20 de noviembre de 1990
Agenda Política
Por Miguel
Acosta Vargas
EN nuestro país,
se ha convertido en una perniciosa costumbre que los políticos, más
concretamente los titulares del Poder Ejecutivo, tomen decisiones para la
aplicación de una política pública basados fundamentalmente en consideraciones
de carácter político. Ello podría parecer lógico, es decir, que las decisiones
tomadas por los políticos estuviesen en función de consideraciones de ese tipo.
Sin embargo, tal forma de enfocar este asunto presupone el abandono de otra
clase de razones y asume el privilegio de lo político por sobre todo lo demás.
Esta manera de
tomar decisiones llevó al país grandes fracasos y convirtió en costosa
costumbre de posponer toda decisión que implicase riesgos de tipo político, aun
cuando fuese algo urgente y necesario de realizar en el corto plazo.
Ante esta
situación, es gratificante observar en Colima a polìticos capaces de afrontar
riesgos y tomar decisiones para emprender una determinada obra, cuya
justificación técnica y social ha quedado plenamente demostrada, en el preciso
momento en que la mayoría de los miembros de la llamada clase política se dedican
más al cuidado de su imagen o a labores de proselitismo en busca de alcanzar un
objetivo personal, que al cumplimiento de sus obligaciones como servidores
públicos.
En este
contexto, la decisión de Carlos de la Madrid Virgen, alcalde de Colima, de construir
el drenaje profundo en la avenida San Fernando, precisamente cuando forma parte
del conjunto de colimenses entre los que el PRI habrá de seleccionar a su
candidato a gobernador, es digna de reconocimiento público.
Su decisión en
sí misma es acertada. No sólo porque durante muchos años los colimenses han
sufrido severas inundaciones, sino porque en éste, según los expertos, el
temporal de lluvias fue extraordinario en décadas Más aún, los trabajos se
inician en el mes de noviembre, y ello se debe a la radicación tardía de los
recursos necesarios para llevarlos a cabo.
Este proyecto se
financia de una manera singular, debido a que intervienen los tres niveles de
gobierno y los beneficiarios de la obra.
Cabe señalar que
el gobierno federal aporta el 40 por ciento, el estatal el 25 por ciento y
entre el ayuntamiento y los beneficiarios, completan el 35 por ciento restante.
Los recursos
aportados por ayuntamiento y beneficiarios se obtienen, en principio, vía
crédito otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de
Banobras . De la rigidez de la normatividad impuesta par el BID hemos hablado en
otras ocasiones, así como de las consecuencias negativas que origina.
De esta manera,
quienes critican al alcalde por haber tomado la decisión de emprender esta
obra, olvidan algunas consideraciones importantes, la primera de las cuales es
que la posposición habría incrementado el costo económico; segundo, se habrían
tenido que regresar los recursos no ejercidos y, tercero, un alcalde no debe
realizar sólo aquellas obras que le reditúen altos beneficios políticos.
Así, la
conclusión de la obra en los plazos fijados de antemano, resulta de vital
importancia. En este asunto, el tiempo es un factor en contra y, por ello, resulta
un elemento fundamental. El término de los trabajos se tiene proyectado para el
veinte de diciembre de este año.
Todo esto nos
lleva a una conclusión: en la alcaldía, hay alguien capaz de actuar con
inteligencia, atingencia, honradez, eficiencia y, lo más importante, dispuesto
a cumplir su obligación anteponiendo los intereses de la comunidad a los
propios, por muy legítimos que éstos pudieran ser.
Esto, por
desgracia, no es común en nuestro medio político.
TRES COMENTARIOS
AL MARGEN
Uno. Este fin de
semana fue muy agitado para los aspirantes a la gubernatura del estado. Por una
parte, el sábado se reunieron en Manzanillo, en la casa de Cecilio Lepe
Bautista, Roberto Ánzar Martínez, Socorro Díaz Palacios y Carlos de la Madrid
Virgen.
Por otra parte,
el viernes estuvieron Carlos Vázquez Oldenbourg, Carlos de la Madrid Virgen y
José Luis Santana Rodríguez, en la Universidad de Colima.
El motivo fue
asistir a la conferencia magistral: "La política pública como gestión gubernamental"
impartida por Luis F. Aguilar Villanueva. Por cierto, con este acto culminó el
curso "Análisis y diseño de políticas públicas", realizado del 12 al
16 del presente.
Dos. Los priistas
de tres municipios tienen la posibilidad de quitarse de encima a los malos
alcaldes que padecen, la solución es sencilla: basta nominarlos a un cargo
popular donde no hagan daño.
Tres. Hace
algunos años, en 1982, conocí a Carlos Vázquez. Por aquel entonces andaba en
campaña (aunque vale decir que siempre anda en campaña) y mi conocimiento de él
no fue personal.
En 1985, en
plena campaña, pude hacerme una idea más exacta de la clase de político que es
Carlos Vázquez. Hombre de acción -hiperactivo tal vez-, no paraba un minuto.
Tan pronto emprendía una actividad en un lugar como en otro totalmente
distinto.
Por aquel
entonces no logró su objetivo político de alcanzar un cargo de elección
popular. Ello no lo desanimó y se mantuvo fiel a su partido.
Hoy, sus
adversarios políticos, que los tiene en demasía, lo atacan sin piedad y
pretenden impedir nuevamente que alcance su objetivo. Ello me parece injusto,
porque Carlos Vázquez es, pésele a quien le pese, un político valioso,
inteligente, experimentado, honrado, carismático, como hay pocos en su partido,
el PRI.
En efecto,
Carlos Vázquez Rangel, dirigente de la Confederación Nacional de Organizaciones
Liberales (CNOL), merece mejor suerte, al menos en esta ocasión.
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