Más allá de las dificultades existentes en el entorno, más allá de las condiciones económicas difíciles, más allá de sus propias limitaciones personales o profesionales, los alcaldes de los 10 municipios de Colima mostrado cuáles son sus virtudes y sus defectos y, en consecuencia, qué se puede esperar de ellos.
En primer término, la lista de sus colaboradores marcó una pauta y nos dijo cuáles son sus compromisos y con quiénes los establecieron.
Para el caso de nuestra entidad, cuatro son los municipios que llaman poderosamente la atención de los colimenses: Colima, Manzanillo, Tecomán y Villa de Alvarez, en ese orden, precisamente.
Por cuestiones legales, cuatro son los nombramientos que los alcaldes deben poner a consideración del cabildo: secretario del ayuntamiento, tesorero, oficial mayor y contralor.
Aun cuando, en apariencia, los cargos de tesorero y oficial mayor son de carácter técnico y requiere a profesionales avezados en la administración pública, o de empresas, y en la contabilidad y transparencia, la verdad es que son cargos donde se requiere, de igual manera, que los designados tengan inteligencia y sensibilidad política porque, de otra manera, las decisiones que tomen pueden causar más problemas, o pueden agravar éstos, por presentar un enfoque meramente técnico, objetivo, puro y sin mancha.
Las cosas son como son y no como quisiéramos que fueran, dicen que decía Heráclito de Efeso en contraposición de los sofistas que decían que las cosas son para ti, como a ti te parezca y para mí, como a mí me parezca. Coincido con Heráclito, el materialista.
De esta manera, lo ideal sería que los alcaldes pudieran tener el control de todas las variables y que, en consecuencia, las decisiones que tomaran fueran óptimas y las racionales. Esto podría ocurrir en un mundo ideal, pero en le nuestro, tan lleno de absurdos y complejidades, resulta total y absolutamente imposible actuar de esta manera.
Sin embargo, muchos de esos políticos que recién acaban de llegar a ocupar su primer cargo de elección popular, se consideran a sí mismos como los meros meros, los sin igual, los que están convencidos de que con “echarle ganas” al asunto, ya lo resolvieron.
Luego, sus funcionarios los nombran entre técnicos: un empresario para fomento económico, otro para la oficialía mayor, un contador público afamado de honesto y capaz para la tesorería y piensa que ya la hicieron. ¡Ah!, complementan el cuadro con un secretario del ayuntamiento que conozca a casi toda la clase política local y se consideran ya salvados, sienten que ya traspasaron el río.
Luego, ya con la carga cotidiana, se les echan las mulas y ni quien las haga moverse. Ni pa’llá, ni pa’cá. Y entonces, ya con el niño atravesado, empiezan los alcaldes a dar de gritos, pero ya el asunto es por demás, todo está perdido.
Por estas razones, amable lector, lo invito a reflexionar acerca de los funcionarios que el alcalde de su municipio designó para estos cuatro puestos. Una observación meticulosa, un análisis de su currículo, un examen riguroso de lo hecho, y lo deshecho, en estos casi tres meses de ejercicio, podrá permitirle tener una idea más o menos precisa de qué ocurrirá en los próximos 24 meses, los cruciales, en su municipio.
Este es un ejercicio interesante y que vale la pena llevar a cabo. Al fin de cuentas, usted podrá hacer una evaluación de la actuación de su alcalde y sus principales colaboradores.
Dicen que el estilo es el hombre y los colaboradores nombrados dicen mucho de quien los llamó a colaborar, pues nos hacen ver sus alcances, su manera de enfocar las diversas situaciones y la forma cómo piensa actuar, dado que confía en determinadas habilidades y capacidades, técnicas y políticas, de quienes llamó para darles responsabilidades específicas.
Por eso, vale la pena analizar cómo han actuado estos funcionarios en la Villa, Colima, Tecomán y Manzanillo, para saber de qué manera contribuyen a construir un mejor futuro para Brenda Gutiérrez, Saúl Magaña, Ignacio Peralta y Nabor Ochoa.
Usted, como yo, sabemos que ninguno de estos cuatro pretende que la alcaldía sea el último cargo de elección popular que ocupen, sino, en el caso de Colima y Tecomán, el primero de ellos, apenas.
Pero serán los actos de gobierno llevados a cabo durante los próximos 12 meses, los que nos podrán determinar con mucha exactitud cuál podría ser el futuro de estos cuatro políticos.
Por mi parte, estaré atento a lo que ocurra y le informaré en este mismo espacio.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Felipe Calderón dio a conocer a los mexicanos sus propósitos de año nuevo. No hubo nada nuevo. La visión idílica del presidente y el desprecio a la realidad que vivimos fue lo predominante en el discurso, que eso fue, presidencial.
Con poco más de un millón de empleos perdidos en 2009 y con difíciles momentos por vivir en 2010 e materia económica, la perspectiva de mejorar se antoja casi imposible y por ello el discurso de Calderón dejó un tufillo demagógico.
Los nombramientos hechos en Hacienda y los incrementos a combustibles, nos dicen con claridad hacia dónde pretenden Felipe Calderón y sus gamberros llevar al país: rumbo al carajo.
2. Conocí a Tere hace muchísimos años, cuando aún no era novia de Ernesto. Fuimos vecinos en aquel barrio, en la Calle Nueva, como le siguen llamando a la Pino Suárez, allá, en Manzanillo.
Después conocí a Ernesto y nos convertimos en hermanos y amigos. Admiro y respeto a Ernesto. Cuando nos encontramos, suelo provocarlo para escuchar sus respuestas duras, ingeniosas, llenas de verdad.
Hoy, en este momento de dolor, de luto, lamento mucho la pérdida sufrida por Ernesto y sus hijos. A mi amigo, a mi hermano Ernesto, le digo que la vida que compartió con Tere fue hermosa y grata y ese recuerdo tal vez le ayude a encontrar pronto la paz y el consuelo que él y sus hijos tanto necesitan ahora.
3. Qué lástima que para llegar a Dios haya que pasar por la fe. E. M. Cioran
macosta68@hotmail.com
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