20 de marzo de 2001
Agenda Política
Miguel Acosta Vargas
A nadie sorprendió la acción del presidente panista Vicente Fox. Se preveía que la llevaría a cabo porque dejó transcurrir dos meses y medio sin publicar la ley referida. Y los diputados y senadores de su partido, Acción Nacional, votaron en contra de esa iniciativa.
En los hechos, con el veto impuesto a la ley, prácticamente decretó su muerte y entierro en un mismo proceso, porque no tienen fuerza suficiente los opositores a Fox para sacarla adelante, debido a que, al ser regresada una ley con las observaciones hechas por el titular del ejecutivo, requiere la aprobación de las dos terceras partes del total de diputados y de senadores en sus respetivas cámaras, algo prácticamente imposible de lograr.
Ello demuestra con toda claridad la falacia dicha por Fox de que el ejecutivo propone y el Congreso dispone. Palabras. Palabras. Palabras. Pero los hechos concretos allí están. El Congreso propuso y Vicente Fox Quezada, el presidente mentiroso, dispuso vetar la ley que buscaba apoyar a los agroproductores mexicanos.
Esta ley tenía, sin duda alguna, cuestiones valiosas y asuntos que podían mejorarse. Pero al vetarla, Vicente Fox Quezada, el subcomediante, dejó ver que sólo le interesa aquello que está de acuerdo con sus pensamientos, sus ideas, sus sueños y sus ambiciones.
Nos dejó ver al presidente totalitario que no permite que pase por su lado ninguna disidencia real. No importa qué se diga, no importa que se le critique, que se expresen voces en contra de sus ideas, de sus acciones, de sus desplantes.
El asunto es claro: los dueños de la franquicia “ Los Amigos de Fox” tienen urgencia en recuperar lo invertido en la campaña de su protegido. Por eso pusieron a sus gerentes, por ello Fox Quezada los puso en el consejo de administración de PEMEX, aunque se hayan cometido violaciones graves contra la ley orgánica que rige a esa paraestatal y contra la Constitución misma.
El paraíso ofrecido por Fox no aparece por ningún lado. En cambio, los signos ominosos están en todos lados. Aclaremos: El derecho de decir cuanto queramos no es una concesión gratuita de Fox, más aún, ni siquiera es una concesión foxiana. Viene de lejos. Fue ganado, literalmente, a sangre, demandas y fuego. En la entrevista concedida a un programa gringo, Fox explicó con claridad que se trata de preparar mexicanos para que se vayan a trabajar como jardineros a Estados Unidos. Más claro ni el agua.
Las palabras de James Carter calan hondo: México es el patio trasero de USA. No se trata de perder la soberanía, no. Se trata de entregar “un poquito”, como dijo el propio Fox. Se le olvida al Fox que, como el embarazo, no se puede perder, “poquita” soberanía. Se pierde o no. Se está o no embarazada. No hay términos medios.
Ahora bien, con el veto a la ley de Desarrollo Rural, la pérdida mayor de soberanía, el incremento del desempleo rural y un aumento de cien por ciento de las importaciones de alimentos, así como la caída del crédito para los productores del agro serán algunas de las consecuencias de esta acción foxista.
El gambito ofrecido es muy bueno. Y han demostrado ser tan ignorantes, torpes y soberbios los panistas y foxistas en el poder, que no dude usted que, nuevamente, la partida la ganen los zapatistas.
2.- Pinchurrienta la revista publicada por el ayuntamiento capitalino. Sin embargo, no faltará quien quiera justificar el gasto, que no inversión. Chilapastrosa, sería el adjetivo exacto aplicable a este mamotreto.
Va una.
3.- “(...)La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia(...)”.Amos Bronson Alcott
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