Los gobernantes siempre pretenden dejar sucesor, designarlo. Esto es en prácticamente todos los gobiernos, en todos los niveles, en casi todos los países del mundo. Es algo inherente al ser humano, el querer manipular el futuro, el dejar a alguien “ a modo”, que le cuide las espaldas, que le proteja sus primeros tres años fuera del poder.
Antes, en México, cuando gobernaba el PRI, el presidente de la república era el gran elector, candidato que nombraba era electo casi sin problemas.
Luego vinieron las épocas de las elecciones difíciles, después la pérdida de la presidencia de la república dejó en manos de los gobernadores priístas la decisión de quiénes serían candidatos a presidentes municipales, diputados locales y hasta senadores y diputados federales, pues tenían la posibilidad de exigir estas candidaturas a cambio de apoyar con recursos las campañas federales.
En esas estamos ahora. Son los tiempos de los gobernadores y ahora ellos saben que tienen en sus manos la facultad de imponer a sus candidatos, porque son la fuente de financiamiento para su partido y, al más puro estilo priísta, “el jefe de las instituciones”.
Eso ocurre ahora en le país y Colima, por supuesto, no es una excepción. No lo ha sido en el pasado, desde el 2000 a la fecha, y no hay razones, objetivas y subjetivas, para pensar que podría ser diferente en el 2009. El gobernador ha decidido no sólo quiénes serán los candidatos, sino, lo más importante, quiénes pueden ser aspirantes formales a serlo.
Por estas razones resulta totalmente lógico lo ocurrido hace pocos días en Tecomán, en una reunión realizada para festejar el aniversario de un club muy conocido en aquella ciudad. En esa reunión, después de la cena y al filo de la media noche, según me fue informado por uno de los asistentes al acto, el gobernador del estado tuvo una interesante intervención al dirigirse a los asistentes a la cena.
Tras referirse al acto del aniversario del Club Cosmos, de sus acciones en beneficio de los tecomenses, el gobernador Silverio Cavazos dijo que era importante resaltar que para Tecomán era muy positivo que hubieran tenido dos gobernadores de Tecomán, por los grandes beneficios que habían llevado a ese municipio y que tenían la posibilidad y la oportunidad de que hubiera un tercer gobernador de Colima oriundo de aquel municipio.
Según mi informante, en esos momentos había caras de verdadera sorpresa, pues todos los asistentes sabían qué nombre diría a continuación el gobernador y efectivamente, según mi informante, el gobernador Silverio Cavazos dijo que el alcalde de Tecomán, Juan Carlos Pinto, también presente en la cena, estaba haciendo una excelente labor en el ayuntamiento y que podría ser un buen candidato del PRI a la gubernatura.
Las expresiones de júbilo fueron naturales, mayores que la sorpresa de los asistentes por lo escuchado. Eran un auditorio cautivo, selecto, con mucho de lo mejor de la clase política, económica y social de Tecomán. Era un auditorio de calidad, que entendía que había asistido a un destape formal de una candidatura, la más importante en juego en el 2009.
De allí en adelante, la euforia y la alegría inundaron a todos los presentes.
Debo aclarar que cuando mi informante comentó esta situación, tuve recelos de la información, por varias razones: en primer término, por el tiempo que falta para la postulación del candidato priísta, casi 15 meses, y por las razones por las que el gobernador Silverio Cavazos tendría para hacer un destape formal de Juan Carlos Pinto.
¿Por qué realizó esta jugada política el gobernador? Esta es la pregunta que vale la pena hacer.
La primera respuesta, la inmediata, es que lo podría haber hecho para ver cómo reaccionaba la gente y ver si su candidatura lo hacía crecer hasta volverlo realmente competitivo, es decir, con probabilidades reales de ganar el proceso electoral.
Otra respuesta es que podría ser un destape para ponerlo en la galería de tiro, reventarlo y sacárselo de encima y decirle después: ¡mi cuate, yo te apoyé, lo viste, pero no se pudo, no subiste en las encuestas!
Una tercera es que podría hacerlo para proteger a su verdadero candidato y oponerlo, por lo pronto, a Mario Anguiano y dejar que el asunto se polarice tanto que sea necesario un tercer candidato, menos golpeado, con mano izquierda, placeado también por todo el estado en función de su cargo y así, hacer más fácil la nominación de Carlos Cruz como candidato a gobernador.
No sé por qué, ni para qué destapó a Juan Carlos Pinto el gobernador, pero la jugada apenas ha iniciado. Pronto sabremos los efectos que ésta ha causado en la clase política priísta y en la sociedad colimense.
Por lo pronto, Juan Carlos Pinto va a la vanguardia, aunque no sé si eso sea bueno o malo.
Ya veremos.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. La próxima semana, el día 10 para ser precisos, se habrá de realizar el congreso donde se renovará la dirigencia de la Unión de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Gobierno del estado, Ayuntamientos y Organismos Descentralizados, que hasta ese día presidirá Agustín Martell Valencia.
El asunto se ha embrollado por las evidentes diferencias en los grupos comandados por Agustín Martell Valencia y Martín Flores Castañeda. No se trata sólo de un relevo generacional, sino de un rompimiento entre ambos bandos que, reitero, podría fraccionar a la burocracia estatal y municipal de la entidad. Es cierto, la democracia implica esos riesgos, que se incrementan cuando los dirigentes se eternizan en el ejercicio de los cargos sindicales.
Más allá de si Martín Flores será el nuevo dirigente de la Unión, que de por sí es un hecho importante por lo que significa al interior de la propia Unión y del priísmo estatal, resulta importante saber cuál va a ser la conducta de Agustín Martell y sus aliados. ¿Cómo van a reaccionar?, ¿Qué van a hacer?, ¿Martell y sus aliados van a salirse de la Unión y a integrar su propio organismo?
No tengo respuesta a ninguna de estas preguntas, pero faltan pocos días para conocer las respuestas que darán los protagonistas de esta historia.
Sin embargo, lo interesante es que esta lucha, que pretende ser democrática y apegada a derecho, ha dejado ver la falta de seriedad de una de las partes, pues al ser entrevistada una seguidora de Martell Valencia, la diputada Aurora Espíndola Escareño, y preguntársele si ya estaba definido el lugar (y la hora, agregaría este columnista) donde se realizaría el archimencionado congreso, la diputada tuvo esta “ocurrente” respuesta: “Los vamos a dejar sufrir un poquito más a mis compañeros, para ver la desesperación y ver hasta dónde llegan”,
La falta de seriedad, de congruencia y de respeto a los estatutos, se infiere de esta respuesta, porque decir que emitieron una convocatoria para realizar un congreso, un documento donde se fijan las bases para llevar a cabo un acto de tanta trascendencia y decir que en dicha convocatoria no se fija lugar y hora llevar a cabo el acto es una irresponsabilidad manifiesta de los convocantes.
Por ahora, los trabajadores simpatizantes con Martín Flores saben que sólo deben cumplir con lo estipulado en la convocatoria -la que tenga validez, por supuesto- y votar por su candidato el próximo 10 de diciembre, aunque el propio Martín Flores dejó entrever que harán todo lo posible por mantener unida, valga la redundancia, a la Unión.
Ojalá lo logren.
2. ¡Que bueno que ya se resolvió el asunto de la Universidad! Bueno, debo decir que se resolvió en apariencia, porque no se sabe qué nueva situación conflictiva pueda crear el señor Rodolfo Valdez, director de CIAPACOV.
Asimismo, ojalá que el asunto de los apoyos para los titulados tras su primer año de egresados ya los pague el gobierno estatal, para que la universidad pueda destinar esos recursos a realizar otras acciones en beneficio de los universitarios.
Aunque Hugo Vázquez dijo tener el dinero listo y que sólo faltaba que la universidad diera la relación de los que tienen derecho a recibirlo, lo mejor habría sido que eso lo hubiera notificado el propio Hugo Vázquez de manera oportuna a la rectoría de la universidad.
¿Para qué tanto problema?
3. “Confucio en Die Fackel: Si los conceptos no son correctos, las palabras no son correctas; si las palabras no son correctas, los asuntos no se realizan; si los asuntos no se realizan, no prosperan ni la moral ni el arte, la justicia no acierta; si la justicia no acierta, la nación no sabe cómo obrar. En consecuencia, en las palabras no debe haber nada incorrecto. Esto es lo que importa". Karl Kraus
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