La elección de la dirigencia panista ha ocupado los medios en los últimos días. Ha habido muchas declaraciones al respecto y algunas se han “salido de madres”, como dijo Manuel Espino, en la campaña extraordinaria para gobernador del estado en 2003. Una de ellas es la de Jorge Iñiguez Larios, quien le dijo al diputado local, dos veces candidato derrotado a gobernador y frustrado aspirante a miembro del consejo político estatal de su partido, Enrique Michel Ruiz. La otra fue de la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, quien dijo los panistas deben ir en unidad para tener una plataforma de lanzamiento para las elecciones de 2009.
Ya Carlos Maldonado Villaverde hizo una reclamación a Enrique Michel Ruiz por aguantar tantas vejaciones, tantas traiciones, tantos golpes bajos de sus propios compañeros de partido, particularmente de sus dirigentes actuales y pasados, entre ellos el propio Felipe Calderón, quien supuestamente habría vendido la elección de Colima en 1997, a cambio de alguna en otros estados. Como entonces, como ahora, se pueden tejer historias acerca de un fraude y un robo de una elección, pero lo cierto es que el PAN entonces, y ahora el PRD, fueron incapaces de ganar su respectiva elección.
Pero lo interesante es ver hasta dónde llega la capacidad de los panistas para llegar a acuerdos que les permitan tener unidad y tranquilidad en su partido. Es cierto, hasta donde los datos permiten saber, ninguna de las partes en litigio tiene una mayoría consolidada. Es cierto que las sanciones y la aplicación del reglamento interno del PAN a algunos de los miembros de ese partido ha hecho ver como si se intentara eliminar consejeros estatales para impedir que participen en el proceso de elección de la dirigencia.
Así puede parecer, es cierto, pero no hay demasiados elementos para saber si la aplicación de los estatutos tiene ese objetivo, el de eliminar a posibles malquerientes. Actuar de esa manera sería una estupidez y no creo que Jorge Iñiguez sea un estúpido, no creo que haya nadie que lo considere un estúpido. Puede ser lo que quieran, pero no es un estúpido. Sabe cómo usar el poder, como usar los estatutos para establecer alianzas, para consolidar a su grupo. Tiene, también, plena conciencia de que no puede jugarse todo a un volado, a un todo o nada.
Por esa razón, desde mi punto vista, lo que los panistas están tratando de armar, de allí la declaración de la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, es ver cómo pueden hacer coincidir los intereses de los dos grupos más importantes: el que tiene como nucleante a Jorge Iñiguez Larios y aquel cuyo líder es Antonio Morales de la Peña. La unión de ambos grupos les da el control absoluto del consejo y en consecuencia, saben que juntos pueden decidir quiénes serían los miembros de la dirigencia estatal y qué cargos ocuparía cada grupo.
Una repartición del poder es mejor que una guerra encarnizada que debilite a ambos grupos o que excluya a alguno de ellos de la toma de decisiones. Porque todos saben que ésta, la elección del comité estatal, es una prueba de fuego para ellos, porque sabrán si son capaces de anteponer sus intereses personales o de grupo y ver más allá, ir unidos por el partido, primero, y por la gubernatura y el control mayoritario del congreso en 2009.
De esta manera, a nadie debería sorprender que los panistas nos informaran que tienen una planilla de unidad encabezada por Ramón del Toro y Fernando Antero, uno en la presidencia y el otro en la secretaría general. No importa cuál vaya a cuál cargo de cada uno, la compensación vendría por la distribución de los demás cargos, quien tenga la secretaría general tendría, también, finanzas, por ejemplo. Eso daría una compensación interna y amarraría los acuerdos entre ambos grupos.
Por eso, este proceso es una prueba que los panistas deben pasar de manera exitosa si quieren tener probabilidades reales de triunfo en el 2009.
Más allá de quien vaya a ser el candidato a gobernador, más allá de las edades de algunos de los suspirantes, que irían entre los 35 y los casi sesenta años, entre Virgilio Mendoza y la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, por citar sólo los casos extremos de edad biológica, los panistas deben probarle a la sociedad colimense que tienen cualidades reales de políticos serios, que tienen la capacidad de ponerse de acuerdo para determinar algo que, e este momento, puede ser su piedra de toque: la integración del comité directivo estatal.
El proceso ya hizo sacar cosas malas de varios panistas, ya hizo ver de qué son capaces los panistas cuando disputan un cargo partidista. Es decir, el proceso de sucesión ya los hizo ver mal, todavía pueden verse peor, es cierto, pero también pueden mostrar un lado amable e inteligente.
No sé si tengan la capacidad de operación, ni la sensibilidad y atingencia para resolver con éxito esta situación que puede devenir en una grave crisis y ahondar la división que subyace en las filas panistas.
Veremos y comentaremos.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Se le complica al presidente Calderón la situación del país. Hasta el momento, más allá de unos golpes mediáticos, no hay un área donde pueda decir que sus acciones directas hayan sido exitosas. Hay vaivenes en la conducción de la política interior, hay graves problemas de seguridad nacional y hay una crisis en las instituciones de seguridad y de inteligencia, debido al estúpido manejo hecho en el foxenio perdido de estos asuntos.
El andamiaje institucional está seriamente lastimado y la credibilidad del gobierno y de las instituciones públicas está casi en la calle.
El chinogate se ha vuelto una loza ara Calderón y los panistas.
No hay visos de que calderón pueda, ni e el corto ni en el mediano plazo, mejorar la situación.
2. El comité directivo estatal presentó su órgano de información oficial: El Militante, que incluirá una sección de noticias, donde de manera breve se enunciarán algunas de las tareas emprendidas por el comité directivo estatal a su cargo, así como por los comités municipales, sectores y organizaciones, así como una entrevista a un priista distinguido, -que en esta ocasión correspondió a Eduardo Herrera, lo cual “sirve para que la militancia siga teniendo fresca su memoria y se reconozca el trabajo de quienes han fortalecido al partido y dejado el precedente de que a Colima le ha ido bien con los gobiernos del PRI.
Es un buen intento.
3. “Hay seis formas de escoger a las personas para ejercer el mando: enriquecerlos y observar si se refrenan de la mala conducta para probar su humanidad. “Ennoblecerlos y ver si se contienen de la altanería, para probar su sentido de justicia. Darles responsabilidades para ver si se contienen del comportamiento despótico, para probar su lealtad. Tentarlos para probar su confianza. Ponerlos en peligro y ver si no se asustan, para probar su valor. Abrumarlos y ver si permanecen incansables, para probar como abordan estratégicamente los problemas” Sun Bin
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