La elección de la nueva dirigencia del PRI fue, en apariencia, limpia e incruenta, pero debemos esperar un tiempo para saber los costos que podría representarle al PRI la integración del nuevo comité nacional de ese partido.
Beatriz Paredes y Jesús Murillo -exgobernadores de Tlaxcala e Hidalgo, respectivamente- tienen una fuerza aparente, pues los apoyos recibidos de la mayoría de los gobernadores priístas tendrán un costo relativamente alto, pues todos querrán cobrar los apoyos prestados.
Beatriz es reconocida como una operadora política seria, dura inclusive, con un buen discurso, pero sin una fuerza real al interior del partido.
Si bien ganó la dirigencia en un proceso sin mayores estridencias, el asunto es ver cómo va a lograr la integración del expartido mayoritario y que ahora es más una confederación de partidos regionales, con fuerza focalizada.
El PRI aún gobierna en la mayoría de los estados, es cierto, pero su probabilidad de retener esos gobiernos decrece día con día. Los priístas han demostrado una y otra vez que son exageradamente buenos para pelearse entre sí, pero que esos pleitos internos los dejan muy debilitados y las derrotas electorales son la consecuencia. En Colima tenemos casos que prueban que los priístas suelen ser incapaces de hacer a un lado sus diferencias personales o de grupo y que las divisiones internas pueden llevarlos a las derrotas una y otra vez. El aso Manzanillo es ejemplificante.
Pero esto que ocurre en Colima no es único ni aislado, sino que forma parte de una realidad, una desgraciada realidad, a nivel nacional. Los desprendimientos, los desgastes producidos por las disputas por espacios de poder, dejan resabios que causan mucho daño.
Desde mi punto de vista, para que los priístas puedan determinar cuál es rumo que deben seguir durante los próximos años, antes deben hacer un profundo ejercicio de reflexión respecto de tres preguntas: de dónde vienen, en dónde se hallan y a dónde van. En suma, un análisis objetivo, frío, duro, acerca del origen, el presente y el futuro del PRI.
Reconozco que pueden formularse muchas otras preguntas, pero, reitero, desde mi punto de vista, éstas son fundamentales y no me refiero sólo a su alcance inmediato y evidente, sino al más profundo, necesario y sugerente.
No es posible que una organización como el PRI camine sin respuesta para estas tres preguntas. Si lo hace, irá a la deriva. Estará a merced de las circunstancias. Pasará de largo frente a las mejores oportunidades de su vida, sin percatarse de que va dejando atrás, inadvertidos, su identidad y su destino. Este es el riesgo que corren hoy los priístas: caminar sin saber a dónde van ni para qué van ni por qué lo hacen.
La fuerza del PRI está mucho más allá de sus dirigentes, se encuentra arraigada en el encabezamiento de las mejores causas populares. El descrédito del PRI inició en el momento mismo en que dejó de ser un partido legatario y trasmisor de las mejores causas populares.
Si las raíces del PRI están en los grupos populares, el PRI tiene obligación de regresar allí para reencontrar su fuerza, porque ésta no provienen de tal o cual dirigente, sino de los millones de personas que votan y sigue votando por ese partido, pese a todos sus errores y todas las torpezas y latrocinios cometidos por sus eventuales dirigentes, reales o formales.
El PRI está obligado a encontrar respuesta para esas tres preguntas fundamentales y después, actuar en consecuencia.
Los priístas, si pretenden convertir al suyo en un partido realmente competitivo, deben convertirlo, primero, en un verdadero partido y dejar de ser una confederación de cacicazgos regionales.
Por eso, los retos que enfrentarán Beatriz Paredes y Jesús Murillo son muy complicados. Las soluciones, son complejas y requieren una gran capacidad de negociación con las fuerzas reales existentes en su interior, pero lo único que no se tiene es tiempo y por eso las acciones deben empezar lo más pronto posible.
Es cierto, queda aún la realización de la asamblea nacional, donde Paredes y Murillo rendirán protesta e iniciarán su mandato. Sin embargo, estas dos semanas son vitales para tener acuerdos fundamentales para el futuro del PRI y de los priístas. Esos acuerdos pasan necesariamente por el diálogo y la negociación.
La experiencia cercana nos dice cuanto daño le causó, y le sigue causando, hacer a un lado a una mujer asaz poderosa y rencorosa: Elba Ester Gordillo Morales. No sólo se perdió la elección ara la presidencia, sino que el PRI pasó a ser la tercera fuerza en el congreso federal.
Por eso es tan importante que Paredes y Murillo pacten con las fuerzas reales que integran su partido: los gobernadores priístas, los líderes obreros y sindicales que aún tienen cierto control del aparato. Pero el diálogo y la negociación son fundamentales para llegar a acuerdos que le permitan al PRI transitar por este presente de miedo.
De lo contrario, los priístas saben que su futuro será seguir perdiendo elecciones y con ello espacios de poder y militantes, un círculo vicioso del que no han podido salir desde 1988.
Veremos y diremos.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.El sábado el PRI estatal llevó a cabo una reunión con sus militantes. Nada tendría de raro la reunión sino fuera porque es la primera de este tipo que se celebra en la historia del priísmo local. ¿Cuál es la diferencia? Que en esta ocasión, el comité estatal del PRI organizó un desayuno para convivir con los militantes de ese partido que trabajan en la administración pública estatal, municipal o federal que quincena a quincena aportan sus cuotas económicas a ese partido.
Esta fue una buena iniciativa de Luis Gaitán Cabrera, cuando fue presidente del comité estatal: convencer a sus compañeros de partido para que aportaran sus cuotas.
Bien por él, bien por la actual dirigencia del PRI, bien por los militantes que vieron reconocida su aportación a su partido y mejor, mucho mejor, por el propio partido, porque esa es una de las características de un verdadero partido, es decir, que sus miembros aportan recursos personales para el sostenimiento del mismo.
2. 108 patrullas para Seguridad Pública en Manzanillo se entregaron ayer e un acto presidido por el gobernador del estado. 18 millones de pesos se invirtieron en 43 motopatrullas y 65 patrullas.
La inversión es con recursos propios del ayuntamiento, según lo explicó el alcalde Virgilio Mendoza.
Este es un hecho relevante e histórico, pues nunca se había destinado tal cantidad de recursos para este fin, ni se habían tenido tantos vehículos destinados a la seguridad pública en Manzanillo. Pero no se piense que son demasiados, baste recordar que es el municipio de mayor extensión y con mayor número de centros de población, colonias barrios y sectores.
En materia de seguridad pública, Manzanillo es un reto muy grande presenta grandes problemas por la extensión geográfica y la topografía del municipio.
De cualquier manera, es un esfuerzo notable de la autoridad municipal. Ojalá que sigan por el mismo camino.
3. “Nunca interrumpas a tu adversario cuando esté cometiendo un error” Napoleón Bonaparte