzas e integraron el autodenominado “bloque democrático”. Después, en 2003, en las elecciones extraordinarias de diciembre de ese año, fueron juntos PRD y PAN, con Toñito Morales como candidato.
Según confesión del dirigente actual del PRD, la alianza con el PAN sólo les trajo amarguras. Este fue el caso Colima.
Pero para que se vea que los panistas ofrecen una cosa con una mano y golpean con la otra, la presidencia de la república decidió usar su poder para echar atrás la decisión que los asambleístas del Distrito Federal, órgano controlado por el PRD, tomaron respecto de los matrimonios entre personas del mismo sexo.
De esta manera, no resulta fácil explicarle a la gente común cómo los perredistas van a ir aliados con la gente que los persigue, que los señala, con quienes han iniciado una cruzada nacional en contra de los derechos de la mujer para que ésta decida qué hacer en caso de un embarazo no deseado y contra quienes promueven acciones en contra de los derechos civiles de quienes tienen preferencia sexual por personas de su mismo sexo.
Este galimatías ético no tiene parangón. Sin embargo, en la política todo vale, al menos eso se dice, ¿o no?
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. “En el PRI tenemos la certeza de que el escenario nacional de insatisfacción, de desprestigio de los partidos políticos, de deterioro de las instituciones democráticas, de esta magna crisis económica, de la gravedad de los problemas de inseguridad, de la ineficacia en la gobernación, está generando un clima de desaliento propicio para descalificaciones generalizadas, y tentaciones autoritarias.
El tufo del autoritarismo, paradójicamente, se deja sentir hasta en algunas de las iniciativas presentadas, que pretenden debilitar al Poder Legislativo, so pretexto de mayor agilidad para legislar.
Es indispensable una reforma al Poder Legislativo, en ello estamos…. Pero modernizar al Poder Legislativo a partir de debilitarlo, no es la formula correcta, al menos, no lo es, desde la perspectiva del avance democrático. Es necesario, también, regular con mayor precisión la organicidad de los partidos políticos, la naturaleza de sus alianzas, la transparencia en el manejo de los recursos públicos. Es hora de promulgar una Ley General de Partidos Políticos.
El país requiere soluciones, de fondo. No requiere maquillaje. Si queremos que la reforma política no parezca un distractor, cuando las prioridades de nuestro pueblo tienen que ver con la sobrevivencia del día con día, y la búsqueda de oportunidades, ingreso y empleo, discutamos a fondo el destino de la República, para que en esta época de cambios y desafíos en todos los órdenes, nuestro país llegue a buen puerto. En ello, encontraran la disposición del PRI.”
Esto dijo Beatriz Paredes, el lunes de esta semana.
2. Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano. Goethe
3. Nada tan difícil como decidirse. Napoleón Bonaparte
No hay comentarios.:
Publicar un comentario