Agenda Política
Por: Miguel Acosta Vargas
Los ejecutivos estatales pretenden
manejar los procesos de sucesión de cuanta organización gremial o institución pública
exista en la entidad. Así ha ocurrido antes en Colima y hay varios ejemplos de
ello: las más interesantes son, por su naturaleza, la Universidad de Colima y
las Secciones 6 y 39 del SNTE.
Tras haber logrado su autonomía,
varios gobernadores intentaron poner sucesor en la rectoría, el último de ellos
fue Ignacio Peralta, impulsado por su primo Pedro Peralta quien, desconocedor
del procedimiento, aunado a su ambición desmedida, pretendió imponer rector.
Para fortuna de los universitarios, fracasó en su intento.
En el caso de las dirigencias
sindicales del magisterio en Colima, la situación es similar.
Por una parte, la Sección 39 del
SNTE, donde se agrupan los trabajadores de la educación dependientes del
gobierno estatal y, por la otra parte, el Sindicato de Trabajadores al Servicio
del Estado, STSGE.
Son dos procesos donde el
gobierno estatal tiene un interés manifiesto en lograr una dirigencia a modo,
como muchos gobiernos anteriores lo han intentado.
En el caso de la Sección 39, el
proceso está ya en marcha y, a diferencia de procesos electivos anteriores,
ahora no bastará llegar a acuerdos internos y acordar una planilla de unidad.
Por la manera como se manejó la
dirigencia actual, se produjo mucha inconformidad desde el gobierno anterior y
ahora hay una división muy marcada y personas ajenas a la organización sindical
han logrado capitalizar esa irritación, ese descontento de la base por lo
ocurrido con sus salarios, sus prestaciones médicas y sociales y, sobre todo,
por la indiferencia e indolencia mostrada por la dirigencia actual.
Con el voto universal y secreto,
es realmente complicado tener certeza de qué ocurrirá, pero, en mi opinión, el
triunfo será logrado por quienes tienen apoyo oficial y por el rechazo a la
dirigencia actual.
El caso del STSGE, el gobernador Ignacio
Peralta fue convencido por algunos de la factibilidad de poner a alguien capaz
de entenderse con él sin problemas y de lograr manejar el sindicato en función
de sus intereses. Le dijeron quién podría ser el candidato ideal y se pusieron
en marcha para lograr su propósito.
Ante esta situación, Martín
Flores Castañeda, para entonces ya jubilado en el gobierno estatal, advirtió el
riesgo y lanzó su candidatura. Pese a la tormenta mediática en su contra, con
el apoyo de más de dos tercios de los miembros del sindicato, ganó la elección.
Hoy, la situación es similar.
Personas cercanas a la gobernadora han buscado al mismo personaje de la ocasión
anterior para convencerlo de, ahora sí, enfrentarse a Martín y ganar la
dirigencia sindical.
Sin embargo, en mi opinión,
también ahora fracasarán en su intento de colonizar el STSGE y explico mis
razones: en estos tres años, Martín Flores ha probado, una vez más, su
liderazgo en beneficio de los trabajadores, su pulcritud y honestidad en el
manejo de la caja de ahorro y préstamo del Sindicato, con los desarrollos
habitacionales y, sobre todo, con la defensa de la legítima defensa de los
derechos de sus representados.
Esas conductas de Martín Flores,
ese desempeño al frente del sindicato, han servido no sólo para renovar la
confianza en su liderazgo, sino para fortalecer a los trabajadores, al
Sindicato y, por supuesto, al propio Martín Flores.
Así, desde mi punto de vista, la
gobernadora logrará su propósito y ganará la Sección 39 del SNTE; sin embargo,
en el caso del STSGE, Martín Flores seguirá en la conducción de esa
organización.
Veremos y opinaremos.
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