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martes, diciembre 18, 2012

Decepción por la democracia Primera Parte



Uno de los temas recurrentes en este inicio de siglo lo constituye el problema sobre la pertinencia de la democracia, tanto en las sociedades más desarrolladas y que atesoran una larga tradición de gobierno democrático, como en aquellas que se encuentran en vías de desarrollo, de manera particular en las se encuentran experimentando procesos de transición hacia la democracia.
En todos los casos se extiende la sensación de que el sistema democrático, tal y como hoy le concebimos, no es capaz de satisfacer las necesidades y demandas de una sociedad cada vez más complejas.
Las instituciones políticas se muestran incapaces de solucionar los problemas colectivos y de responder eficazmente a sus ciudadanos, quienes cada vez perciben un abismo más profundo entre ellos y sus gobernantes. Los canales convencionales de participación dan muestra de las evidentes limitaciones que existen para la transmitir las demandas y los intereses reales de los ciudadanos y de los diferentes grupos sociales a los que pertenecen.
Sumado a lo anterior, el funcionamiento del sistema político  aparece frente a los ojos de amplios sectores de la población cada vez más determinado por los intereses y estrategias de las grandes corporaciones económicas, las elites financieras y las instituciones internacionales al servicio del capitalismo global.
Todos esos problemas constituyen la base de una amplia preocupación por lo que se ha dado en llamar la calidad de la vida democrática.
Las democracias contemporáneas estarían perdiendo el impulso cívico necesario para ser un sistema político dinámico, que pueda hacer frente a los continuos cambios socioeconómicos de las sociedades avanzadas mediante la participación de los ciudadanos en la esfera pública.
Las democracias hoy correrían el riesgo de convertirse en un conjunto de mecanismos y reglas formales de toma de decisiones que sólo lograrían atraer la atención de los ciudadanos mediante la repetición de rituales participativos desprovistos de interés y eficacia.
Uno de los signos más evidentes de esta situación es la distancia cada vez mayor que separa a los ciudadanos de las instituciones políticas democráticas y de los responsables de las mismas.
No es sólo que la actividad política institucional no interese o interese poco, sino que se considera algo muy alejado de los intereses, las necesidades o los problemas de los ciudadanos.
No se trata simplemente de una reacción de insatisfacción ante los resultados concretos de unas determinadas políticas gubernamentales, ni tampoco de que se dude de la ‘bondad’ de la democracia frente a otras formulas políticas. Es una actitud más general y difícil de definir que ha encontrado su mejor expresión en el término desafección política.
Con la aparición de la sociedad postindustrial, se extiende la sensación de que las profundas transformaciones económicas, sociales y culturales que viven las sociedades capitalistas occidentales estaban provocando graves problemas en el funcionamiento del sistema político democrático que ya no sería capaz de ofrecer a los ciudadanos un marco adecuado de representación y expresión de sus intereses o demandas.
Fenómenos típicos de este momento histórico como la aparición de los nuevos movimientos sociales, el incremento de las demandas ciudadanas, la gran cantidad de expectativas que los ciudadanos depositan en el Estado de bienestar o el surgimiento de actos de protesta colectiva han sido interpretados como manifestaciones evidentes de los problemas por lo que atraviesan los sistemas democráticos y de su creciente incapacidad para satisfacer las necesidades de los ciudadanos.
Tres Comentarios al Margen
1. Hoy es el día del gobernador. Los anuncios y comentarios respecto de su tercer informe de gobierno llenan todos los espacios mediáticos, como debe ser. Las obras más anunciadas y publicitadas son consecuencia de JOVA, el huracán, es decir, son obras de reacción, en algunos casos tardía, pero no forman parte de un plan, sino de la casualidad. Más crímenes, más inseguridad, más cárteles, ahora en cada municipio hay jefes a pasto. En fin, leeremos y comentaremos.
2. Fernando Olea les “comió” el mandado a los sacerdotes católicos que convocaron a una reunión de medios de comunicación para informar acerca de la construcción del templo al Beato Juan Pablo II y la Reina de la Paz que pretenden para la colonia Lomas Verdes de esta ciudad.
Este señor Olea aprovechó la reunión para informar de la inconformidad de los vecinos del lugar donde se pretende construir el templo y decir que más de 100 están en contra de que se construya en ese lugar, precisamente donde vivía el hoy gobernador, Mario Anguiano Moreno.
Machetazo a caballo de espadas, pero le apuesto a la Iglesia.
¿Se atreverá el alcalde Federico Rangel a negar el permiso para construir allí ese templo?
Con la iglesia has topado, Luis Fernando Olea.
3. El hombre es un animal lleno de hiel, y cualquier opinión que emite sobre sus semejantes lleva ya algo de degradación. No es que no pueda hablar bien de los demás, pero experimenta una sensación de placer y de fuerza sensiblemente menor que cuando habla mal. Si rebaja y ajusticia a sus semejantes, no es tanto para dañarlos como para salvaguardar sus propios residuos de cólera, sus restos de vitalidad, para escapar a los efectos debilitadores que trae consigo una larga práctica del desprecio. Emile M Ciorán
Twitter: @macosta68

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