Hace casi 9 años escribí en Ecos de la Costa una colaboración donde comentaba las nuevas circunstancias políticas y sociales que vivíamos los colimenses como una consecuencia natural de las elecciones de 1997. En dicha entrega señalaba la manera como se manejaban las cosas en la política local.
Hay varios aspectos que podrían hacerla aparecer como si esa colaboración publicada el 18 de septiembre de 1998, se refiriera a asuntos de nuestros días, o de días recientes. Algunos de los actores son los mismos, algunas de las cosas que hacen, o que suelen hacer, los actores políticos son las mismas, por lo que parecería que nada ha cambiado realmente, que todo sigue igual o, tal como dice MAM, “como entonces”.
Ya desde entonces, Jorge Luis Preciado era aborrecido y vilipendiado… por sus propios compañeros de partido, quienes se amotinaron para evitar que siguiera siendo su coordinador en el congreso local, en aquella histórica legislatura del empate, que tanto enseñó a tantos. Ya entonces andaba en demandas, pero entonces Jorge Luis Preciado era el demandante y buscaba hundir e la cárcel a quienes daban cuenta de algunas de sus acciones, ciertas o falsas, eso no era importante, porque la acusación era por difamación.
En fin, lo que sigue es lo escrito en aquella ocasión.
“En el escenario inédito vivido por los colimenses a partir del siete de julio de 1997, hay cabida para todo y para todos. Los priístas se vieron desplazados de las preferencias electorales de los ciudadanos y vieron con tristeza como la oposición ocupaba espacios cuyo dominio les correspondió hasta antes de esa fecha fatal a quienes militaban en el Revolucionario Institucional.
Este nuevo escenario ha hecho necesaria la existencia del consenso para poder conducir la nave colimense a puerto seguro. El camino no ha sido nada fácil. La inexperiencia de muchos de los actuales actores en posiciones políticas, la conversión de otrora priístas distinguidos en furibundos oposicionistas, creó problemas porque muchos de ellos pretendían y pretenden ocupar los espacios en los medios, más con el ánimo de hacerse oír, de dejar sentir su importancia y la supuesta o real trascendencia de sus palabras.
Muchos de ellos habían sido partiquinos y de pronto, por azares del voto ciudadano, se vieron catapultados a los primeros lugares, al estrellato y muchos de ellos han mostrado sus miserias y hemos pasado penas ajenas por sus tonterías y declaraciones rayando en lo ridículo. Ha habido también exceso en protagonismo y muchas veces hemos visto a diputados hablar con la voz engolada y cantar, remedando a León Felipe, “esas brillantes romanzas a las glorias de la Patria”.
Por desgracia no hay escuelas para funcionarios públicos y menos para quienes son electos por los ciudadanos como sus diputados, cuyas obligaciones habían sido echadas a un lado y se había dado preferencia a la gestión social y no tanto a cumplir con su obligación específica, es decir, la de crear el marco jurídico apropiado para la existencia de condiciones necesarias para mejorar y regular la vida de la comunidad. Pero también debieron ir más allá y llegar hasta la vigilancia de la forma como el ejecutivo aplica los recursos en cada una de sus dependencias.
En este inédito escenario se ha iniciado la construcción de una normalidad democrática. Ciertamente, acostumbrados a las épocas del dominio priísta, ha sido necesario romper con muchas inercias, aunque cabe hacer una aclaración: se ha terminado con muchos vicios, pero ha habido demasiados sombrerazos, para el gusto de muchos colimenses. Sólo como ejemplo podríamos citar las bravuconadas del diputado ¿coordinador? de los panistas, Jorge Luis Preciado, quien en diciembre del año anterior demandó a Bibiano Moreno Montes de Oca porque éste hizo referencia de un supuesto affaire del diputado panista en su columna Concierto Político, publicada en Panorama y La Opinión. Todo quedó en agua de borrajas, pero sus poses y actitudes han metido en serios problemas a su partido y a sus compañeros de partido, quienes públicamente dieron a conocer su negativa a aceptarlo como coordinador del grupo legislativo.
Pero más allá de bravuconadas y pendencias, hoy existe un nuevo ambiente en el Congreso y ya se conocen los diputados entre sí y han aprendido a llegar a arreglos, a acuerdos y, sobre todo, han aprendido el largo camino de la concertación, de la negociación, es decir, de las sumas y restas, del ceder aquí para ganar allá, del entender a la realidad como un todo y a la propia opinión o posición partidaria como reflejo de una circunstancia.
Ya terminaron con lo urgente, ahora es necesario ir por lo importante.” Fin de la cita.
Ojalá que usted, amable lector, esté de acuerdo en que casi no hay nada nuevo bajo el sol en la política colimense.
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Un nuevo edificio para albergar a un centro cultural podría ser construido por el ayuntamiento de Colima, según me fue informado por un alto funcionario. La idea es ir más allá de la mera construcción de una nueva “casa de la cultura” y hacer algo más integral, según me fue explicado.
El diseño podría ser obra del arquitecto Gabriel Gómez Azpeitia, aunque, enfatizó mi informante, aún no se concretado su participación, pero hay mucha confianza en que pueda aceptar el ofrecimiento.
La educación, la cultura, la salud y el deporte son indicadores del desarrollo social de una comunidad determinada. De allí que este proyecto obra demuestra la importancia que la cultura tiene para el gobierno de Mario Anguiano Moreno.
Por eso, el proyecto está bajo la responsabilidad del funcionario que goza de la estimación, confianza y respeto absoluto del presidente municipal, tal como debería ser siempre que se quiere que las cosas se hagan bien.
2. Conozco, desde hace casi 29 años, a una maravillosa mujer. A su lado he vivido muy feliz.
Siempre lo he dicho y hoy lo reitero: soy un hombre afortunado. Espero ser feliz, y afortunado, por muchísimos años más. Hay razones -objetivas y subjetivas, diría Lenin- para esperar que así será.
3. “Para algunos, ninguna ganancia es importante, pues son irremediablemente desgraciados y están irremisiblemente solos” Emile Ciorán
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