El problema es el método, no hay duda. Casi todos los analistas y comentaristas de cuanto ocurre en el ámbito político, coinciden en que, en el PRI, el método es el problema. Primero exigieron, todos sin excepción, las contiendas internas y este deseo fue hecho realidad y llevado a los estatutos como una de las maneras en que podrían elegirse a candidatos a cargos de elección popular y dirigentes del partido.
Las primeras experiencias fueron en 1991 y aquello derivó en un grave problema para el partido, las deserciones fueron en todo el país, el rechazo a los resultados y la salida en masa del partido fue un fenómeno que capitalizaron el PAN y el PRD.
Esos son los hechos, pero también es cierto que las contiendas internas permiten que cualquiera pueda competir, siempre y cuando cumpla los requisitos señalados en la convocatoria respectiva. Los procesos internos le permiten al partido que se muevan las estructuras, que los aspirantes sumen gente nueva al partido y que haya una dinámica vigorosa, como generalmente no suele ocurrir.
En Colima, se optó en la última ocasión por la convención de delegados, a donde prácticamente se llegó con candidatos de unidad. Todo el juego y rejuego fue antes, durante el tiempo durante el cuál los aspirantes fueron “medidos” mediante encuestas para ver cuál de ellos tenía una mejor presencia entre la sociedad a la que pretendía representar o gobernar.
Por eso dije al principio que el problema es el método, pero éste es un asunto que los priístas resolverán, para el caso de Colima, antes del 1 de enero de 2009, en acatamiento a lo dispuesto por el código electoral local.
Hasta hoy, el gobernador ha dicho que él será el fiel de la balanza y que se elegirá como candidatos a quienes tengan mayor rentabilidad electoral. Eso es muy importante y es algo que los priístas deberían aplaudir. Me explico: todos los partidos están obligados, si quieren ganar elecciones, a registrar como candidatos a quienes tengan la mayor rentabilidad electoral posible. Este es el ideal.
Pero el asunto es que el concepto “rentabilidad electoral” puede confundir a algunos. Porque puede pensarse que la rentabilidad electoral mayor la tendrá, en automático, quien, en un momento determinado, esté en el primer lugar en las presencias de los electores. La encuesta es una herramienta que permite valorar determinadas variables. Es una herramienta muy valiosa e importante, pero es sólo eso: una herramienta, no más.
Es decir, para elegir a un candidato deben ser analizadas otras variables importantes: las fracturas y rechazos que un aspirante pueda producir, tanto al interior como al exterior de su partido, las sumas de partidarios y organizaciones, ajenos al partido postulante, que puedan contribuir de manera positiva en la campaña electoral, por mencionar sólo algunas de las variables que deben ser analizadas para tomar una decisión tan compleja como lo es elegir candidatos a cargos de elección popular.
Por eso, en el PAN, por citar un ejemplo, la candidatura de la señora senadora Martha Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado, cuya candidatura generaría un enorme rechazo al interior del PAN y ella lo sabe, por eso ha iniciado una serie de encuentros con quienes han manifestado, en público y en privado, su decisión de no colaborar en la campaña si su partido la postula como candidata a la gubernatura.
Mire usted: tanto el diputado federal Víctor Torres Herrera, como el diputado local Enrique Michel Ruiz, son dos de los que han externado que no apoyarán la candidatura de la señora senadora Martha Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado. Pero como ellos, hay muchos otros panistas que han sido testigos de la enorme capacidad de este personaje para generar odios y desencuentros.
Tengo aún en mi poder copia fotostática del acta de consejo político del PAN donde Enrique Michel y sus partidarios hicieron todas una serie de reclamos a la candidatura de la señora senadora Martha Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado, por los “sospechosos” resultados electorales que en 1997 se dieron en Manzanillo, con la victoria de la fórmula panista al ayuntamiento y la amplísima ventaja que Fernando Moreno Peña le sacó a Enrique Michel Ruiz, en aquel municipio.
En el PRD, dividido como nunca antes, el problema es similar. Ya les pasó en Zacatecas y Guerrero, donde fueron barridos de los principales municipios y la causa principal, en ambos casos, fue la tremenda división resultante del método escogido para seleccionar candidatos. El PT, en Zacatecas, y el PRI, en Guerrero, fueron los ganadores de dicha división.
En cuanto a Colima, el PRD tiene problemas graves, porque si bien es cierto que la dirigencia estatal la tiene el grupo que tiene en Jesús Orozco Alfaro a su líder, la verdad es que los perredistas históricos, por llamarlos de alguna manera, tienen el control de las candidaturas y de las decisiones torales en ese partido, debido a un hecho: tienen mayoría en el máximo órgano de gobierno perredista: el consejo estatal, presidido por Arnoldo Vizcaíno Rodríguez, para más señas.
Así, en Colima, tanto en el PRI, como en el PAN y el PRD, están obligados a llegar a acuerdos que les permitan salir fortalecidos del proceso de selección de candidatos a cargos de elección popular y ello pasa, necesariamente, por la definición del método y sólo les queda diciembre para que puedan alcanzar ese acuerdo tan importante: ¿cómo van a ser elegidos los candidatos a cargos de elección popular?
El problema es complicado y requiere una solución compleja.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. El cabildo manzanillense en su conjunto determinó una serie de obras que proponen a la API se construyan a favor del pueblo de Manzanillo, construcción de calles, planta tratamiento de aguas negras, relleno sanitario, rehabilitación del Boulevard Costero Miguel de la Madrid, Avenida Lázaro Cárdenas, entre otras obras de interés general, también destacaron Resaltaron la elaboración de estudios de sisimicidad, ruido, y fenómenos hidrometeorológicos, para garantizar la calidad de vida de los vecinos de las colonias, Las Brisas, Pacífico, Morelos, y Esperanza-Pacífico.
Se busca darle a la ciudad la certeza de que puede contar con obras que le den a la población un crecimiento sustentable. El gobernador Silverio Cavazos Ceballos, afirmó que el cuerpo edilicio de Manzanillo actuó responsablemente con esa decisión, pues se le quiere dar certidumbre al crecimiento de Manzanillo. También mencionó que los regidores y el alcalde buscan el crecimiento sustentable de Manzanillo.
El alcalde Virgilio Mendoza aseguró que si la API cumple con lo aprobado por los regidores, se les dará luz verde para la realización de obras. Se trata de beneficiar a Manzanillo. Ahora la pelota –dijo- está en la cancha de la API.
El regidor Francisco Zepeda González, aseguró que las organizaciones civiles jugaron un papel importante en este asunto, pues se tomaron en cuenta sus propuestas para buscar puntos de convergencia entre las necesidades de la API y de la población de Manzanillo. No se trata de sacarle todo a la API.
2. Según fui informado, el presidente de Manzanillo tiene la certidumbre de que, a pesar de no contar con mayoría en el cabildo, podría obtener la licencia para separarse del cargo y estar en posibilidades de competir por otro cargo de elección popular, ya sea local o federal. ¿Cuáles son sus argumentos? El fundamental, según me informó mi fuente, es que varios de los miembros del Cabildo estarían en la misma situación, es decir, solicitarían licencia para buscar una diputación local y por lo tanto, el problema estaría resuelto: se votarían en la misma sesión de cabildos todas las licencias y asunto arreglado. Sólo que hay pequeño pero, dije a mi informante, los regidores no necesitan solicitar licencia a su responsabilidad para contender a otro cargo de elección popular y esto lo tiene muy presente el alcalde, a quien, por cierto, le habría dado “palo” la Suprema Corte de Justicia con el asunto de la controversia constitucional contra el congreso por el asunto de haber dejado “abierta” la cuenta pública de aquel municipio.
3. El que expresa opiniones no debe dejarse sorprender en flagrante delito de contradicción. El que tiene pensamientos piensa también entre contradiciones. Karl Kraus
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