En cuanto a la evaluación del
primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, difícilmente habrá quien discrepe
en que ha sido un año cuesta arriba. No ha habido momento de reposo y
en muchos aspectos hay un sentimiento de pérdida. La violencia se ha
recrudecido, la economía marcha mal, el corte al flujo de dinero ha provocado
prácticamente una quiebra técnica del gobierno, pero, a pesar de todo, puede
decirse que también ha habido avances sustanciales.
Empecemos: ls primera sorpresa
fue el discurso de toma de posesión. Más allá de los lugares comunes, fue
presentado un plan de trabajo concreto, sencillo –en apariencia-, que trajo una
impactante novedad: un pacto de las principales fuerzas políticas, PRI, PAN y
PRD, en el que había el compromiso concreto de llevar a cabo una agenda
legislativa y de impulsar, conjuntamente, reformas que dieran viabilidad al
país. El Pacto por México fue una esperanzadora novedad.
Las reformas fueron vistas,
así, plausibles, al alcance de la mano de los dirigentes de los partidos. Parecía
imposible lograrlo, pero el Pacto aguantó casi un año, casi.
La primera reforma fue la llamada
reforma educativa, que en realidad es
una reforma en el ámbito laboral y exclusiva para los docentes, es decir, para
poco más del 70 por ciento de los trabajadores de la educación. No hay reforma
en cuanto hace a planes y programas, no hay, incluido el Instituto Nacional de
Evaluación, novedades reales en el ámbito educativo.
Adicionalmente, vino la
defenestración de Elba Esther Gordillo Morales, tras 23 años de estar en el
poder del sindicato más numeroso de este país y tal vez de América latina. Nos
recordó al Quinazo.
También está la reforma en
materia de Telecomunicaciones, que viene a marcar un hito porque es algo
largamente deseado y pospuesto y que, al menos e apariencia, le permitirá al
gobierno meter e orden ese sector, vital para nuestro país. .
También hubo la reforma
fiscal, hacendaria la llamaron, que tanto escándalo armó y que llevó a muchas
personas salir a la calle a defender su
patrimonio, porque se pretendía cobrar IVA e colegiaturas, en las adquisición
de vivienda nueva, en la renta de vivienda y en otros ámbitos. Con una alianza
con el PRD, el presidente logró sacar esta reforma y rompió la inercia marcada
durante muchos años.
Luego, en un alarde político,
el presidente envió una iniciativa para obligar a los partidos a postular a
mujeres en el 50 por ciento de los cargos de elección popular, en el ámbito
federal, por supuesto. La iniciativa tiene sus méritos, pero también podrán en
jaque a todos los partidos porque si ya en 2012 se vieron en problemas para
completar el 40 por ciento, ahora, con la
obligación de hacer una postulación menos que paritaria -debido a que las
mujeres sólo podrán tener como suplentes a mujeres, pero los hombres podrán
llevar como suplentes también a mujeres-, el asunto se complica seriamente para
todos los partidos.
También en el ámbito político,
abrir las puertas a la reelección inmediata en los cargos de elección popular,
con una limitación en el número de reelecciones permitidas, se rompió un tabú, casi un símbolo nacional,
que desde la muerte de Alvaro Obregón parecía haberse cerrado para siempre.
Pero la madre de todas las
batallas y reformas es la referente a la energética: gas, petróleo,
electricidad.
Con una estrategia prevista,
con pasos anunciados, Enrique Peña Nieto engañó con la verdad. La izquierda,
naturalmente opuesta a la reforma del sacrosanto artículo 27 constitucional, se
levantó en armas, el PRD amenazó, y cumplió, con salirse del Pacto, pero la
reforma salió, pese a todo.
Ahora, en este segundo año, en
el que se dice que el dinero fluirá desde enero, se espera que haya un
crecimiento económico que permita llegar, por lo menos al 3.4 por ciento, es
decir, casi tres veces el tenido en este año que cierra ya.
Como sea, Enrique Peña Nieto
va empujando la nave. El destino es incierto, por lo menos para muchos de los
tripulantes y para la mayoría de los pasajeros, pero se puede decir que el
capitán ya tiene las herramientas para trazar un nuevo rumbo.
Veremos y comentaremos.
Tres Comentarios al Margen
1.- Los diputados locales se pusieron
de acuerdo y piden a los gobiernos federal, estatal y municipal, negar los
permisos correspondientes para la mina en Zacualpan se ponga en marcha. El
asunto ha divido ya a esa comunidad y todo parece indicar que los problemas van
a complicarse y no a resolverse en el corto plazo, por los intereses de un
grupo de comuneros.
2.- La ocupación de la tribuna
del Congreso tiene una misión justiciera, por supuesto: impedir la tiranía del
debate y esa imposición grotesca de la votación mayoritaria. A la pedestre
lógica de la deliberación contraponen la retórica de los cuerpos que ocupan
físicamente el espacio legislativo, los gritos que asfixian cualquier
argumento. Se trata, como siempre advierten, del último recurso: ellos querrían
quedarse a escuchar el debate desde su curul pero se ven obligados al asalto.
No les queda de otra. Se ven forzados a impedir a gritos que otros hablen y que
se imponga la cuenta de los votos. Quienes toman la tribuna definen su
contribución a la vida parlamentaria en
los términos más pedestres: bultos que gritan. A su grupo político aportan
cuerpo y ruido.
Jesús Silva Hérzog Márquez
3.- Ser objetivo es tratar al
prójimo como se trata a un objeto, a un muerto, es comportarse con él como un
sepulturero. Emilio M Cioran
Twitter: @macosta68
No hay comentarios.:
Publicar un comentario