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jueves, diciembre 21, 2006

El PRI, la historia se repite y se repite

El PRI está en búsqueda de una identidad que le permita penetrar más en el electorado y tener una mayor y mejor presencia en los congresos locales y el federal de la que hoy en día tiene.
Sus problemas no son sólo los relativos al relevo en la dirigencia y su asamblea nacional -que algunos pretenden sea refundadora del partido, pero que otros desean se convierta sólo en maquilladora-, sino los relativos a la preservación y recuperación de los congresos locales, las presidencias municipales y las gubernaturas que este año estarán en disputa, como Yucatán, por citar sólo un caso.
Pero los priístas son políticos de flaca memoria, que suelen olvidar las lecciones del pasado. Los periodistas tenemos la obligación de recordarles los hechos. Este es el caso. Vea usted y juzgue lo escrito el jueves, 27 de julio del año 2000.
“Los tiempos actuales obligan a los priístas hacer una autocrítica objetiva, clara, apegada a hechos y no a deseos. Los resultados han sido los peores en mucho tiempo. Debido a la pérdida de la presidencia de la república, no se ha hablado todavía de la disminución severa en el número de diputados federales y de la pérdida de la mayoría absoluta en el senado, así como otra gubernatura, la de Morelos, y tal vez también la de Chiapas. Y Jalisco tampoco lo recuperarán los priístas y tal vez ahora el PAN obtenga la mayoría en el congreso local. El dos de julio fue, en este sentido, una verdadera catástrofe para los priístas. Fue su Waterloo. Su día del juicio final.
Losa priístas están obligados a deliberar amplia y sobriamente sobre lo ocurrido, pero el diálogo, el análisis y la dialéctica deben propiciarse y desarrollarse dentro, sin limitaciones, sin sentirse agraviados y, sobre todo, sin autoengaños, sin querer halagar al oído del gobernante y en cambio, tratar de hacer un ejercicio de análisis de cómo, por qué y, más que nada, de qué debe hacerse para revertir estos hechos.
En pocas palabras, es necesario reflexionar y esta reflexión no debería culminar en deserción o desaliento. Deben ejercer los priístas la palabra franca y alta; y con ella, el juicio constructivo. No pueden quedarse en silencio y a la expectativa. Los priístas no pueden recelar de la franca y honrada opinión de sus compañeros de partido y suponer que la diferencia es antagonismo, y la preocupación, codicia.
Los priístas deben voltear a ver lo ocurrido en 1997 y en 2000. Deben ser muy cuidadosos con la palabra. Están obligados a usarla para explicar sus ideas, sus temores, sus angustias y, también, sus propuestas para sacar a su partido del fondo donde ahora se encuentra. Están obligados a no cometer más errores como los cometidos con Monreal, a quien se preparó metódicamente para ser candidato a gobernador de Zacatecas y luego se le pretendió excluir del proceso interno de selección, o Baja California sur, Nayarit o Tlaxcala, todas en manos de priístas bloqueados en su propio partido, al que debieron dejar para alcanzar un propósito que sus conciudadanos compartían: gobernar su estado.
El PRI perdió la confianza de los mexicanos y el primer paso para recobrarla es lograr algo fundamental: ganar la confianza de sus militantes. Sin ésta, no podrá jamás tener la de la mayoría de los mexicanos. Las elecciones no se ganan sólo con el voto de los priístas, sino con el sufragio de la mayoría de los ciudadanos que acuden a depositar su voto y su confianza por un candidato, por un partido y a determinare un rumbo y un destino para la República.
Un riesgo deben afrontar con éxito los priístas: dar más importancia a la persona que a los principios, a la ideología. Ya sé que muchos hablan y hablan sobre la muerte de las ideologías. ¿Quién ha impulsado esas tesis? ¿Quiénes se han servido de ellas?
Los priístas deben determinar, libre y abiertamente, qué tipo de partido, de principios, de estatutos y de dirigentes desean tener. Deben discutir en forma amplia y libérrima acerca de estos asuntos. De esto dependerá lo que el pueblo diga, resuelva y haga con el partido. En mi opinión, la gran tarea pendiente del Partido Revolucionario Institucional radica en asumir las causas del pueblo como causas propias; ser vocero, mandatario de los mexicanos, serlo, a fondo y de veras, en cada instancia de gobierno y frente a cada una de ellas.
Y estas posiciones deben ser respecto de la crisis económica, el empleo, las deudas, los precios, los salarios, la educación, la vivienda y el campo, el IVA en alimentos no procesados y medicinas, la eliminación del ISAN, la inversión privada en la energía eléctrica, el petróleo. En fin, se trata de los asuntos de todos los días y de todos los mexicanos, salvo unos cuantos, los más afortunados.
Los priístas se encuentran ante la oportunidad histórica de hacer realidad su compromiso –hasta hoy meramente retórico– con el nacionalismo, la soberanía, la libertad, la democracia y la justicia social.
El PRI está ante la coyuntura de convertirse en un verdadero un partido político, en un partido realmente democrático. La democracia no se agota en los procesos electorales. Esta es una frase discursiva que debe hacerse realidad en la vida cotidiana del partido. Hoy las candidaturas y los cargos de dirigencia partidista deben ser de quienes los priístas decidan mediante su voto libre, directo y secreto. Nunca más cargadas, nunca más decisiones “in pectore”.
Los políticos priístas deben escuchar el sentir del pueblo, sus anhelos, sus agobios y desesperanzas. El político no sólo debe ver la superficie sino la profundidad de los problemas. Sus soluciones y los posibles reflejos a futuro. Pero ante todo, el político debe escuchar a sus compañeros de partido, a sus correligionarios, a sus partidarios. Escuchar sus razones, sus objeciones y sus lamentos. Escucharlos de veras, no como mero acto demagógico. Luego, debe cumplir sus promesas, hacer todo lo posible y necesario para cumplir a cabalidad.
Estas son las tareas. Habrá tiempo para ver cómo las realizan.”.
Hasta aquí lo escrito en aquella ocasión. Ahora usted dígame si aprendieron algo los priístas en estos seis años. Si avanzaron o retrocedieron. Y si ahora serán capaces, ahora sí, de aprender de sus derrotas.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.-El impuesto a los refrescos ya fue aprobado, en lo general, en el Senado. Ahora falta que lo aprueben en lo particular y parece que allí estará el problema. Los senadores del PRD, PRI y a ultimo momento también del Verde, han declarado que rechazarán el incremento del cinco por ciento a los refrescos, por lo que se prevé que esta Cámara devuelva a los diputados la minuta de reformas a la Ley del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
2.-Martín Sánchez y Celsa Díaz son ya los nuevos dirigentes priístas de Manzanillo. Se dicen dispuestos trabajar para lograr la unidad y tener a un partido que sea competitivo y capaz de ganar las elecciones en el 2009. Esperemos que los hechos hagan realidad sus palabras.
3.- “Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo” Aristóteles

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