LOS partidos políticos contribuyen con mucho al descrédito que la sociedad ha lanzado sobre ellos. Sus acciones cotidianas, lejos de buscar recuperar la credibilidad ciudadana, son la causa de ese alejamiento, de esa apatía y rechazo social por sus acciones y sus propuestas.
Y, como ejemplo, sólo como ejemplo, está el asunto del PRD y su candidata a gobernadora en Tlaxcala, Mary Carmen Ramírez. Desde siempre fue impulsada por su esposo, el gobernador del estado, para que fuera su sucesora al frente del gobierno. Esa era una jugada muy vista. Para impedirlo, los perredistas hicieron una modificación a sus estatutos donde prohiben que la esposa (o) de un funcionario pueda ser candidata (o) al mismo cargo que ocupa su cónyuge.
La reforma fue echada abajo por el IFE y se fueron hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. En esas andan.
Pero luego, los perredistas eligieron a la hoy senadora y esposa del gobernador como su candidata a la gubenatura. Fue electa de acuerdo con los procedimientos establecidos en los estatutos. Todo legal, todo correcto. Todo formal.
Luego se dieron cuenta –tarde ya, por supuesto– de que habían caído en lo mismo que criticaban a Fox, a los panistas y a los priistas, aprovechar el poder para, desde allí, construir cacicazgos familiares, convertirse en verdaderos reyecitos con sus herederos consanguíneos. ¡Qué bonitas familias!
Más tarde, los perredistas le exigieron al gobernador que dejara el cargo, que solicitara licencia para salvar lo que les quedaba de honra. Por supuesto, el gobernador los mandó a la goma y les dijo que no dejaría el poder y le hicieran como quisieran en el PRD.
Empezaron los dimes y diretes, los enfrentamientos verbales, los puyazos, en fin, toda esa clase de acciones en las que los perredistas son tan experimentados cuando de enfrentamientos tribales se trata.
Después, en una reunión en Guerrero, el dirigente nacional perredista, Leonel Godoy, dijo que la señora Ramírez no sería su candidata y que repondrían el proceso porque ésta había aceptado ser candidata de otro partido cuando todavía no lo es formalmente del PRD y ello hacía alusión al hecho de que Convergencia Democrática había hecho también su candidata a la señora senadora.
Pero no fueron lejos por la respuesta los dirigentes perredistas, pues la dama en cuestión les respondió que no importaba que los dirigentes no quisieran que fuera su candidata, porque ella era candidata de los perredistas tlaxcaltecas y no sólo de los dirigentes estatales o nacionales. Que no importaba si la quitaban o no, porque ya les había ganado una vez cuando reformaron los estatutos para impedirle que se registrara como precandidata y que ahora les volvería a ganar, para eso están los tribunales.
En pocas palabras, les guste o no al PRD y a Convergencia, Mary Carmen Ramírez puede ser su candidata al gobierno de Tlaxcala… por orden de los tribunales. Ya veremos.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1.- Mal, el servicio de recolección de basura en Colima. Sólo recogen la basura que está en bolsas, pero muchas veces los animales han llegado a hurgar en ellas y han destruido algunas con lo que la basura queda regada. Al ayuntamiento eso no le importa, así que la basura allí queda por días y días.
Por otra parte, el ayuntamiento es el principal promotor de plagas y enfermedades de los árboles y plantas domésticas, porque no da mantenimiento a los árboles que están en las vías públicas y éstos están convertidos en centros difusores de plagas y enfermedades. ¿Ha visto usted que alguna vez fumiguen los árboles de la vía pública?
2.- Martha Sosa, fiel a su costumbre, va con todo por la dirigencia estatal. Su compañero de partido, Jorge Iñiguez, apenas va sabiendo cómo se las gasta la todavía inhabilitada alcaldesa de Manzanillo.
3.- “La causa fundamental de los disturbios en el mundo de hoy, es que los estúpidos son presuntuosamente seguros, mientras que los inteligentes están llenos de dudas.” Bertrand Russell
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