Agenda Política
Por Miguel Acosta
Vargas
Colima y Coquimatlán, del tedeum a la ignorancia.
Los nuevos presidentes municipales rindieron protesta el martes 15 de
octubre, conforme lo dispone la constitución del estado de Colima. Todo habría sido
normal y ordinario, de no haber habido algunos detalles merecedores de
comentarios en este espacio en ese día y en el siguiente.
Lo sorprendente es el hecho de la asistencia del señor Riult Rivera,
presidente municipal de Colima, y de miembros de su cabildo y gabinete, a una
celebración religiosa, como acto previo a su rendición de protesta como máxima
autoridad municipal.
No está sujeto al escrutinio público la religiosidad o el derecho del señor
presidente municipal de Colima, de tener las creencias religiosas de su
preferencia, pero en México existe una separación legal entre las autoridades
religiosas y las civiles y los actos religiosos de los políticos suelen ser de
carácter privado, no público y menos de ser promocionados en las redes sociales
del propio presidente municipal de Colima.
Tal hecho trae, inevitablemente, reminiscencias del tedeum de Agustín de
Iturbide y su coronación como Emperador de México. Lo ocurrido después es
historia sabida.
Más allá de 4este hecho, la composición del gabinete del señor Riult Rivera
será cuestionado, en público y en privado, por la singularidad de algunos
personajes allí incluidos y por quienes acordaron su inclusión con el señor Rivera.
Sin embargo, debemos reconocer un hecho: se puede nombrar a cualquiera
persona en un determinado cargo, por presiones o cumplimiento de compromisos de
campaña; sin embargo, la permanencia en el cargo depende de la capacidad del
nombrado, es decir, puede ser despedido en el momento menos esperado y ello ya
ha ocurrido en muchas ocasiones.
Pero el mayor escándalo lo dio el alcalde de Coquimatlán, Luis Gerardo
García Olivares, quien, según la información publicada, abandonó la sesión de
Cabildeo donde se aprobarían los nombramientos de ciertos funcionarios. Tal
hecho se derivó de la negativa de la mayoría de los integrantes del Cabildo para
aprobarle la propuesta de uno de dichos funcionarios.
Con ese hecho, el señor, Luis Gerardo García Olivares, presidente municipal
de Coquimatlán, demostró, entre otras cosas, su desconocimiento de las leyes y
reglamentos reguladores del proceso para la aprobación de dichos nombramientos.
Por razones obvias, los señores y señoras presidentes municipales de
Colima, Manzanillo, Tecomán y Colima, atraen la mayor atención mediática por
ser los municipios más grandes del estado y también los más conflictuados y
necesitados de tener un buen gobierno y mucho apoyo de los gobiernos estatal y
federal.
Hay un hecho innegable: la seguridad es el mayor problema existente en esos
cuatro municipios. Sin embargo, a ninguno de esos cuatro presidentes municipales
les he escuchado, hasta hoy, declarar su compromiso de trabajar para lograr una
seguridad integral, es decir, una seguridad patrimonial, una seguridad
jurídica., una seguridad social y una seguridad pública.
En fin. Esos son nuestros presidentes municipales. Ya veremos y diremos de
cómo enfrentan las situaciones financieras y operativas en sus respectivos municipios.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Bien por la regidora porteña Sara Valdovinos al ser la primera en reintegrar
al ayuntamiento de Manzanillo la totalidad del famoso bono de supervivencia,
aprobado en una sesión de Cabildo. Por supuesto lo ideal habría sido fijar
dicho rechazo personal en la sesión precitada, es decir, haber expresado su
negativa a recibirla personalmente, pero aprobar el pago para los trabajadores
de confianza.
2. Me parece normal la actitud de quienes en sus programas de radio o sus
escritos en redes sociales u otros medios de comunicación impresos, han
empezado a hablar de las supuestas intenciones políticas para el 2027 de
quienes apenas acaban de tomar posesión de sus cargos.
3. Lo importante no es tener muchas ideas, sino la idea oportuna en cada
caso. Juan Zorrilla de San Martín