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martes, diciembre 09, 2008

El Aborto y la Pena de Muerte

En abril de 2007, escribí lo siguiente acerca del aborto. En esa ocasión definí postura a este respecto. Traté de ser claro en la exposición de las razones que explicaban mi posición, mi forma pensar, de ver y de sentir en cuanto se refiere a este tema tan complicado para los seres humanos.

“Estoy a favor del aborto. Desde mi punto de vista, debería bastar sólo la decisión de la madre para que las instancias de salud pública lo practicaran, justo antes de las 12 semanas de gestación, por supuesto. Más a favor estoy de que este tema sea discutido libre y ampliamente en todos los ámbitos. Esta es una característica de la democracia: escuchar a todas las voces y resolver en consecuencia. La amenaza de excomunión no basta para frenar a nadie, sea o no miembro de la iglesia que lo excomulga.

Deberían saberlo quienes han amenazado con ello a los legisladores que voten a favor de la propuesta de ampliar el número de causales que despenalizan el aborto. Es una muestra clara de extremismo religioso y, si se me permite el término, hasta de fundamentalismo.

Si la jerarquía católica no quiere que los miembros de su iglesia lleguen a abortar, que hagan campaña para que no lo hagan, pero no olvidemos que vivimos en un régimen civil, no teocrático, al menos todavía.

Sacar a pasear a individuos como Serrano Limón es un grave error de estrategia, como ya quedó asentado en su presentación en la asamblea legislativa, donde hasta los diputados del PAN se deslindaron de él, al ver las consecuencias negativas de un maridaje extremo con el “provido” mayor.

Las cuestiones morales son individuales y cada uno las resuelve a su manera. Pero los valores que asumimos como sociedad son responsabilidad de todos. Los ámbitos son diferentes y diferentes los medios para sancionar las desviaciones de la norma. Para unos, la condena eterna y para todos, la aplicación de la ley.

No nos confundamos: no se va a despenalizar el aborto, ya está despenalizado. Ahora, simplemente se pretende agregar una causal más. Eso es todo y el asunto es en el DF, no en toda la república, aunque luego podría replicarse en los estados dicha modificación legal.

Eso es bueno, porque ayuda a resolver problemas de salud pública.

¿Cuántas mujeres se practican abortos clandestinos? ¿Cuántas mueren al año por esa razón?

Por eso estoy a favor del aborto.”. Hasta aquí lo escrito el 12 de abril de 2007.

Pues bien, así como estoy a favor del aborto, lo estoy también de la pena de muerte en los términos planteados en la iniciativa Coahuila, es decir, si y sólo si los secuestradores privan de la vida a los secuestrados. Seamos claros: la iniciativa no determina matar a todos los secuestradores, no, sólo se propone privar de la vida a quienes, previamente, hayan asesinado a sus víctimas, es decir, que al delito de secuestro añadan el de asesinato.

Hemos visto avanzar a la sociedad en muchos ámbitos, pero uno me resulta sumamente peligroso: el que los ciudadanos se hagan justicia por sus propios medios, al margen de las leyes que nos hemos dado para vivir en sociedad.

Por desgracia, esto es ya una situación cada vez más frecuente. ¿Recuerda usted el caso de los quemados vivos, o los colgados en Morelos y otros estados del país? Eso no fue una excepción, sino que, por desgracia, se está convirtiendo en una normalidad, “consentida” por las autoridades.

Una de las razones fundantes de la creación del Estado fue el de garantizar la seguridad de sus integrantes. Si el gobierno, en sus tres niveles, como uno de los componentes del Estado es incapaz de brindar esa seguridad y de ejercer esa “violencia legítima” para garantizar la paz y la tranquilidad, los ciudadanos pueden rebasar a las instituciones. Esto no es una especulación, sino algo que ya ha ocurrido antes y ocurre hoy mismo a lo ancho y lo largo del país. La muerte tiene permiso ahora, como en el cuento de Edmundo Valadez.

Es cierto lo que dicen: el incremento en las penas no va a disminuir los crímenes, ni tampoco una mayor o mejor educación, porque en las sociedades más avanzadas el crimen se mantiene. El asunto aquí es que la pena de muerte se aplicaría sólo en casos concretos, probados en los que la víctima de los secuestradores haya sido asesinada. Eso queda claro. No es ojo por ojo ni diente por diente, sino poner un límite a los criminales. Punto.

No hay peor muerte para una familia que no volver a ver a sus seres queridos, saber que fueron tomados por la fuerza, asesinados y que lo que más que van a tener, si acaso, serán largas horas de inútiles explicaciones de las autoridades acerca de todos los esfuerzos hechos para encontrar con vida a sus familiares.

El secuestro destruye no sólo a las familias, sino a la sociedad misma. Es un crimen inhumano que requiere medidas extraordinarias.

Tenemos autoridades judiciales incapaces de resolver estos crímenes. Esto está constatado en todos los medios. ¿Cuántos secuestros hay todos los días en el país? ¿En cuántos de ellos las víctimas son ejecutadas?

Podemos seguir siendo políticamente correctos y bien portados y los criminales seguirán ganado las batallas cotidianas, como hasta hoy.

Es tiempo de emitir un diáfano grito: ¡ya basta!

No le demos vueltas: los criminales saben que pueden asesinar impunemente a sus víctimas porque nada les va a pasar a ellos. Entre la corrupción y la ineficiencia policiales, tienen un largo camino por donde moverse con toda tranquilidad.

Por eso, y por muchas razones más, estoy a favor de la pena de muerte para los secuestradores que asesinen a sus víctimas.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1. Las elecciones son un asunto serio. Se trate de lo que se trate de elegir. Vea usted el asunto de la elección de la reina de la feria de Todos (los) Santos, la de Manzanillo o la de Tecomán, o hasta la de Ixtlahuacán, o la del jardín de niños más remoto del estado. Todas desatan polémica. Siempre hay quejas contra los árbitros, contra las reglas. Siempre se piensa, y se dice, que hay alguien a quien las autoridades apoyan “con todo”. Siempre el árbitro está coludido.

En Colima tenemos muchos años de tener elecciones más o menos limpias, creíbles y llevadas en paz. Esto es un hecho probado y probable en cualquier momento y lugar del estado. ¿Hace cuánto tiempo que no hay quema o robo de urnas? ¿Sabe usted que desde hace muchos años, los representantes de todos, de todos, los partidos políticos participantes han entregado un reconocimiento oficial a las autoridades electorales de Manzanillo?

Estos son los antecedentes para las elecciones de 2009. la limpieza del proceso depende de nosotros, los ciudadanos, de los candidatos, de los partidos, de los periodistas y de los funcionarios de los órganos electorales, por supuesto.

2. Es bueno que el PAN deje la hipocresía a un lado y haga que sus funcionarios federales se involucren abiertamente en las tareas electorales de su partido. Se ha visto que los secretarios de estado han acudido a diversas entidades del país a explicar cuál será la estrategia electoral que se llevará a cabo en el 2009. Esto es bueno y hace a un lado, reitero, la hipocresía, gazmoñería, que ha caracterizado al PAN.

De esta manera, los panistas no podrán llorar cuando en cada entidad, los gobiernos locales hagan lo mismo, pero en su contra. ¿O no?

3. Una opinión equivocada puede ser tolerada donde la razón es libre de combatirla. Thomas Jefferson

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