A poco menos de ocho meses del mes de julio, las esperanzas, ambiciones y deseos de muchos mexicanos se han visto rotas. La gran mayoría de quienes participamos en el proceso electoral del año pasado, teníamos confianza en que los partidos políticos sabrían sacar provecho de las experiencias obtenidas en ese entonces.
Para desilusión de la gran mayoría, se ha visto cómo, hasta hoy, es poco lo que se ha logrado, lo que se ha avanzado en la práctica de la democracia, en la transición a la democracia.
Era razonable la esperanza que se tenía en el sentido de que, sobre todo, los partidos de oposición fueran capaces de concretar en toda esa inconformidad, toda esa irritación ciudadana existente, mostrada a través del voto.
Es justo decirlo, quien mejor ha hecho las cosas hasta este momento es el Partido Revolucionario Institucional, es decir, usando todos los medios posibles, ha tratado de recuperar el terreno perdido en 2006 y lo ha logrado de tal manera que está en una posición envidiable y que lo ha puesto en boca de todos.
Ha sido tal efecto de las victorias del PRI que dos partidos antagónicos y recíprocamente excluyentes, como lo son el PRD y el PAN, han decidido establecer alianzas en varios estados de la república para impedir, o detener en buena parte, la marcha triunfal que los priistas traen a partir del 2007.
Ya en la ocasión anterior me referí a la libertad y derecho que los partidos tienen de asociarse, de aliarse para alcanzar triunfos electorales que, de otra manera, sería imposible que obtuvieran.
Han sido los panistas los que más han cuestionado esta alianza, iniciando por el propio Vicente Fox, Manuel Espino, Diego Fernández de Cevallos y siguiendo con muchos más en todos los niveles.
Pero el PAN sabe, y los perredistas también, que si el PRI mantiene su ritmo de triunfos, la percepción que la sociedad mexicana podría tener en el 2012 es que el triunfo del PRI en las elecciones presidenciales sería inevitable.
La del PRD y el PAN no es una alianza en donde los principios sean la argamasa o donde un programa de gobierno sea el principal sostén de dicha unión. Lisa y llanamente van porque saben que yendo cada uno por su lado serían barridos inevitablemente por el PRI, particularmente en Oaxaca y Durango.
El oportunismo político de estos partidos los hizo ver que, a corto plazo, la ganancia sería mayor si van unidos. Así que eso hicieron: se unieron. Sin embargo, la unión no lo acerca, necesariamente, a la victoria porque, para señalar un caso, el PRD prácticamente no existe en Durango, aunque sí el PT que ya ha ganado la alcaldía de la capital de ese estado.
Los panistas ganaron en 2006 las senadurías de mayoría; sin embargo, no se atrevieron a ir con un candidato propio, sino que debieron esperar los desprendimientos en el PRI para recurrir a un candidato externo a ambos partidos. Ahora, el PT y el PAN se disputan la candidatura a la alcaldía de Durango, porque eso es lo que realmente les interesa, porque saben que ello es alcanzable, independientemente de que sean derrotados en la contienda por la gubernatura.
Ahora bien, con este cinismo con el que actúan los partidos, la que finalmente perdió es la democracia. Sin embargo, ¿quién conoce realmente a esta señora, como para preocuparse por sus pérdidas y ganancias? ¿Quién podría ayudarnos, en último caso, a encontrar el camino?
Cada uno debemos responder a estas preguntas y decir de qué forma vamos a participar en el proceso de consolidación de la democracia en nuestro país.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Mucho escándalo se ha hecho con las percepciones de los diputados. Bastaría consultar la ley para saber qué pueden hacer y qué no pueden hacer los legisladores locales en materia de sus propias percepciones. Por otra parte, los recursos destinados para la operación de las comisiones no pueden considerarse como parte de los ingresos o percepciones de los legisladores, porque dichos recursos se destinan para pagar, precisamente a los auxiliares que cada diputado contrate para hacer funcionar mejor la comisión que preside.
De igual manera ocurre con algunos recursos que tienen un destino concreto y éste no es el bolsillo de los legisladores, sino que son para apoyos sociales diversos. En fin, ya habrá tiempo de abundar al respecto.
2. Ojalá que los ayuntamientos puedan iniciar un programa inmediato de reparación de las calles de sus cabeceras municipales, por lo menos, debido a los daños que pudieron haber sufrido a consecuencia de estos días de lluvia. Es evidente que la capital del estado requiere una atención extraurgente. En las principales arterias de la ciudad, hay más baches que zonas en buen estado. Así que: ¡a bachear se ha dicho!
3. La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a otros. Marcet Mart
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