Los resultados electorales en Zacatecas, Durango y Chihuahua fueron, en conjunto, buenos para el PRI, aunque en el primer caso no pudo, o no supo, aprovechar la división existente en las fuerzas perredistas para avanzar más, particularmente en lo referente a diputaciones locales, que es donde pueden hacerse alianzas para obtener gobernabilidad y garantizar la gobernanza.
En Durango, el PRI se mostró como la fuerza hegemónica que es en la entidad: de 17 diputaciones en disputa ganó 14, nueve de ellas fueron solo y en las otras cinco fue aliado con el Panal. Es decir, en la próxima legislatura es altamente probable que el PRI tenga la mayoría por sí solo, en función de lo que señale la legislación electoral al respecto.
En ese mismo estado, Durango, el PRI ganó, aliado al Panal, las elecciones para ayuntamientos en 15 municipios, entre ellos los cinco más importantes y 8 más por su cuenta, sumando 23 municipios en total que serán gobernados por el PRI. A su vez, el PAN ganó en once municipios. Aquí, el PRD ganó en cuatro municipios y el PT en uno.
Así, en Durango, aliados con el Partido Nueva Alianza, y contando con la muy activa participación de los trabajadores de la educación, el PRI retuvo la mayoría del Congreso local y ganó la mayoría de las presidencias municipales y más que eso, se posicionó muy bien para el relevo en la gubernatura.
En Chihuahua el asunto fue similar, el PRI arrasó con más de dos a uno en la elección para diputados, donde obtuvo 15 victorias distritales, mientras que el Pan apenas alcanzó ganar siete distritos. Aquí también, el PRI retendrá la mayoría en le congreso local sin ningún problema y puede ganar la gubernatura en su momento, pues aunque perdió Chihuahua, su victoria en Juárez, que tiene mayor número de votantes, puede servirle para alcanzar la victoria en la lucha por la gubernatura.
En cambio, en Zacatecas el PRI se mantuvo muy lejos de la probabilidad de ser gobierno. Con inmensas dificultades, apenas pudo ganar en cuatro distritos electorales y en 26 ayuntamientos, pero son los pequeños, los muy pequeños y los minúsculos, pues no llegó a obtener cuatro mil votos o más, con excepción de Pinos, donde ganó con 12 972 votos y le pegó más de dos a uno al candidato del PRD, quien apenas pudo alcanzar seis mil 73 votos. Hubo seis municipios donde el PRI logró más de cuatro mil votos: Río Grande, donde ganan con cinco mil 846 votos por cinco mil 332 del PRD, en Sombrerete, el PRI ganó con seis mil 355 votos, en Villanueva, donde el PRI alcanzó el triunfo con cinco mil 785 votos, Jerez, donde obtuvo seis mil 113 votos, que sólo le alcanzaron para un meritorio segundo lugar y, finalmente, Zacatecas, donde con sus seis mil 995 votos quedó muy lejos de los obtenidos por el ganador de la plaza, el PAN: 15 996 votos.
Ahora bien, el PRD ganó 17 ayuntamientos, el PAN en nueve y el PT en seis, pero lo que es seguro es que en la elección para gobernador, el PRD volverá a ir unido y la retendrá sin problemas, pues puede ganar las dos plazas más importantes: Fresnillo y Zacatecas. Así, aunque el PRI gobierne en la mayoría de los municipios del estado, no tiene probabilidades reales de obtener la victoria en el 2010 y recuperar la gubernatura.
En cuanto al congreso local, Zacatecas tiene 18 distritos, de los cuales, el PAN ganó tres, el PRI cuatro, el PRD nueve y el PT dos. En este caso particular, desde mi punto de vista y dado que la ley electoral de Zacatecas otorga sólo ocho puntos porcentuales al partido o coalición que haya ganado la mayoría de distritos, como cláusula de gobernabilidad, la probabilidad de que el PRD obtenga 16 diputados y con ello la mayoría simple en el congreso, resulta imposible, lo que no significa que se quedará sin mayoría, aunque parezca un contrasentido, porque podría llegar a ella mediante un pacto político con el PT, lo que no resulta muy difícil de lograr.
El PRD, en las actuales circunstancias, podría tener un máximo de 13 diputados locales, lo que podría hacer muy costosa la alianza con el PT en el congreso para tener la mayoría.
Así, en Zacatecas, con una votación que apenas ronda el 30 por ciento, el PRI no tiene ninguna probabilidad sería de llegar, no ya a ganar la gubernatura, sino a ser una presencia real en el estado, un factor de poder. Para que tenga usted una idea, la suma de los votos obtenidos por el PRI en los cuatro distritos que ganó es inferior al 10 por ciento de la votación total emitida. Eso le dará a usted una idea de cómo está la situación para el PRI en aquella entidad.
Claro, habrá quienes canten loas al “enorme esfuerzo” realizado por las huestes priístas y a la “recuperación electoral” que ese partido tuvo en Zacatecas, pero serán solo eso: discursos y frases hueras, sin contacto con la dura realidad.
Por supuesto, el gran perdedor es el PRD. El PAN, con su victoria en Zacatecas, con un candidato llamado ¡Cuauhtémoc Calderón!, para mayor desgracia de los perredistas, mostró lo fácil que puede resultar vencer a un partido que tiene enfrentados a protagonistas como Ricardo Monreal, exgobernador del estado, y Amalia García, gobernadora actual. Las pugnas, las diferencias llevadas al límite, las persecuciones políticas fueron la causa y la consecuencia es el retroceso electoral del PRD y el avance del PAN.
Muchos podrían argumentar que le PRI ganó más distritos y presidencias municipales que el PAN, lo que es cierto, pero ninguna de la importancia y trascendencia política como Zacatecas.
La gobernadora decidió enfrentarse a su sucesor y perdió. Eso es un hecho. Fue una pésima apuesta. Si Amalia García no tiene la capacidad para asumir el costo de sus equivocadas decisiones, puede perder aún más.
La diferencia entre Durango y Zacatecas es muy evidente: mientras en el primer caso el gobernador logró que su partido hiciera una exitosa alianza con el Panal, en Zacatecas, Amalia García demostró que la defenestración pública de sus compañeros de partido no le ayudó a fortalecer las estructuras para las elecciones y que la guerra sorda, mediática y de aniquilamiento político no son, tampoco, las mejores estrategias para consolidar las tan necesarias alianzas para alcanzar la victoria.
Un partido unido y alianzas estratégicas fueron la diferencia en ambos estados.
Esta es la gran lección que dejan las elecciones en Durango y Zacatecas: la manera de operar políticamente de ambos gobernadores marca la diferencia en los resultados obtenidos en sus respectivos estados.
Por lo pronto, como dicen que dijo el alcalde de Lagos: ¡el que tenga su caballo que lo amarre y el que no, que no!
TRES COMENTARIOS AL MARGEN
1. Me parece acertada la decisión de hacerles análisis químicos a los alumnos de primaria y secundaria para ver si han consumido algún tipo de drogas. Por supuesto, previamente se debe obtener la autorización de los padres de familia.
Me parece que la Secretaría de Educación podría aprovechar el viaje y hacer estudios realmente completos para saber si los alumnos padecen anemia y ver algunos otros indicadores. Entonces sería todavía más provechoso el examen.
2. Demagógica a más no poder, la pose, que eso es, de la senadora panista Martha Leticia Sosa de Rodríguez, respecto de las modificaciones propuestas a la ley del ISSSTE y asegurar que su bancada, la del PAN, podría iniciar el proceso de modificación de dicha ley.
Eso no sólo es una gran mentira de la señora senadora, pues su bancada no quiere siquiera oír hablar de la mentada ley del ISSSTE, sino que demuestra a las claras su desfachatez y, a la vez, el desprecio que tiene por los ciudadanos colimenses, porque si realmente le interesara, o le hubiera interesado en su momento, la opinión de los derechohabientes del ISSSTE, los habría consultado antes, antes, de haber levantado el dedo para aprobar dicha ley. Su desfachatez y demagogia no tiene comparación en el medio. Ni siquiera Jorge Luis Preciado llegó a esos niveles.
Pero esos senadores fueron electos por la voluntad ciudadana, así que ahora los padecemos todos.
3. “Afirmo sin reservas las cosas más discutibles, y me hace mucha gracia que los otros me crean dispuesto a defender mis afirmaciones.” Teresa Nava
No hay comentarios.:
Publicar un comentario