En teoría, la política debe
ser un ejercicio ético cotidiano. En teoría sí, pero en la realidad, los
servidores públicos, los legisladores locales y federales; en suma,
la mayoría de quienes participan en la función pública están lejanos de
apegarse a los valores aceptados por la sociedad, exigidos por la sociedad. Los
ejemplos los vemos todos los días.
En Colima estamos inmersos en un
nuevo proceso electoral. Por razones atribuibles única y exclusivamente al
exgobernador Mario Anguiano Moreno y a algunos de sus colaboradores, se llevará
a cabo una elección extraordinaria de gobernador.
Este proceso electoral se
llevará a cabo en medio de un ambiente rodeado de violencia, de inseguridad
pública. Si bien es cierto que vemos actuar a las autoridades para combatir la
inseguridad existente, debemos reconocer que es necesario acometer con grandes
recursos el problema de la seguridad pública.
En esto no hay partidismos,
sólo ciudadanos que exigen respuesta.
Proveer a la seguridad pública
corresponde a todos los gobernantes y es demanda de toda la sociedad.
Como saben los profesionales
del Derecho: la razón fundante del Estado es la seguridad. Los hombres se
reúnen para conseguir entre todos lo que ninguno puede obtener por sí mismo: la
seguridad que le permita vivir su existencia en paz, con la tranquilidad
debida.
Por eso, un Estado que no
satisface esta exigencia original,
reniega de su origen y carece de justificación verdadera.
Por supuesto, el Estado no
sólo debe proporcionar seguridad, sino también debe establecer las condiciones
de la libertad y la justicia.
¿Qué pasó con la seguridad
pública en Colima?, por qué ahora tenemos tantos problemas con ella?, ¿por qué
es ya un asunto que pasó de mera seguridad pública, a seguridad nacional?
Ha pasado muchas cosas en los
últimos 10 años, pero todas tienen que ver con el manejo faccioso de la
seguridad, con los aciertos y fracasos en la aplicación de políticas públicas y
en la atención de ciertos grupos y hasta de verlo como un mero asunto policial.
De armas y balas.
En estos 10 años ha habido una
enorme cantidad de recursos humanos, materiales y económicos destinados a
combatir la inseguridad. Más personal, más capacitación, más armas, más balas,
más enfrentamientos a tiros con las bandas delictivas, pero la verdad es que el
dispendio, la corrupción, las traiciones, la falta de coordinación
institucional es lo que han caracterizado estos tristes 10 años en materia de
combate a la delincuencia en Colima.
Al menos en el discurso, se ha
invertido, a lo largo de estos 10 años, en materia de formación de recursos,
dotación de equipo y mejoramiento de las condiciones de trabajo, creación de
las profesiones destinadas a dar seguridad a los ciudadanos, información
oportuna y suficiente, estadística confiable y criminalística moderna.
¿De qué ha servido todo esto?,
¿podemos decir, sin temor a equivocarnos que hoy tenemos mejores condiciones de
seguridad que hace 10 años?
Por supuesto, los colimenses
tenemos presente que para mejorar la
seguridad de todos los colimenses no bastan la reforma de las leyes, recursos
económicos, gendarmes, coordinación entre autoridades y niveles de gobierno,
sino que es necesario ir a fondo y se requiere hablar también de trabajo,
salario, educación, vivienda, alimento y, sobre todo, esperanza.
Sí, de esperanza, porque la
gente quiere tener esperanza de que es posible volver a vivir en paz.
La gente, la mayoría de los colimenses,
estamos metidos en nuestra lucha cotidiana por sobrevivir. Esa es una verdad
innegable. La crisis económica sólo es ligeramente menor a la de inseguridad,
pero ésta acrecienta aquélla. El impuesto del miedo es el más grande y doloroso
que los colimenses pagamos todos los días.
Por eso me parece necesario
que el gobierno estatal que iniciará sus funciones en febrero de 2016, establezca
un combate integral al crimen. Porque la miseria, la enfermedad y la ignorancia
influyen en las estadísticas del crimen. Porque es sabido que la falta de
oportunidades de trabajo que les permita resolver sus problemas básicos, obliga a buscar alternativas de sustento al
margen de la ley.
Hoy, parece haber una luz en
el profundo hoyo donde nos hallamos hundidos.
Los colimenses esperamos las
propuestas concretas, viables, funcionales, de los aspirantes a gobernarnos.
Estamos a la espera.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.
Cambiar prácticas de gobierno es lo importante,
dijo Indira Vizcaíno, expresidente municipal de Cuauhtémoc. Más allá de
la alternancia de partidos en un gobierno determinado: federal, estatal o
municipal, lo importante, dice la perredista Vizcaíno, es modificar los
patrones de conducta en beneficio de los gobernados. Pasar del discurso a los
hechos. Por eso, dijo en entrevista concedida al portal afmedios.com, los ciudadanos deben examinar
con cuidado a quienes promueven la alternancia como solución a los problemas
que padecen los colimenses.
Suscribo.
2. En
medio del jolgorio decembrino iniciará la campaña extraordinaria. Las fiestas
de la Virgen de Guadalupe estarán en el último tercio, las posadas estarán a
punto, luego viene navidad, año nuevo y el día de Reyes. Una campaña muy
festejada.
3. Los bravucones se alimentan
del hartazgo de sus oyentes. El fanfarrón gana cuando logra sacar de quicio al
otro, cuando lo coloca en su terreno al entrar en su propia disputa. La
provocación prende cuando el tranquilo se torna iracundo. Jesús Silva Hérzog
Márquez
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