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jueves, diciembre 20, 2007

PRI, "Siempre Caigo en los Mismos Errores"

“Muchos han dicho que las elecciones se pierden y se ganan desde los gobiernos. Habrá quienes no coincidan cabalmente con esta aseveración; sin embargo, ello no reduce su veracidad, sobre todo en el caso de México y del PRI. Después de 71 años de tener y retener el poder, los priístas hacen las maletas para cumplir con el mandato popular. Ya dije en una ocasión anterior que los priístas se equivocan cuando afirman que Ernesto Zedillo los traicionó. No lo creo así. Ya dije por qué y lo reitero: No eran iguales, no son iguales. Zedillo nunca fue un miembro real del partido. Nunca formó parte de él, ni siquiera cuando fue coordinador de la campaña de Colosio. Nunca fue priísta al estilo de Muñoz ledo, Camacho o Colosio mismo. Nunca fue un priísta que creyera o quisiera al PRI.

Al ganar, cargando a cuestas el cadáver de Colosio, públicamente se deslindó del partido que lo había postulado y los mandó al carajo. No lo entendieron y le rogaron que siguiera siendo el gran tlatoani, el gran dispensador de favores, señor de horca y cuchillo, amo de vidas y haciendas. En su salud lo hallaron.

Hoy, los priístas están hechos bolas. Poco acostumbrados a discutir de veras, a pensar por sí mismos, no hallan la puerta y parecen cucarachas en quemazón: corren para todos lados y no llegan ninguna parte. Pero hay muchos priístas que tienen una preocupación genuina y que no es de ahora: ¿qué hacer con este partido?

Los priístas saben que los mexicanos vivimos una hora de riesgo. Porque no sólo se halla a prueba el destino del partido, que importa a sus militantes, sino también el futuro de México, que nos importa a todos. Eso es cierto. Nuestro partido va más allá de sí mismo. Lo que haga y lo que no haga trascenderá sus filas e influirá en todas las filas de la nación mexicana. Así ha sido antes y así será ahora, seguramente.

Hoy, me parece que los priístas están discutiendo lo urgente y están dejando de lado lo importante: en este momento es más importante saber el origen y razón del partido, dónde se hallan los priístas y su partido en este momento y hacia dónde quieren llevar a su partido.

La premisa fundamental es encontrar respuestas para estas preguntas básicas.

En este sentido, los priístas deben ser cautos al escuchar y analizar las propuestas de quienes se autoerigen como salvadores del partido y de los priístas. Cabe preguntarse qué destino ha tenido el partido creado por Calles y qué destino pretenden darle ahora. Desde mi punto de vista, primero debe señalarse el destino y después acordar las rutas de acción que van a llevar al PRI y a los priístas a alcanzar el destino propuesto.

Pero seamos claros: la mayoría de los priístas no están acostumbrados a ser honestos, a decir con claridad lo que piensan, lo que sienten. No están acostumbrados a hablar con la verdad, a decir la verdad, a actuar con honestidad. Han esperado antes, y muchos todavía esperan hoy, les digan por dónde actuar, qué decir, qué pensar. Pierden su propia individualidad, su propia personalidad, con tal de pensar, actuar y decir como su jefe en turno. Su capacidad para mimetizar su lenguaje siempre me ha asombrado, más en estos días de desconcierto y temor para muchos.

Por estas razones, los priístas, y su partido con ellos, fueron dejando atrás

su identidad y su destino. Y hoy se hallan en la más espantosa orfandad: la intelectual. Acostumbrados a no pensar qué hacer, ni qué decir, pues sólo tenían que obedecer a rajatabla las instrucciones “del señor presidente” en turno, ahora su pesadumbre es mayor, al tener que pensar, actuar y decidir por sí mismos.

Debo señalar que conozco a muchos priístas capaces, valiosos, reflexivos, inteligentes, bien dispuestos, amables, cordiales y con ánimo renovado, pero, aún por razones legítimas, no se atreven a dar el brinco y avanzar en este proceso de apertura democrática. Allí es donde los priístas se anquilosaron: en 1970 hubo una apertura democrática para que todas las voces se escucharan, pero los priístas creyeron que sólo era para uso exclusivo de los militantes de la oposición. Estaban equivocados y algunos así lo aceptan.

A estos militantes valiosos, capaces, honestos, les digo que es tiempo de levantar la cabeza, alzar la voz y con gesto enérgico impedir que el partido se convierta en patrimonio de un grupo, de una facción, de una camorra. Es tiempo de abrir las ventanas para que salgan el moho, la exclusión, la intolerancia y la disciplina a ultranza. Es tiempo de tirar los ropajes de gran tlatoani, la vara de mando y los protocolos al carajo. Es tiempo de darle a cada quien su lugar, el lugar que se merecen por su actuación como priísta, no como miembro de la burocracia, la academia o por así disponerlo el gobernante en turno. Es tiempo de mandar al carajo a quienes son miembros de los órganos de gobierno del partido aquellos que sólo tienen la gracia de ser los recomendados del gobernante en turno.

Es tiempo de que el Partido Revolucionario Institucional rescate la democracia en sus tareas cotidianas. La democracia en la elección de presidente del comité nacional, de los comités estatales, de los comités municipales y de los comités seccionales. Es tiempo de generar cambios estructurales en el partido, que le permitan ser más dinámico, tener capacidad de responder a las demandas de la población.

Si los priístas quieren realmente ser la vanguardia y la representación de este pueblo, deben hacer realidad permanente su lema: democracia y justicia social. De otra manera, seguirán dando tumbos, produciendo discursos retóricos y nada más.

Este es el reto. Largo es el camino.”

Esto lo publiqué el 25 de julio de 2000, precisamente cuando era Director de Asuntos Políticos de la Secretaría General de Gobierno.

¿Usted cree que las cosas han cambiado en el PRI?

TRES COMENTARIOS AL MARGEN

1. Me parece que es una buena jugada la que se hizo con la “renuncia” de Joel Figueroa Tapia al cargo que ocupaba en la Secretaría de Fomento Económico. De esta manera, oficialmente Figueroa Tapia no es “empleado” del gobierno, por lo que puede dedicarse de tiempo completo a la tarea de tratar de organizar un frente “ciudadano” que encabece la lucha de un sector minoritario de manzanillenses, por vecindad u origen, que se oponen al crecimiento del puerto interior, precisamente hacia la zona que está a espaldas de las colonias El Pacífico, Morelos y Las Brisas.

Joel Figueroa era secretario técnico de la Sefome, cuyo titular, Ignacio Peralta Sánchez, públicamente se había enfrentado al anterior titular de la API, precisamente por este asunto.

La posición oficial del gobierno es que se desarrolle el puerto de en Campos y que no se amplíe hacia el norte, como se pretende hacerlo. Fueron diferencias públicas y privadas, que habían disminuido un poco, pero que se mantenían soterradas.

Por eso, me parece que la salida de Joel Figueroa tapia es una jugada política muy evidente para tratar de que el PRI se reposicione en le puerto con este movimiento. No está mal pensado, en principio, el problema es que es tan evidente que pierde su efectividad y sus efectos pueden ser total y absolutamente negativos para el PRI.

Los manzanillenses no son tontos y menos los de la clase política. Desde mi punto de vista, la incorporación de Joel Figueroa podría entrampar al gobierno estatal y al PRI en un pleito que sólo puede traer desgaste para todos. El puerto debe crecer, eso es algo innegable. Pero también lo es que el crecimiento debe ser ordenado y armonioso con el entorno. Incrementar las posiciones de atraque incrementaría la capacidad de operación del puerto, pero, al mismo tiempo, aumentarían los problemas viales que ya se padecen no sólo en el puerto, sino en todo el estado, porque habría más, muchísimos más, tráilers circulando por nuestras carreteras.

Es evidente que el futuro del puerto está en campos, pero también lo es que ambos proyectos no son mutuamente excluyentes y que pueden hacerse uno tras otro, o de manera simultánea, si se tiene los recursos.

Lo cierto es que Manzanillo necesita mantener, por lo menos, su nivel de competitividad y para ello debe aumentar su capacidad de recepción de buques, pero, reitero, lo de Joel Figueroa Tapia podría traer consecuencia negativas para el gobierno estatal y para el PRI.

Al tiempo.

2. La senadora panista Martha Leticia Sosa de Rodríguez García es un gran factor de unidad. Su candidatura haría, estoy convencido de ello, que todos se unieran, que todos desearan participar, aportar algo para ganar la batalla electoral. Es una mujer que suele generar polémica, pero que su mayor virtud sería la de hacer un gran agrupamiento que conduciría a la victoria, casi sin temor a equivocarme, a los priístas.

Ella es la única que podría obrar ese milagro: que el PRI retuviera la gubernatura. Nadie más puede hacerlo. Ojalá los panistas la hagan su candidata a gobernadora. Por el bien del estado.

3. “Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres”. Séneca

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