Hubo un exceso. Eso dicen algunos panistas. Exceso en la forma y en el fondo. Mostraron su urgencia, ligeramente mayor a su inexperiencia política. Por supuesto, me refiero a la actitud tomada por el dirigente estatal, más no líder, de los panistas, Fernando Antero y el “blindaje”, tan de moda el término, al alcalde de Manzanillo, Virgilio Mendoza.
De igual manera, mal cumplieron la orden dada por el procurador del consumidor –así, con minúsculas- Toñito Morales de iniciar los trabajos para hacer a la senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García la candidata a la gubernatura por el PAN.
Según le confió un legislador federal a un amigo, el procurador Morales de la Peña le había pedido, p e r s o n a l m e n t e, su apoyo para la candidatura de la senadora y al preguntarle por qué le pedía eso, sobre todo porque todos los panistas colimenses conocen las diferencias entre ambos, existentes desde cuando el legislador era dirigente estatal del PAN.
Obviamente, la campaña va dirigida a convencer a quienes no forman parte del grupo encabezado por el procurador Toñito Morales y éste conoce muy bien este hecho: quienes rechazan a su candidata son mayoría en el PAN. Lo sabe bien y por ello ha iniciado las presiones para convencerlos o doblegarlos, según sea necesario en cada caso.
En términos generales, un político, cuando se precia de serlo, debe encarnar un proyecto, en eso coincidimos muchos. Un político no se inventa, ni se crea en un momento determinado. Su nombre debe ser identificable, reconocible y, sobre todo, sinónimo de una causa, y su rostro, debe ser, también, la imagen de un ideario.
Sin embargo, esa identificación debe ser positiva, porque si la gente recuerda más lo malo realizado por esa persona, más le vale olvidarse de sus pretensiones.
En política es importante saber qué piensa la gente, aunque debemos reconocerlo: en muchas ocasiones, la percepción, es decir, la primera impresión de algo o de alguien, no necesariamente corresponde con la realidad.
En muchas ocasiones hablamos de las características del ideal de un buen político y solemos hablar de si éste o aquél no tiene carisma, como si la mayoría de los políticos la tuvieran. El carisma es la capacidad para atraer, o repeler, la atención de la gente, independientemente de la razón o de la justeza de las propuestas hechas en una situación determinada.
Líderes carismáticos han sido Mahoma, Jesucristo, Gandhi, Mussolini, Hitler, Roosvelt, Churchil -quien justo después de ser el primer ministro de Inglaterra perdió el cargo en las siguientes elecciones-, Stalin, Lenin, Salinas, Juárez, entre otros.
Ser carismático, pensamos a veces, es saludar a todos de mano y sonreír en todo momento. Según se dice, las personas serias, con cara de palo, suelen no ser “carismáticas”.
Una característica puede ser defecto, pero también virtud. Todo dependerá de la forma como se proyecte.
Desde mi punto de vista, los candidatos, deberían tener capacidad probada, en los hechos, para resolver problemas, para dirigir equipos de trabajo, para gestionar recursos para el estado, para llegar a acuerdos con la gente, para entenderse con la gente. No me importa si son o no “carismáticos”.
¿Qué importancia tiene si sonríe todo el tiempo, si no es capaz de llevar bien las riendas del gobierno estatal?
¿Qué puede importar que sea simpático, si actúa al margen de la ley?
Este es el caso: la señora senadora panista, Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, ya probó ser, durante su desempeño como presidenta municipal, una persona a quien no le interesa seguir el camino dictado por la ley, sino por el contrario, le gusta transitar al margen de las leyes vigentes y rigentes para todos. Ella suele vivir en la excepción.
No es una especulación: ello ocurrió de manera reiterada durante su administración como presidenta municipal y por ella fue juzgada y condenada. Pero no sólo la juzgaron las leyes civiles, sino también los propios panistas, pues no pagó las cuotas a su propio partido.
No sé si esa actitud se deba al hecho de haber nacido en la primera mitad del siglo pasado, cuando la presidencia imperial estaba en su punto máximo. No lo sé, pero, como a muchos, me consta este hecho: la manzanillense suele inventar una realidad para vivir allí, al margen de la realidad objetiva.
Mire usted, para prueba sólo bastan dos muestras de la manera como suele pensar y actuar la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, una de las dos aspirantes de mayor edad en este proceso a punto de iniciar.
La primera de ellas se refiere a la visita hecha a Colima por el secretario general del CEN panista, Rogelio Carbajal Tejeda. La perla es la siguiente: “Sé que pulsó el ánimo de la sociedad colimense, de la militancia activa y adherente…”. ¿En serio? Para mí, la senadora se “botanea” al susodicho Carvajal y a lo hecho por él durante su brevísima estancia, tal vez, sólo tal vez, porque la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García consideró excesivo el arropamiento y la cobertura dada a Virgilio Mendoza y así, éste fuera quien ganara, mediáticamente por supuesto, con la visita de tan alto funcionario panista.
Pero la segunda perla no tiene desperdicio: “El factor decisivo para que Acción Nacional gane o pierda la gubernatura es interno y ello tiene que ver con la armonía, el trabajo conjunto y la conducción adecuada del partido, para que todos los liderazgos tengamos cabida, seamos generosos y entendamos las posibilidades reales de ganar y de representar a toda la sociedad colimense.”. Fin de la cita.
A la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado, le parece que, en SU mundo, no importa qué piensen los colimenses, los más de 400 mil inscritos en el padrón electoral, ellos no son, ni serán, en su visión: “El factor decisivo para que Acción Nacional gane o pierda la gubernatura”. Los electores no serán, en la opinión de esta política manzanillense, quienes tomen la decisión de quién será su gobernador para los siguientes seis años. ¿No le digo?
Ahora bien, por otra parte, la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado, reconoce varios hechos: en la actualidad, al interior de su partido no tienen cabida todos los liderazgos, ni son generosos y tampoco entienden las posibilidades reales de ganar y representar a toda la sociedad colimense.
Además, deseo hacer una aclaración técnica, para información exclusiva de la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado: las p o s i b i l i d a d e s del PAN de ganar o perder la gubernatura son del 50 por ciento. Aunque la señora no lo quiera aceptar, tanto el PAN, el PRI, el PT y cualquier partido o candidato tienen las mismas posibilidades, porque solo pueden ganar o perder. No hay otra. No se puede empatar, en términos reales. Es un evento prácticamente inexistente, porque, aun si se diera un empate entre dos o más candidatos y no hubiere ningún reclamo en las instancias jurisdiccionales correspondientes, o si como resultado de la decisión final del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hubiere un empate, habría otra elección. No habría problema. Debe haber un solo ganador.
Pero en fin, ésta visión distorsionada de la realidad suele tener la señora senadora Martha Leticia Sosa de Rodríguez García, nacida en la primera mitad del siglo pasado.
Lo lamento por los panistas, quienes tienen la obligación de aguantarla.
Allá ellos.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Un excelente papel ha hecho Rigoberto Salazar Velasco como delegado del CEN del PRI en Colima. Su experiencia como presidente del PRI estatal le ha permitido llevar la responsabilidad con éxito. Su operador político, Ulises González, es quien conduce la renovación de los comités seccionales y muchas otras tareas más. Mucho de lo avanzado en materia de organización e implementación de estrategia electoral es producto de su trabajo y de ser él quien tenga la responsabilidad directa de dichas tareas, como le consta a muchísimos priístas.
2. Los regidores manzanillenses no han podido ponerse de acuerdo sobre el lugar donde se construirá la clínica del IMSS. Cada uno la quiere llevar a su terruño. El delegado del IMSSS, Víctor Pérez del Valle, anunció la construcción de varias clínicas en la entidad. En Tecomán y Villa de Alvarez ya se han donado los terrenos para construirlas, pero en Manzanillo, los regidores no se ponen de acuerdo.
Si en esta semana no se dona el terreno, los recursos federales podrían perderse. Se había obtener un terreno en El Naranjo, pero los ejidatarios se opusieron porque esas tierras ya tienen gran plusvalía; lo mismo sucedió en Jalipa. Hay terrenos disponibles en Chandiablo, pero aún no se ha dicho nada al respecto.
¿Y el presidente municipal? Por ahí, armando jugaditas “geniales”.
3. La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla. José Martí
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