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jueves, septiembre 05, 2013

LGSPD, Margallate Habemus




LGSPD, Margallate habemus
La Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) ha sido aprobada en lo general y lo particular en ambas cámaras y sólo basta que sea publicada en el Diario oficial de la federación para que entre en vigor.
En menos de tres días fue discutida en comisiones y aprobada por los plenos de las respectivas cámaras de  Diputados y Senadores. ¡Todo un récord!
Poco valieron las presiones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), porque ni una coma le cambiaron los senadores a la minuta enviada por los diputados federales. Quienes a ella se opusieron ambas cámaras dijeron cuanto quisieron decir, fueron escuchados y vencidos por el número.
Lo que sigue es trámite, mero trámite, en apariencia. Pero, en términos reales, apenas va a empezar lo bueno con esta famosa LGSPD, porque se aplicará hasta el próximo año y falta ver la parte operativa del asunto, es decir, cómo, cuándo, dónde y con quiénes, operará la ley.
Hay asuntos poco claros, que se prestan, o se pueden prestar, a confusiones y abusos,   La ley precisa en el artículo 53, que en caso de que el personal “no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación (...), se darán por terminados los efectos del Nombramiento correspondiente sin responsabilidad para la autoridad educativa”.
Asimismo, señala la ley que: Las relaciones de trabajo del docente con las autoridades educativas y organismos descentralizados se regirán por la legislación laboral aplicable, “salvo por lo dispuesto” en la nueva ley.
Estos dos párrafos crearán tremendo lío, porque, de entrada, hacen a un lado la definitividad del nombramiento de los docentes, directivos y supervisores y parece que los trabajadores de la educación, los docentes de manera particular, quedaran en total estado de indefensión.
Esta es la parte que más ruido puede armar en todo el magisterio nacional, porque no hay distingos, como debe ser, pero deja en incertidumbre la seguridad y permanencia en el empleo de los docentes que, por las razones que sean, no aprueben los exámenes en las tres oportunidades que tendrán para ello.
Si bien es cierto que hay un párrafo donde se dice que: “El personal que sea separado de su encargo con motivo de la aplicación de esta ley podrá impugnar la resolución respectiva ante los órganos jurisdiccionales competentes”, esto sólo es un paliativo y nos muestra a las claras que es una ley que, de entrada, tiene una enorme carga punitiva contra el docente en general.
Pero lo interesante del asunto es que toda la carga va sobre los gobiernos estatales y es en el  artículo 8 de la Ley General del Servicio Profesional Docente donde se establece que las autoridades locales se harán cargo de los parámetros e indicadores para el ingreso, promoción y permanencia de los profesores; además de la selección y capacitación de los evaluadores, convocar a los concursos de oposición, diseñar programas de reconocimiento para docentes u ofrecer programas para la formación continua del magisterio.
De igual manera, en el artículo 7 de la ley, en la fracción VIII, que formó parte del adéndum  presentado en la sesión de la Cámara de Diputados del domingo 1 de septiembre, se establece que se deben ofrecer programas y cursos “gratuitos, idóneos, pertinentes y congruentes con los niveles de desempeño que se desea alcanzar para la formación continua”.
Todo cae en la esfera de las autoridades locales, es decir, el asunto seguirá en las manos que está en todos los estados y la Ciudad de México.
No le demos vuelta, aunque el énfasis parece estar en la evaluación, la misma ley no señala con precisión ni claridad cómo se van a aplicar estos exámenes, quiénes los van a aplicar, quiénes los van a elaborar; tampoco dice  si va a ser una autoridad central o las autoridades estatales las que los elaboren, apliquen y evalúen dichos exámenes.
Pero, insisto, el acento está puesto en la evaluación y no en la formación y actualización del docente. Esta es la parte esencial y parece estar siendo dejada de lado.
Tampoco queda en claro qué pasará con carrera Magisterial. Si van a seguirse aplicando exámenes para la promoción. Nada está dicho al respecto.
Insisto: el asunto no es la evaluación, sino la formación y la actualización del docente, así como el respeto de sus derechos laborales.
La situación es un verdadero margallate y mucho deberán hacer las autoridades federales y estatales, así como la representación sindical, para darle orden y sentido y desaparecer todas las dudas y horizontes tormentosos que se ven en el horizonte educativo.
Tres Comentarios al Margen
1.- Las lluvias han obligado a los alcaldes a hacer circo, maroma y teatro para mantener las vialidades abiertas en todo momento. Si aunado a los daños causados por esta razón le sumamos que es e estas fechas cuando los ayuntamientos tienen recursos para reparar las calles, nos daremos cuenta de que el problema se vuelve mayor en estas fechas. En Colima ha habido una buena respuesta del alcalde y su equipo de trabajo y ello ha permitido abatir los daños y disminuir las molestias para quienes circulan por esta compleja ciudad.
2.- Muchos dichos, pero en los hechos, nadie más está haciendo una campaña directa de promoción política como la que lleva a cabo el diputado federal plurinominal Nabor Ochoa López. Es un profesional y sabe que ésta es su oportunidad. Estar arriba en las encuestas e el momento oportuno es lo importante.
3.- La historia de la ciencia da voz al tumulto. No es una simple lectura del mundo. Contemplar no es comprender, mirar no es ver, ver no es saber. Además, no todo se deja ver. Lejos de exhibirse en la luz de la evidencia, el universo oculta sus leyes. La realidad es capaz de no ser más que una ilusión y la evidencia no es garantía de verdad. Lo que nos parece hoy racional, ha tenido que imponerse, nunca fue inmediatamente reconocido como tal. La racionalidad es una construcción y puede construirse sobre irracionalidades que ella misma ha engendrado. La ciencia es, con frecuencia, contraria al sentido común. Ikram Antaki
Twitter: @macosta68






1 comentario:

adelaida mejía dijo...

Me parece un buen esfuerzo hacer un análisis de las verdaderas razones que habrían de haber tomado en cuenta los diputados y senadores para llevar a cabo una verdadera reforma educativo y no la simulación de reforma que acaban de aprobar