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martes, septiembre 30, 2008

Virgilio Mendoza Amezcua, Camino a Perdición

Al parecer, el asunto del regidor suplente en Manzanillo llegará a su fin hoy mismo, justo cuando le tomen la protesta de ley al suplente de Alfredo Woodward Rojas, quien fuera postulado por el PRD como candidato a la alcaldía.

De quienes intervinieron en este asunto, casi todos salieron mal parados. Desde el propio suplente, quien se manejó por su cuenta y dejó correr versiones en el sentido de su alineación como parte del grupo comandado por el PRI al interior del cabildo, aún antes de reunirse con la dirigencia del partido postulante de su candidatura, el PRD, para analizar y valorar de manera institucional el asunto.

De igual manera, los dirigentes del PRD, tanto los estatales como los municipales, convirtieron este asunto en una excusa para expresar sus profundas diferencias al respecto. Tanto los dirigentes del comité directivo estatal, como del consejo político estatal, expresaron sus puntos de vista, divergentes por supuesto, con relación a este tema.

Pero el peor parado de todos fue el propio alcalde, Virgilio Mendoza, quien aún hoy define a “su jugada” como “genial”: hacer la propuesta de un convenio entre las fracciones para así, a cambio de incluir en el orden del día la toma de protesta al regidor suplente del PRD, firmar un convenio -y no una carta post fechada, como el propio alcalde me lo hizo notar- en donde se asentaría la autorización de la licencia para separarse del cargo cuando así lo solicitara el propio Virgilio.

Las carcajadas aún resuenan en el puerto y su eco llegó hasta San Lázaro.

Más allá de los adjetivos, justamente endilgados a una “propuesta” de esta naturaleza, queda el nivel de manejo político mostrado por el alcalde Virgilio Mendoza. Más allá de los discursos, los hechos nos dicen cómo son en realidad los políticos. Su manera de actuar, de enfrentar y resolver problemas, el nivel de sus asesores y operadores políticos quedó demostrado de manera clara y rotunda con este affaire.

Ya se vio antes, justo con la redacción del documento donde se le notificaba de su cese al entonces Oficial Mayor.

Ya lo dije antes y lo reitero hoy: la ley orgánica del Municipio Libre obliga al alcalde a fundar y motivar y Virgilio Mendoza se olvidó de hacerlo debidamente y signó el oficio del cese sin percatarse del incumplimiento de la norma referida.

Ese hecho: cesar al Oficial Mayor sin explicar cuáles fueron las razones de su acto, es decir, sin motivar su decisión, le dio la posibilidad al funcionario cesado de acudir al Tribunal de lo Contencioso Administrativo y reclamar la ilegalidad y, en consecuencia, la invalidez del acto.

Algo tan simple: cumplir a cabalidad la ley, le resulta casi imposible al alcalde y a sus colaboradores. Sus asesores, su director de asuntos jurídicos y la secretaría del ayuntamiento, dejaron pasar un osote de ese tamaño, y son los responsables directos -junto con el alcalde, por supuesto- de cuanto pueda ocurrir en este asunto.

Pero si el “oso” del cese fue enorme, y puede resultarle costoso al ayuntamiento, sin duda alguna, el asunto de la toma de la protesta de rigor al regidor suplente se lleva las palmas.

Aquí no hay a quién echarle la culpa, o la responsabilidad. Aquí es el alcalde quien hace la propuesta: a cambio de cumplirle con lo ordenado por las leyes, el alcalde buscó una transacción: obtener un beneficio directo del cumplimiento de sus responsabilidades como alcalde. Buscó transar. No lo consiguió porque nadie lo tomó en serio, pero Virgilio Mendoza intentó hacer una transacción, una negociación “en lo oscurito”.

No le demos vueltas al asunto: el alcalde intentó sacar provecho personal del cumplimiento de sus obligaciones. Así de simple es el asunto. Por eso es condenable su actitud.

Hay quienes la han juzgado como una actitud sana, es decir, hecha de buena fe. Peor aún, porque se demostraría, por lo menos, la ingenuidad política del alcalde.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1. Algunos amigos, y lectores, me han preguntado si es cierto lo publicado por Juan José Farías Flores en su colaboración del sábado 27 de septiembre de este año. Lo admito: así ocurrió. Fui invitado por el Consejo Consultivo de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, CMIC, delegación Colima, a participar en una Reunión de Planeación Estratégica, entre cuyos objetivos, dados a conocer a los participantes al iniciar el acto, destaca el segundo: Definir un perfil óptimo para un gobernante y difundirlo a la sociedad, para tomar conciencia de cómo, sin importar el partido o el nombre, lo importante es tener al más capaz.

Fueron casi ocho horas de trabajo ininterrumpido, cabe destacar, y la excepción fueron los 20 minutos destinados a la comida, donde en forma individual y grupal, se obtuvieron conclusiones muy interesantes.

En las tres mesas de trabajo integradas hubo aportaciones similares, coincidentes, tanto en el FODA hecho respecto del estado de Colima, como del perfil del gobernante requerido para los próximos seis años.

No tengo idea de cuál fue el criterio seguido por los organizadores, pero, además de los integrantes de la cámara y de asociaciones afines, habíamos unos pocos invitados externos, vinculados con la academia, tanto de la Universidad de Colima como del Tec de Monterrey, como de un exfuncionario público federal y estatal, y, en mi caso, un articulista de Diario de Colima con experiencia en procesos electorales y la administración pública estatal.

La experiencia fue gratificante y sorprendente. Fue interesante ver a empresarios preocupados e involucrados en el presente y el futuro de Colima. Es innovador constatar como una organización gremial hace ejercicios de reflexión de esta naturaleza y calidad.

En ningún momento se mencionaron nombres de políticos o de partidos, sino sólo se habló del presente, del futuro, de las fortalezas, de las debilidades, de las amenazas y de las debilidades de Colima y, por supuesto, de los retos a enfrentar en el presente y en los próximos años.

Ojalá el ejemplo de la CMIC Colima cunda, porque ello hablaría de una sociedad realmente participativa y propositiva.

Ojalá, porque iniciativas como éstas, son siempre agradecibles.

Estoy convencido: ello sería para bien de Colima y eso nos importa a todos.

2. El sábado por la mañana recibí una llamada telefónica de un amigo. Se notaba preocupado: alguien le había informado para informarle de 12 cuerpos descabezados en Armería. Me preguntó si sabía algo o si podía conseguir información oficial para confirmar o desechar la especie. Llamé a tres personas, una de ellas un alto funcionario del gobierno estatal, quien no pudo tomar la llamada, pero a quien dejé mensaje en su celular. Al otro lo localicé al segundo intento. Me dijo no saber nada, pero se propuso averiguar y ofreció llamarme en caso de tener información. Al tercero le pregunté porque suele tocar en su columna temas de esta naturaleza. Se dijo dispuesto a buscar información oficial.

Los dos primeros cumplieron. Uno de ellos me dijo: no hay nada. El otro habló de un accidente habido cerca de la caseta de Cuyutlán. Nada más.

Notifiqué a mi informante la carencia de información al respecto.

Quienes me conocen lo saben: suelo cuestionar los hechos dados como ciertos. Cuando no sé algo, o no estoy seguro de ello, pregunto e investigo. Eso ocurrió el sábado, No más, pero no menos.

Según fui informado ayer, todo se inició el viernes por la noche, tras una llamada anónima recibida por un policía en su celular y retransmitida a la central el mismo viernes.

Asimismo, la fuga de información ocurrió cuando un hermano de un legislador federal, se enteró, por motivos de su trabajo en el gobierno del estado, de lo, supuestamente, ocurrido.

A partir de allí, la “noticia” voló.

El resto es historia.

3. Mi presencia en el mundo no hará sino perturbar, muy a mi pesar, algunas existencias tranquilas y turbar -más aún a mi pesar- la dulce inconsciencia de algunas otras. Emile Ciorán

macosta68@gmail.com

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