En Colima, las cosas van cada
vez peor para los panistas. No es una exageración, sino el simple recuento de los
hechos.
Mire usted: los panistas
lanzaron la convocatoria para elegir a su nuevo presidente del Comité Directivo
Estatal, algo normal, estatutario. Hasta allí todo bien.
Luego, Pedro Peralta Rivas
anunció su candidatura para dicho cargo y en su registro hubo un impresionante
grupo de panistas que hicieron parecer que todo estaba cocinado en su favor.
Sin embargo, cuando todo
parecía rodar sobre hojuelas, se apareció el otro grupo, en el que participan panistas
que han ocupado cargos de partido y de elección popular durante muchos años,
arropando al alcalde de Coquimatlán, Salvador Fuentes, quien previamente había
aparecido en el acto de registro del propio Peralta Rivas, contra quien ahora
competiría.
Pedro Peralta hizo lo que
mejor sabe hacer: insultó, gritó, amenazó y denunció a sus contrincantes, de
todo y por todo lo habido y por haber.
Más aún, a Salvador Fuentes le
metieron una dura zancadilla al denunciarlo por abuso de dos menores, varones y
por, supuestamente, no haber obtenido licencia del cabildo para separarse por
15 días de su responsabilidad como presidente municipal.
Luego, la Secretaría General
del CEN panista, Cecilia Romero, dijo que la elección se cancelaba, mejor
dicho, se posponía hasta el 12 de octubre, al mismo tiempo que descalificaba a
Pedro Peralta como vocero del propio CEN panista, porque el aspirante a
dirigente estatal había dado a conocer previamente la resolución de la
dirigencia nacional.
Después vino el acto de
desobediencia de la dirigencia estatal y la realización de la asamblea estatal
de consejeros, donde acudió justo la mitad más uno de ellos, 34 de 66, los
mismos que eligieron a Salvador Fuentes como su nuevo dirigente estatal.
La dirigencia nacional,
nuevamente por la vía de la secretaría general, Cecilia Romero, le descerrajó
un tiro a los miembros del CEN panista y anunció que todos serían destituidos y
la elección invalidada y que el propio CEN se haría cargo de la renovación de
la dirigencia estatal.
Pero ahora resulta que desde
la presidencia de la dirigencia nacional panista se informa que no hay tal
destitución de la dirigencia estatal panista en Colima y que el presidente,
Raymundo González Saldaña, tiene un plazo de hasta 50 días para convocar a elecciones.
¿Está claro que los gritos,
los sombrerazos y las patadas a las espinillas y salva sea la parte están a
todo lo que dan?
¿Hay quién pueda decir, con
certeza plena, que entiende cuanto ocurre en el seno de los panistas colimenses
y del propio comité nacional?
Dejar en manos de la misma
dirigencia la responsabilidad de volver a convocar a elecciones, deja en la
misma situación en que estaban antes del 12 de octubre. Nada más, pero nada
menos.
Es evidente que los jaloneos
hacen que se fortalezca el voto duro de ambas partes, pero la diferencia puede
ser la de aquellos que no desean verse involucrados en este proceso viciado,
violento y desatinado.
Estos delegados pueden darle
el triunfo a cualquiera, pero, lo cierto es que el daño a la imagen de los
panistas es inmensurable en estos momentos.
Por lo pronto, reitero, Pedro
Peralta Rivas ya cumplió con su objetivo: dividir a los panistas colimenses.
Tres Comentarios al Margen
1.-La iniciativa presidencial
de que los partidos postulen a mujeres en la mitad de sus candidaturas es una
acción positiva en la búsqueda de la equidad en la política partidista. Más aún
porque obliga a que en los casos donde una mujer vaya de propietaria, también
una mujer deberá ir de suplente. Sin embargo, vale recordar que la Sala
Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya había determinado
que los partidos debían postular, obligatoriamente, al 40 por ciento de sus
candidatos a cargos de elección federales a mujeres, así como que cuando una
mujer sea propietaria, la suplente debe ser también mujer.
Pero EPN fue más allá y llevó el asunto hasta
el 50 por ciento. Ahora, vamos a ver cómo opera en la realidad y qué resultados
concretos positivos, más allá del discurso, trae esta medida.
2.- Entre el 85 y el 92 por
ciento del presupuesto de egresos del gobierno del estado y de los 10
ayuntamientos se les va en nómina y pago del servicio de deuda. ¿Así cómo?
3.- Creo que con el tiempo mereceremos no tener
gobiernos. Jorge Luis Borges
Twitter: @macosta68
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