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miércoles, noviembre 29, 2000

ERnesto Zedillo, Triste Final

Federico Reyes-Heroles escribió hace pocos días una espléndida columna cuyo contenido comparto plenamente y que me gustaría haberla escrito para expresarle a mis amigos, y a los no tanto, las razones por las cuáles, más allá de nuestra amistad, mis opiniones pueden o no coincidir con las suyas, pueden o no gustarles, pueden o no molestarles.

El trabajo citado lo tituló, adecuadamente, “A mis amigos” y dice así:
”(...) El oficio de crítico es incómodo. De entrada no puede uno participar en las fiestas y permitir que el regocijo embriague. Incluso en pleno júbilo se está obligado a buscar grietas y advertir nubarrones. El crítico es un solitario. No puede haber equipo. La conciencia no puede tener camiseta. Se es un observador del juego y sus reglas. La euforia de los victoriosos y la congoja de los derrotados son asuntos de los contendientes y nada más. Las antipatías deben ser domeñadas. También las simpatías. Ni detractor ni porrista sistemático. El estado de ánimo no puede guiar la pluma. Un amargado no puede ser un buen crítico. Tampoco el optimista ciego.

La soledad del crítico se construye lentamente, línea a línea, en la observancia del deber que su oficio le impone. Pero no es un asceta. Por el contrario tiene un compromiso ético muy claro. ¿A quién se debe entonces? No a los líderes, no a los equipos, sino al ciudadano y su bienestar, razón última de toda contienda en la plaza pública. Si las cosas van bien, el ciudadano es el beneficiado. Cuando dominan los errores, sobre él cae el perjuicio. Por eso la mente del crítico no puede flaquear en su severidad y rigor analíticos. Alguien me dirá que presento al crítico como un técnico, para el cual la ética y la moral poco tienen que decir. Para nada. Al contrario, el crítico debe lidiar todos los días con posiciones morales y éticas. Por eso debe tener su código personal muy claro. La diferencia es otra. Un crítico no puede dejarse llevar por una causa a sí sea de la mayor nobleza. Las causas ciegan: la igualdad a los ilustrados que edificaron la guillotina y los comités de salud pública; la justicia social a los marxistas que suprimieron las libertades; las religiones, Mahoma, Cristo o El Mesías, a los que están necesitados de liquidar al otro.
Pero quizá uno de los expedientes más difíciles para un crítico sean las amistades. Curiosamente cuando los amigos son simples ciudadanos casi siempre coinciden con él. Es cuando adoptan un equipo que comienzan las dificultades. Entonces el crítico ya no es del todo confiable porque no está con ellos. Es peor aún cuando se vuelven actores, pues se sienten traicionados. ¿Cómo escribiste eso, si tú eres mi amigo? ¡Jamás lo imaginé de ti! Por desgracia, con frecuencia los amigos no saben colocar el entramado humano por arriba de la política que se mira vulgar frente a la amistad. El azar de las contiendas es lo que va y viene. Lo otro, lo que une a los seres humanos, está en la profundidad de nuestras entrañas. Es mucho más interesante penetrar en las raíces de la amistad que una elección. Los amigos con frecuencia le piden al crítico fidelidad a su causa y, por lo tanto, traición a su oficio.
Se preguntará el lector, y con toda razón, a qué vienen todas estas disquisiciones. En las últimas dos décadas y por razones no lúdicas sino de trabajo, el periodismo regular me ha hecho probar algunos platillos amargos. No los quiero de nuevo. Primero, por mi ascendencia, viví los enojos de aquellos que pensaban que el apellido determinaba una filiación política. Para ellos traicioné la "verdad única" del priísmo. Después crucé por lugares donde el periodismo de causa lo dominaba todo. Obreros, campesinos y estudiantes antes que nada. Latinoamérica como proyecto incuestionable. Las revoluciones, donde fueran y al precio que fueran, como máxima reivindicación. El feminismo en el volumen más alto. La libertad sexual como consigna hasta en el menú. Para las minorías tapete rojo sin cuestionar motivos. La lista no tenía fin. No militar en todas las causas, lo convertía a uno en alguien no digno de confianza, potencial traidor. Reaccionario para terminar pronto.
El país se polarizó. Los partidos se dividieron. Los medios se fueron de un lado o del otro a tirar bazookazos al enemigo. Los foros académicos se convirtieron en trincheras. Vamos, hasta en las familias había bandos. De un lado los priístas tratando de aplastar todo movimiento como si fuera insurgencia, subversión. Del otro, un activismo irreflexivo que perdonaba cualquier incongruencia, contradicción. Un amigo muy cercano a Cárdenas me pidió que acompañara al ingeniero a su primera gira por Estados Unidos. Tú -dijo- eres el indicado, precisamente porque no eres cardenista. Confiaba en mi objetividad. Fui, pagué mis gastos por cierto, y al regresar comenté que el ingeniero abría allá una puerta importante. La política se había internacionalizado. Los ataques de los priístas no se dejaron esperar. Después acompañé a Salinas a varias giras de Solidaridad y reporté que el mecanismo iba a funcionar. Un día, en un restaurante en San Angel, mi amigo cardenista me refutó a gritos que hubiese yo aceptado la invitación presidencial. O se estaba de un lado o del otro. Entre amigos creamos la revista ESTE PAIS y así nos convertimos en enemigos del régimen. Claro, eso mientras no publicáramos cifras que favorecieran a Salinas porque entonces ya nos habíamos vendido. Un alto funcionario del régimen salinista me fue a ver una noche a mi casa y después de recetarme que era yo un subversivo me lanzó: ¿por fin, con quién estás, con ellos o con nosotros?
Los años han pasado. La pluralidad y la democracia han avanzado y yo sigo en lo mismo. Durante la campaña del 2000 una semana el New York Times publicó que era yo foxista, simplemente por hablar de la muy posible victoria de la oposición. A la semana siguiente me llovieron e-mails simplemente por decir que en 70 años había habido cambios innegables. Hubo intolerancia de ambos lados. Pero ahora se aproxima una situación que miro con resquemor y cierta tristeza. Las buenas amistades no se dan en mata y conforme pasa el tiempo cada vez es más difícil iniciar nuevos encuentros vitales. Varios amigos míos, compañeros de la crítica y otras batallas, se convirtieron en jugadores, entraron a la cancha y ganaron con Fox. Por lo tanto, muy probablemente se conviertan en gobernantes. Emocionados y un poco encandilados con la alternancia, ven ya con molestia a los que señalamos que no todo va a cambiar. Me preocupa pues es sólo el inicio. Yo sigo y seguiré en lo mismo. Ellos cambiaron de cachucha. ¿Qué pasará con el nuevo régimen? Nadie lo sabe. En tres años, o seis, o doce algún día podrían dejar el gobierno y quizá entonces quieran regresar al oficio. La oposición, ha dicho Fuentes, es un espléndido sitio para encontrarse. Aquí los espero. Lo único que les pido es que recuerden los tiempos en que estuvieron de este lado, que tengan presente la misión del crítico, que no se enojen, que también recuerden que en parte el cambio que estamos viendo se debe a una crítica cada vez más independiente. Pero sobre todo les pido que tengan presente que antes que políticos o correligionarios fuimos amigos. (...)”.

Se lo dije al principio, vale la pena releerlo.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- Me da pena. Es la triste historia de un hombre que no quería ser presidente y lo fue por una catástrofe ocurrida hace más de seis años. No aprendió jamás. No aprendió. Es un hombre listo, sumamente listo. Un especialista en materia económica. Un técnico. Un tecnócrata que despreció y desprecia a los políticos, a los hombres y mujeres que tienen la sensibilidad y la capacidad de llegar a acuerdos trascendentes con sus conciudadanos. Un tecnócrata que se propuso hacer a un lado al partido que lo llevó al máximo poder en este país. Una posición que no buscó, no quería y no supo como desempeñarla con efectividad. Un tecnócrata que despreció a quienes se duelen de los problemas que sufren los mexicanos y tratan de hacer algo para remediarlos de raíz.

Ese fue Ernesto Zedillo Ponce de León. Desde mi punto de vista, ya lo expresé con anterioridad, los priístas lo juzgan injustamente de traidor, y la razón es sencilla: ¿cuándo fue priísta Ernesto Zedillo? ¿Cuándo realizó tareas para su partido? ¿Cuándo?

Se va como llegó: sin entender qué pasó y sin que le importe saberlo. Los escándalos vendrán después. De él lo menos malo son sus pésimos chistes y su gesto agrio. En fin, ya habrá tiempo.

2.- Me preocupa, como mexicano, un hecho: el presidente electo, Vicente Fox Quezada, declaró que el Consejo Político de su Partido será el Consejero de la Presidencia de la República. No entendió mal, de la presidencia de la república. No del presidente, sino de la presidencia. No del hombre, sino de la institución. ¡Ya les andaba! Y las que siguen.

3.- “(...) La gente te pide críticas, pero en realidad sólo quiere halagos.(..)” William Somerset Maugham

jueves, noviembre 23, 2000

Enrique MIchel Ruiz, Prueba No Superada

Hechos son amores y no buenas razones, reza el refrán, a propósito de las promesas, generalmente incumplidas de los políticos. De las nuevas administraciones municipales se espera que cumplan con sus ofrecimientos de mayor eficiencia, efectividad y racionalidad en el uso de los recursos públicos y de concertar, acordar y conciliar los intereses de la población para obtener más y mejores resultados.

En septiembre de este año publiqué lo siguiente: “(...)El conflicto y la diversidad de intereses no pueden ser resueltos sin aclarar las contradicciones que, de manera explícita o implícita, observamos en el contenido de los planes de desarrollo. La letra o el espíritu de los planes ofrecen evidencia de perspectivas y caminos diferentes para alcanzar el bienestar social.

La deliberación en torno a la construcción de un interés público y la exposición pública de intereses particulares constituyen claves normativas de la participación.

En estos procesos, la planeación participativa debe servir como medio para la solución de los problemas locales en situaciones diversas y la intervención de los gobiernos (federales, estatales y locales) debe darse para garantizar las condiciones que permitan sostener el desarrollo deseado.

Para la instrumentación de los planes, la vinculación con los programas y presupuestos constituye su soporte principal. Planear, programar y presupuestar involucra encontrar las relaciones adecuadas entre los diversos objetivos y determinar las posibles alternativas para asignar los recursos, considerando los intereses en pugna. Los planes aparecen como lo que son: reflejos y a la vez instrumentos de contradicción y conflicto y de intereses políticos y económicos.

La planeación, más que responder a estrategias de tipo estático-conservador, debe abordarse como instrumento de cambio. El diseño de metodologías y mecanismos de acercamiento entre planes, programas y presupuestos que permitan concretar las decisiones y estrategias de largo alcance con las acciones a realizar en el corto ha de hacerse dentro de un marco de congruencia y concertación.

Para lograr acuerdos, el debate acerca del desarrollo local posible, la participación de distintos actores en la construcción de un modelo de desarrollo no es un camino estéril, pues puede dar lugar al establecimiento de ejes ordenadores de políticas y programas y a esclarecer sus límites.

La coordinación de las políticas involucra acciones conjuntas y relaciones más estrechas en la planeación del desarrollo entre los distintos niveles de gobierno (federal, estatal y municipal).

Gobernar con sentido público requiere modificar los estilos de gobiernos excluyentes y clientelares, las estrategias homogéneas y globales han dejado de ser útiles. Enfatizando lo local se busca superar la desvinculación existente entre la administración pública y las demandas sociales. Se ha concebido al municipio como el motor de las estrategias y políticas de desarrollo nacional, desde la base territorial, político-administrativa y económico-social; sin embargo, ubicar a la planeación local en relación con los lineamientos delineados por el gobierno federal con base en el Sistema Nacional de Planeación Democrática plantea serios retos.

Los municipios están investidos de personalidad jurídica propia y otras similitudes derivadas de su carácter político-administrativo; sin embargo no se pueden omitir las diferencias derivadas de las condiciones históricas y culturales particulares. Los 2419 municipios mexicanos revisten características sumamente heterogéneas que se observan tanto en su estructura organizacional, como en la prestación de servicios, en las formas de financiamiento, en las formas de planeación y de toma de decisiones, y por supuesto en sus capacidades económicas, políticas, técnicas o financieras. (...)”.

Esto dije entonces y hoy, el alcalde de Colima tiene ante sí una prueba que, al parecer, no pudo superarla porque sus asesores en materia política, fiscal y financiera lo llevan por el peor de los caminos posibles.

El ayuntamiento presidido por Michel Ruiz aprobó y envió al congreso una ley de ingresos en la que incrementaron los valores catastrales en 100 por ciento, en promedio, con relación a lo autorizado para este año. Pero no les bastó este aumento a los funcionarios municipales, porque, además, incrementaron las tasas aplicables a las diversas categorías y allí vienen otros problemas, porque las tasas fueron incrementadas, en algunos casos, hasta en un 50 por ciento. Doble vía de incremento, no importan las promesas, los hechos nos dicen la forma de operar de un político.

Pero este ayuntamiento va por todo y ahora, si usted, amable lector, desea desramar un árbol que esté en vía pública deberá pedir y obtener una autorización del ayuntamiento y pagar dos, ¡¡¡¡dos salarios mínimos!!!! Por hacer esta labor. Así, cuando los vecinos se quejen porque las ramas de los árboles que usted plantó podrían causar daños a sus vehículos o sus personas, llame a Servicios Públicos, pero no lo haga usted, porque la autoridad le va a a cobrar por permitirle hacer una tarea que a ella le corresponde. ¡¡¡Qué bonita autoridad!!!

En la propuesta enviada al Congreso, escrita con ese lenguaje mentiroso de los políticos ramplones y demagogos se asienta que: “(...) se incrementa el cobro por la poda de árboles, de 0 a 2 salarios mínimos (...)”. Hasta este año, la tasa por este concepto era cero. Y la razón es simple: si la autoridad no tiene la capacidad para realizar estas labores por todo el municipio, no puede cobrarle a la población por llevar a cabo estas tareas. Es decir, ahora se trata de cobrarle a todos por contribuir a mejorar el entorno ambiental. Como los árboles están en una vía pública, el ayuntamiento tiene obligación de darles mantenimiento y no lo hace. ¿ A quién le cobramos los ciudadanos por esta falta de cumplimiento de sus obligaciones de las autoridades en turno?

¿Así son todos los panistas? Porque Fox pretende cobrar IVA en alimentos y medicinas y aquí en Colima , van por los incrementos brutales en el predial y por desramar árboles. Al rato van a hacerse cual Toño López de Santa Ana y querer cobrar por cada ventana, puerta o portón que se tenga. Total, la gente no protesta.

En fin, ya veremos si los diputados locales solapan estas injusticias y aprueban tal cual la propuesta del ayuntamiento que preside Enrique Michel Ruiz.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- A mis amigos Ramón Castañeda Bazavilvazo y Ramón Castañeda Morán, les expreso por este medio mi más profunda solidaridad en estos momentos difíciles por la irremediable pérdida sufrida. Aun cuando las palabras poco sirven de consuelo en momentos tristes y dolorosos como éste, vale la pena recordar lo dicho por Miguel de Unamuno, a propósito de los seres queridos que fallecen de manera inesperada: “(...) Cuando se muere alguien que nos sueña, se muere una parte de nosotros (...)”.

Sé que el tiempo y la compañía gozosa de parientes y amigos hará menos doloroso este trance.

2.- “(...) Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda (...)” Martin Luther King
3.- “(...)
Hay poca gente lo bastante cuerda que prefiera la censura provechosa a la alabanza traidora (...)” La Rochefoucauld

miércoles, noviembre 22, 2000

La hora del Silencio

Estos días han sido de guardar. Sí, de guardar silencio ante las barbaridades sin fin dichas ora sí, ora también, por los miembros de la clase política local. Entre quienes se llevan las palmas se encuentra el hoy síndico del H. Ayuntamiento capitalino, el exdiputado plurinominal paanredista, Marco Antonio García Toro. Me explico.

Sus declaraciones son de antología porque dice que la autoridad municipal, de la cual sólo es un integrante más pero no su vocero ni su titular indivisible, ya determinó que no habrá elecciones para las Juntas Municipales y las Comisarías. En primer lugar, su afirmación la hace ver como una decisión ya tomada, como un hecho consumado, pésele a quien le pese. Eso estaría por verse. Hasta este momento no se sabe que el asunto hay sido tratado en el seno del Cabildo y menos que se haya tomado una decisión al respecto.

Por otra parte, dice el síndico, de quien su protagonismo es sumamente conocido, que no fueron ellos –el cabildo, supongo– quienes reformaron la ley orgánica del municipio libre y que por ello no son responsables de que ahora el ayuntamiento tenga facultades para decidir si se designan las autoridades auxiliares o si se lleva la democracia hasta sus últimas consecuencias y se consulta a las comunidades para saber a quiénes desean tener como autoridades comunales. En este sentido, el síndico y exdiputado plurinominal panredista, Marco Antonio García Toro, sufre de amnesia o asume una conducta poco honesta y poco ética al no hacer notar su participación directa en esa reforma antidemocrática. Como parte del Congreso ¿ se opuso a esa reforma? ¿Votó a favor? ¿ Cuál fue su postura entonces? ¿Cuáles sus argumentos?

El autoritarismo, el ejercicio unilateral del poder público, son característico de los regímenes de derecha. Lo hemos visto antes y lo confirmamos ahora, con las declaraciones del síndico y las del propio secretario del ayuntamiento capitalino, que van en el mismo sentido.

Las nuevas autoridades municipales están ante la disyuntiva de mostrar en los hechos su vocación democrática. Los discursos al respecto los soltaron en la campaña. Entonces todos eran democráticos, pero en el ejercicio del poder público, los hechos los refutan cotidianamente. Esta es la oportunidad que tienen para ver su calidad política.

En el pasado, Carlos Vázquez Oldenbourg y Martha Leticia Sosa Govea demostraron que no les importaba en absoluto respetar la voluntad y la decisión tomada por los ciudadanos de Tepames y El Colomo, respectivamente. Sobre la voluntad de los ciudadanos de aquellas localidades, impusieron la propia y mantuvieron una guerra permanente contra toda la población que se atrevió a disentir y a expresar su propia opinión, sus propios deseos. De nada valieron las protestas y las quejas presentadas ante las autoridades correspondientes, nada les hizo bajarse de su macho impositivo. Allí están los hechos y la lucha heroica de Tepames, hasta donde fue llevada la Dirección de Desarrollo Rural, en un deseo de deslegitimar el trabajo de los miembros de la Junta. Allí están los resultados: en ambas poblaciones rechazaron a estos alcaldes.

¿Esto quieren Marco Antonio García Toro y el Secretario del Ayuntamiento de Colima? ¿ O se trata de crearle problema de carácter político a Enrique Michel Ruiz, su jefe político para que no alcance la candidatura panista a la gubernatura?

No lo sé, pero no encuentro otra explicación. Si alguien encuentra alguna razón mejor, por favor envíemela a macosta@demasiado.com o a acosta1@starmedia.com. Se los he de agradecer.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- “(...)Hoy, nos dolemos de políticas económicas cuya aplicación ha lacerado al país y ensombrecido sus días: de ellas procede ese inmenso contingente de mexicanos en pobreza extrema, esto es, en franca y dolorosa miseria. Un contingente de millones, no sólo un puñado. Ayer, nos avergonzaba impulsar la pretensión de justicia social y hoy nos dolemos de haberla abandonado y sustituido por un catálogo aséptico de medidas administrativas.

Hoy nos dolemos del olvido de una Revolución popular en aras de un breviario de programas, acciones, metas y lineamientos carentes de espíritu y, por lo visto, también de cuerpo. De todo eso, y más, nos dolemos hoy. Por todo eso, y más, debemos repensar a México y rehacer su camino y su destino. (...)”.

2.- ¿Puede haber sesión general de Congreso sin la presencia de los legisladores priístas? Por supuesto, no habría problema para ello; sin embargo, el asunto no es de número, sino de hecho. Por otra parte, coincido con quienes hablan de la doble y triple moral de los panistas.

3.- “(...)Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería (...)” Konrad Adenauer

martes, noviembre 14, 2000

Perredistas, Mal y de Malas

Los perredistas andan mal y de malas. El asunto de Tabasco se les ha ido de las manos y ahora está en las del Tribunal Electoral de la Federación, donde hasta hoy han dado prioridad al sentido del voto, pero donde no se sabe con certidumbre cómo van a resolver los magistrados, porque en Colima los priístas ya tienen una ingrata experiencia al respecto.

De esta manera, las probabilidades de que en la última instancia se tome la determinación de cambiar la determinación de los tabasqueños y darle el triunfo a los del sol azteca son realmente muy pocas.

Pero si en Tabasco les va mal, en el Distrito Federal las cosas están que ardieron con el asunto de la discoteca y las detenciones arbitrarias que hicieron recordar las viejas razzias uruchurtianas. La gazmoñería perredista salió a flote y tal parecía que el viejo espíritu stalinista volvía a las calles y se apoderaba del alma, corazón y mente de los gobernantes de la ciudad de México.

Mientras tanto, aquí en Colima los perredistas hacían su propia cena de negros y el principal ingrediente fue la suspensión de derechos para Enrique Armando Salazar Abaroa y varios perredistas más, algunos de ellos dirigentes de comités municipales, para más señas.

Según los argumentos utilizados, la causa principalísima es porque los susodichos habrían causado estropicios en las ya de por sí mermadas huestes perredistas con sus dichos. El actor más reconocido en los medios es el exdiputado plurinominal Enrique Armando Salazar Abaroa, aunque cabe destacar que, desde mi punto de vista, ni siquiera es el más importante o con mayor presencia al interior de ese partido.

Por supuesto, se trata de lucha por el poder. De una batalla donde un grupo de militantes pretenden arrebatarle a Arnoldo Vizcaíno y Carlos Sotelo, principales cabezas del grupo que controla realmente al partido, la dirigencia estatal y con ello las candidaturas en todos los niveles.

No es una lucha de principios, o de ideales. Es lisa y llanamente una lucha por el poder. Así de sencillo, aunque no sea un asunto simple o lineal. En ambos grupos hay gente que actúa de buena fe y que realmente tiene deseos de mejorar las desastrosas condiciones en que actualmente se encuentra. En términos reales, el PRD es un partido que existe más en los medios que en la sociedad, tiene militantes de una calidad indiscutible, pero le hace falta estructura, tiene espíritu, pero le falta cuerpo.

Sin embargo, desde mi punto de vista, el grupo liderado por Sotelo y Vizcaíno cometió un error que puede ser, en el mediano plazo, la razón fundamental para que ese partido no esté en condiciones de ser competitivo en el 2003, como le ocurrió en este año. Este es un asunto de donde el PRD difícilmente saldrá fortalecido; por el contrario, ante la incapacidad para encontrar una solución menos drástica a este conflicto, a este enfrentamiento de grupos, lo que se espera es una disgregación de sus miembros y su incorporación a otros partidos aún más pequeños o de menor trascendencia social, política o electoral.

En realidad, la sanción impuesta a los inconformes se antoja, de entrada, desproporcionada a la falta cometida. Y la forma de expresar las razones por las que se aplica huelen, en serio, al viejo Partido Comunista, donde estaba prohibido disentir y hacerlo se pagaba con la muerte. Se decía entonces que el peor enemigo de un comunista era otro, de una célula diferente. Sobre todo, el adjetivo es porque en un partido autodenominado democrático nos encontramos con una reacción comparable con la de los panistas cuando prohibieron la minifalda, la exposición de obras artísticas donde hubiera exposición o muestra de obras donde se exhibiera el cuerpo desnudo, hasta llegar a la destrucción misma de esas obras. “la destruí porque me ofendió” es similar a “los suspendemos porque nos adjetivaron”. El parangón resulta inevitable e inobjetable.

Ahora bien, éste es un juego de suma cero, es decir, lo que gana un grupo lo pierde otro. Y si bien es cierto que la presencia de Enrique Armando Salazar Abaroa al interior del PRD es mínima, lo cierto es que a él y a los otros suspendidos los volvieron víctimas –no inocentes, pero víctimas– y ahora son los buenos de la película, por lo menos para muchos de los lectores de medios y escuchadores de noticias. La ganancia mayor, entonces, es para los presuntos democratizadores de un partido democrático por definición. Porque si el dueto Sotelo–Vizcaíno tiene el control del PRD, ¿para qué preocuparse por los disidentes? Y si los ahora suspendidos tenían la mayoría en el Consejo estatal, ¿por qué no llevaron a cabo la asamblea y en vez de ello dejaron el campo libre?

En este juego, todos pierden, es decir, los perdedores son, en primerísimo lugar, los propios perredistas; luego, el sistema de partidos, porque este borlote ayuda a generar desconfianza y contribuye a impulsar el caudillismo y no la vida institucional, que es parte esencial en la democratización de la sociedad.

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1.- Loas priístas tienen problemas enormes para ajustarse a los nuevos tiempos, las nuevas formas y, sobre todo, para tomar decisiones inteligentes. El tiempo se les ha ido lastimosamente y las pérdidas se siguen acumulando y no me refiero únicamente a las electorales, de suyo importantes, sino a las de definir rumbo, programa, objetivos y dirigente.

Están entrampados porque se pelean por los restos, pero no he escuchado qué hacer y, sobre todo, cómo hacer para recobrar la credibilidad de la gente, la confianza de los electores.

Veo muchas propuestas de candidatos para gobernador, unos que dicen querer y otros de los que se dice que quieren pero que no lo han dicho expresamente y hasta el caso del rector de la Universidad de Colima, Carlos Salazar Silva, quien ya dijo que no quiere y fue descalificado por otro de sus compañeros de partido, Roberto Chapula de la Mora, otro sedicente aspirante, por razones de simpatía, empatía y carisma. Otro más, el senador de primera minoría, Héctor Michel Camarena, me recordó la estrategia usada por Jesús Orozco Alfaro hace pocos años, cuando aseguró que no era el candidato oficial de Carlos de la Madrid Virgen, quien lo había hecho presidente municipal y senador. Por supuesto, la historia es muy conocida, Jesús Orozco tenía razón absoluta: no era el candidato de Carlos de la Madrid. Pero además, negar lo evidente es ofender a los demás, porque el origen de Michel Camarena no puede negarlo, ni a quien le debe sus cargos. Eso no es malo, resulta normal formar parte de un equipo político y, en este caso, el del gobernador.

En cambio, tiene razón cuando afirma que, ahora, ya no basta ser el candidato del gobernador para alcanzar el objetivo. Michel Camarena forma parte de un grupo político, eso es correcto, normal, natural y nada vergonzante. La candidatura a gobernador no es cosa de enchílame estas tortas, se trata de trabajar en equipo y que bueno que sea parte del equipo político del gobernador, pieza destacada incluso, pero vale la pena cuidar las palabras porque éstas suelen ser las peores detractoras de los políticos suspirantes.

Por lo demás, las candidaturas deben responder a una trayectoria, presencia entre la militancia y la sociedad y a una garantía de rentabilidad electoral. ¿Está usted e acuerdo, amable lector?

2.- "El que revela el secreto de otros pasa por traidor, el que revela el secreto propio pasa por imbécil" Francois Marie Arouet

3.- "No basta levantar al débil, hay que sostenerlo después" William Shakespeare

Comentarios, quejas, rectificaciones, aclaraciones y demás, enviarlas a macosta@demasiado.com ó a acosta1@starmedia.com