Para mi Maestro de Lógica, Oscar Vicente Núñez Gutiérrez, 40 años después.
Manuel Sánchez de la Madrid, director general de El Mundo Desde Colima, escribió el lunes de esta semana e su columna Pulso Político, lo importante que sería para los priístas llevar a cabo un debate entre quienes aspiran a ser el candidato a gobernador. Esta actividad les permitiría no sólo que sus compañeros de partido se dieran cuenta de cómo piensan, qué opinan y, sobe todo, qué proponen para resolver los problemas que tenemos hoy y ara los que enfrentaremos en los próximos años.
Un debate de cara a la sociedad, abierto a todos, sin demagogias, sin esconderse detrás de respuestas cómodas. Un debate que permita conocerlos mejor, saber mejor qué piensa acerca de este u otro asunto.
Ya sabemos que los aspirantes aspiran, por eso, diría Perogrullo, son aspirantes, pero queremos que los aspirantes “inspiren”, más que aspiren. Queremos aspirantes que inspiren confianza, que inspiren certidumbre, que inspiren seguridad. Queremos aspirantes que no se escondan tras una falsa humildad. Queremos aspirantes que no tengan aliados sospechosos.
Lo he escrito antes: este es el tiempo de la palabra y es el tiempo e que los priístas está obligados a hablar, a decir lo que piensan de todos y cada uno de los aspirantes, para que todas las dudas sean resueltas, para que todas las voces sean escuchadas.
Este es un asunto que abordé, en esta columna, por primera ocasión, el 18 de enero de 2005, hace casi cuatro años. Dije entonces: “En una democracia, el debate es un ejercicio necesario. Pero un debate de ideas, no de adjetivos, que ayude a la sociedad a comprender mejor los distintos puntos de vista y posicionamientos de los actores políticos.”
“No le demos vueltas, en toda sociedad que presuma de ser democrática, son bienvenidas la expresión de ideas diferentes, y hasta opuestas, porque se trata de construir entre todos una sociedad más crítica, más informada, más plural y más participativa y una forma de promover la participación es discutiendo públicamente los asuntos que competen a todos.”
“Desde mi punto de vista, a los colimenses nos hace falta debatir, pero debemos hacerlo bien, en serio, porque el debate es uno de los mejores instrumentos que tenemos para construir, democráticamente, el México que todos queremos. Así es, no hay duda.
En mi opinión, en esencia, democracia es opinión. Sin ésta no hay aquélla. Y la opinión toma su fuerza, se tensa, se pone a prueba, en el debate que enciende a la sociedad.
En la confrontación de las ideas, a la luz del sol, con viveza, sin temor, hallamos el rumbo de la república.”
A este respecto, debemos enfatizar que el debate sirve para encontrar nuestras diferencias y construir acuerdos a partir de ellas. Los acuerdos no se construyen a partir de las semejanzas, ni de las coincidencias. En las negociaciones, se hace a un lado, se omite discutir acerca de los puntos en que se coincide y se inicia todo a partir del reconocimiento de las diferencias.
“El debate es el conducto para que se construya y circule la verdad, a la que tantos temen tanto. Es el método del entendimiento. Es el cauce de la inteligencia. Es el foro para que en él se encuentren las soluciones a los graves problemas que padecemos.”
“Pero por encima de todo, el debate es -debe serlo, por supuesto- un diálogo fructífero. En él se enfrentan y se concilian los intereses y las intenciones. Sin embargo, debemos ser cuidadosos, porque el debate no es una sucesión de monólogos, que van cayendo, uno a uno, en el vacío primero y luego en el silencio. No es la expresión de un coro que acompaña el tono mayor de alguna voz. Quienes cantan a coro, no debaten: secundan. Quien domina todas las voces, tampoco debate: resuelve.”
“En la democracia, de la que el debate es un instrumento formidable, la decisión se adopta tras el juego de las opiniones, no antes ni por encima, ni a su pesar.”
“Debemos respetar las voces que concurren al debate, oírlas, animarlas, atenderlas. Este género de controversias previene contra las otras formas de mostrar la discrepancia, tan resbaladizas: las que comienzan en el disenso y terminan en el conflicto; las que usan la amargura en vez de la esperanza; las que emplean la violencia en vez de la razón.”
“Por eso debemos respetar y defender la diversidad de voces y de criterios, aun cuando no necesariamente coincidamos con algunos de ellos. El respeto a los demás es uno de los valores fundamentales de la convivencia democrática, pero también es válido y legítimo que en la confrontación de las ideas queden claras las intenciones de quienes las profesan.”
“Esta es una saludable convicción. Digo saludable, porque se halla en juego el destino de Colima.”
“Convicción y voluntad de tolerancia, pues. No una tolerancia que desdeña al otro o lo padece, sino una que lo escucha y lo acepta. Una tolerancia que honradamente camina con quien honradamente difiere, y no sin él ni en contra suya. Una tolerancia que no mira en el discrepante a un enemigo. Una tolerancia que advierte la inmensa riqueza moral de la pluralidad. Una tolerancia dispuesta a defender, pero también a conceder. Una tolerancia que escribe la historia con las palabras de todos, no de uno solo.”
¿Cuánto se debe proponer, debatir, meditar, insistir, conceder?
Esto es algo que deberíamos preguntarlo a la realidad, escucharlo del pueblo, que está al pendiente de lo que pasa, que oye, mira y aguarda. Es algo que todos los colimenses deberíamos responder, pero debemos recordar que lo que está en juego es Colima, su destino y éste es responsabilidad de todos, por lo que todos, dije todos, debemos opinar, hablar, decir y debemos escuchar, saber, conocer con claridad qué opinan, que pretenden, cómo piensan y quiénes son los “apoyantes” de quienes aspiran ser el candidato a gobernador por Colima.
Como dice Jorge Armando Gaitán Gudiño: “los amigos nos hacen, pero los amigos también nos deshacen”.
Por eso coincido con el planteamiento de Manuel Sánchez de la Madrid y voy más allá: es tiempo, sí, de escuchar, de saber, de conocer qué piensan, saben, conocen y proponen quienes aspiran a ser el candidato a gobernador por el PRI, pero me parece que es, por lo menos, igualmente importante que los priístas, los colimenses todos, digamos qué queremos, cómo queremos y a dónde pretendemos llegar en los próximos seis años y en los próximos cincuenta años.
Debemos tener la certidumbre de cuál es el destino que queremos para Colima y disponernos a poner rumbo para llegar a él.
Esta es nuestra responsabilidad y nuestro derecho que debemos ejercerlo a plenitud para obligar a los políticos profesionales, a los que viven de la política, a ejercerla como un acto ético en beneficio de la sociedad.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Según fui informado, Mario Anguiano Moreno, alcalde Colima, ya tomó la decisión de quien será su sucesor, como alcalde sustituto, en el caso de que él decida solicitar licencia para ser candidato a un cargo de elección popular. Al parecer, sería el actual tesorero. Oscar Valdovinos Anguiano, quien sería el relevo. El asunto pasa por el Cabildo y sería la primera ocasión, en los últimos 18 años que no fuera un munícipe quien cubriera la licencia. Seguramente es un asunto ya negociado con la mayoría priísta en el cabildo capitalino.
2. Hacer enfadar a los bribones que no se pueden corregir también tiene una finalidad ética. Karl Kraus
3. Es realmente algo importante la honestidad en la política real? O es un simple accesorio "estético"? Si tengo un político cuya ideología es coincidente con la mía y su gestión y las políticas llevadas a cabo, también las considero correctas, pero sé que es un corrupto y un mentiroso, ¿es válido, aun así, defenderlo? Tomado de grimpi.blogspot.com
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